Fernando Gaviria se queda a mil¨ªmetros de Fabio Jakobsen en la Vuelta a San Juan
El sprinter colombiano del Movistar, segundo en la segunda etapa de la carrera argentina tras el neerland¨¦s del Soudal
En los ¨²ltimos metros, Fernando Gaviria no tiene equipo. Se trabaja ¨¦l solo la llegada, entre armadas imponentes, contra el tren Soudal, como se trabaja el camarero del dedo herido en la sala de prensa a la linda voluntaria, que con habilidad, ternura, determinaci¨®n y elegancia le pide el tel¨¦fono para llamar a su padre, pues ¨¦l se qued¨® sin cr¨¦dito, y en ¨¦l marca su propio n¨²mero y se llama, y cuando le suena, la cortejada exclama, ah, te llaman, y ¨¦l sonr¨ªe, sos vos quien me llama, ya tengo tu n¨²mero y ya nos citaremos¡ As¨ª Gaviria se coloca, acelera, se adelanta, veloz decidido, y, arriesgado roza su tubular con el de Fabio Jakobsen, el vag¨®n veloz del tren Soudal, el de Remco, el de Morkov, y sencillamente pierde por mil¨ªmetros porque el neerland¨¦s, tan r¨¢pido por lo menos, no es un sonso y lanza la bici una d¨¦cima de segundo antes que el antioque?o, quien ya tiene el n¨²mero, al menos de Jakobsen, el intocable campe¨®n de Europa. Solo le falta lograr la cita con ¨¦xito. Y en su equipo, el Movistar, que cree en ¨¦l, sonr¨ªen. Es el inicio de una larga pelea, quieren creer.
Tercero, espectador en primera fila, casi actor, un veloz vasco, Jon Aberasturi, y el l¨ªder a¨²n, Sam Bennet, es el cuarto en la recta de San Jos¨¦ de J¨¢rchal, donde, pasados cuatro escollos precordillera del Cuyo, los algarrobos y las retamillas, y los pedruscos del casi desierto que la rodean, son huertas de cebollas, y la avenida es la avenida Per¨®n, y el estadio de al lado, el estadio Papa Francisco.
Y entre la algarab¨ªa y los tamborazos no hay espacio para que se oiga la Cuyana de Ginastera al piano, la m¨²sica que mejor acompa?a un recorrido llano y recto, sin viento, con calor tremendo de verano, terreno para las enso?aciones de Gaviria y para que a Jakobsen se le calmaran los pulsos, acelerados la v¨ªspera en el caos de la Capital, donde, confiesa, pas¨® miedo, y eligi¨® la seguridad de no disputar el sprint frente al riesgo que correr¨ªa intentando ganar. ¡°Mucho mejor ahora¡±, dice. ¡°Habl¨¦ con la organizaci¨®n por la noche y me prometieron m¨¢s seguridad, y la hemos tenido. Es necesaria: estos sprints son tan r¨¢pidos como los del Tour de Francia¡±.
Gaviria disputa su mejor sprint en a?os, pero dice que no, que no fue bueno porque no gan¨®, que otras veces disputa peor y gana, pero agradece al equipo su esfuerzo, su cambio de cultura, la agilidad de pedal de Albert Torres, pistard como ¨¦l, el trabajo de Vinicius Rangel, arrojado brasile?o, y culpa a las curvas finales de su soledad y de su mala colocaci¨®n. ¡°Jakobsen se nos anticip¨® un poco¡±, explica, ¡°y cuando remontaba se acab¨® la carretera¡±.
El colombiano, de 28 a?os, inicia la temporada del 23 como inici¨® la del 15, un paisa de 20 a?os que derrot¨® al mito Cavendish dos veces despu¨¦s de prepararse meticulosamente en el vel¨®dromo de Medell¨ªn con el t¨¦cnico Jhon Jaime Gonz¨¢lez. ¡°He vuelto a la pista. Quiero recuperar el golpe de pedal que da el pi?¨®n fijo¡±, explica el ciclista de La Ceja, pistard de clase mundial antes que rutero, y dos oros mundiales en ¨®mnium y participaci¨®n en los Juegos de R¨ªo. Desde entonces no hab¨ªa vuelto al vel¨®dromo. ¡°He decidido con el equipo intentar clasificarme para los Juegos de Par¨ªs. Y disfruto mucho entrenando all¨ª¡±. Y all¨ª encuentra la habilidad, el hueco m¨ªnimo junto a la C?te d¡¯Azur (la banda inferior del vel¨®dromo), la decisi¨®n, el arrojo del camarero que no cierra los ojos y se lanza. Y el ¨¦xito casi.
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