En el caos de San Juan se impone al sprint Sam Bennett
El irland¨¦s, primer l¨ªder de la vuelta ciclista argentina, tras una llegada en la que Gaviria y Jakobsen se despistaron en una mediana
Cuando reconstruyeron San Juan, geom¨¦trica cuadr¨ªcula, romana, despu¨¦s del terremoto destructor del 44 y asfaltaron las calles, los sanjuaninos agarraron sus patines, bolas de billar y palos de escoba y le dieron como locos al hockey, como tan locos llegan a sus calles, a la cuadr¨ªcula azotada por el viento, y el sol de verano sigue quemando, y la hacen caos entre baches y quiebras, los ciclistas, a 60 por hora, volando, y muchos caen como bolos en un bandazo; otros, unos kil¨®metros m¨¢s adelante, a menos de dos de la meta, se equivocan de carril en la avenida dividida por una mediana; el neerland¨¦s Fabio Jakobsen se pierde, el colombiano Fernando Gaviria, tambi¨¦n, y Sam Bennet, el tercero de la sant¨ªsima trinidad del sprint, gana en la l¨ªnea trazada delante del estadio Aldo Cantoni, la catedral mundial del hockey patines, donde tantos Mundiales se han jugado, seis, el templo de Jos¨¦ Luis P¨¢ez, el m¨¢s grande. Y para ¨¦l es como los Campos El¨ªseos, donde gan¨® de verde en el Tour del 20. Segundo fue el lanzador de Jakobsen, Morkov, y tercero, Nizzolo. M¨¢s atr¨¢s, un coloso ruso, Syritsa, y muchos famosos, Sagan, Viviani, Gaviria¡
Y un campe¨®n mundial, justamente, el belga Remco Evenepoel, hace brillar su arcoiris como prometi¨®, de locomotora a 70 en cabeza del pelot¨®n durante tres kil¨®metros, cinco minutos de esfuerzo y vale.
As¨ª es la Vuelta a San Juan, gran ciclismo deslocalizado en territorios con tradici¨®n pero no campeones, sino equipos locales -Chimbas te quiero, Virgen de F¨¢tima, Municipalidad de Pocitos, Municipalidad de Rawson, el ciclismo es el deporte del pueblo tambi¨¦n-, un cura que bendice a todos en la salida invent¨¢ndose en la ceremonia una Virgen, Nuestra Se?ora de la Bicicleta, a la que declara patrona de los ciclistas y, al atardecer, espectadores con el termo del mate bajo el sobaco izquierdo, la cazoleta del mate en la derecha y la bombilla en la boca.
Y entre ellos, un peque?o cuento moral. Jakobsen, que estuvo a punto de morir en una ca¨ªda, dos a?os despu¨¦s, y ya considerado el mejor sprinter del mundo, se declara ¡°m¨¢s viejo, m¨¢s fuerte y un poquito m¨¢s sabio¡±, y recuerda c¨®mo cuando ¨¦l lleg¨® al pelot¨®n, tanto Bennett como Gaviria eran los que ganaban, y que la motivaci¨®n por derrotarlos guio su recuperaci¨®n. Su ascenso supuso la salida del Quick Step de sus dos ¨ªdolos. Primero, el colombiano; luego, el irland¨¦s. Y solo reinaba en ese equipo, ahora llamado Soudal, el neerland¨¦s, y su equipo controla la etapa, ida y vuelta por una autopista, viento y vi?edos, rectas eternas, y nadie piensa que no gane porque, as¨ª es el ciclismo, una de las leyes del pelot¨®n es la de que quien deja el Quick Step no vuelve a ganar. Ahora en el Bora, Bennett, el irland¨¦s que gan¨® la segunda etapa de la ¨²ltima Vuelta, volvi¨® a ganar. Rompi¨® una ley y volvi¨® a demostrar que en el ciclismo, en el deporte, la ¨²nica ley que es dogma es la de su impredecibilidad, su fuerza. ¡°La sensaci¨®n del primer sprint de la temporada es que siempre son duros y muy nerviosos. El primero es el m¨¢s peligroso siempre y por eso a veces no consigues el resultado que quieres¡±, explica el irland¨¦s, de 32 a?os, que ya gan¨® en San Juan en 2019, con el Quick Step, claro, y con Morkov de lanzador. ¡°He tenido unas sensaciones excelentes¡±.
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