El talentoso Quinn Simmons sorprende a los sprinters en la Vuelta a San Juan
El jovencito ciclista estadounidense de Durango ataca en el falso llano del aut¨®dromo de Villicum y logra que los velocistas mueran a sus pies
Calor Tour. 40 grados y un sol que cuece las piedras. Carrera Tour. Pelot¨®n atacado. Nervioso. Viento que cambia. 45 de media por el desierto entre arena volc¨¢nica por las rectas interminables de la ruta 40, Chimbas, que tiene equipo ciclista y hace honor al significado de su nombre en quechua, pedregal, Pocito y sus huertas lujuriosas, olivos, vi?edos, y un cerrillo pelado en el que se amontonan las cenizas de los 10.000 habitantes de San Juan muertos en el terremoto de 1944. Y los ciclistas vuelan como el viento.
Como en los Juegos de Tokio, y Richard Carapaz bien se acuerda, en Fuji; como el Mundial de Julian Alaphilippe en Imola, un final en un circuito de velocidad nuevo, asfalto flamant, y un corredor nuevo, muy bueno, melena pelirroja, barba revoltosa, Quinn Simmons, que juega con el empe?o de Remco Evenepoel, y el campe¨®n del mundo se pierde en las curvas del circuito, laber¨ªnticas, cuando quiere imponer su velocidad tremenda al pelot¨®n estirado. Simmons, estadounidense de Durango (Colorado), 21 a?os, ya campe¨®n del mundo j¨²nior en 2019, no se pierde. Ha estudiado la llegada sobre su Trek. Tiene las ideas claras. Salta en un cruce y sorprende. Queda poco m¨¢s de un kil¨®metro. Mantiene la velocidad. Incluso la incrementa. Acelera, acelera en un falso llano que hace gritar las piernas, y en los labios arde el silencio y esperan las maldiciones. Gana Simmons. Los sprinters, Richeze, que tuvo la misma idea que ¨¦l pero se qued¨® corto, Sam Bennett, que sigue de l¨ªder de la Vuelta a San Juan, Fernando Gaviria, que llega tarde, mueren a los pies de un ciclista que se hizo famoso antes que por sus escasas victorias a¨²n por la suspensi¨®n temporal con que le castig¨® su equipo, el Trek, hace un par de a?os por un tuit, un emoji, una palma de la mano, negra, diciendo bye bye en respuesta a un comentarista de ciclismo que dec¨ªa que aquellos a los que les cayera bien Donald Trump mejor har¨ªan en dejar de seguirle. Desde entonces no ha abierto el pico fuera de respuestas puramente ciclistas.
La carrera argentina en la que solo ganan este a?o grandes ciclistas, Bennett, Jakobsen, Simmons, se decidir¨¢ el viernes, en un final en alto. El jueves, descanso. El mi¨¦rcoles otra etapa entre volcanes, y una subida larga y tendida hasta m¨¢s de 2.200 metros y desierto, antes de descender hacia Barreal y su Pampa del Leoncito, la huella de un lago seco de 14 por cinco kil¨®metros, tierra blanca y firme que deslumbra, ni un arbusto y carreras de carros a vela.
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