El secreto para florecer en el tenis
La inversi¨®n en el deporte, una cultura de competici¨®n cuidada y un sistema de formaci¨®n perfectamente estructurado son claves para que emerja el talento
Encender el motor del coche, tomar una carretera desconocida y recorrer el camino hasta agotar el combustible sin un destino concreto. En muchas ocasiones, la vida nos coloca ante una situaci¨®n similar, donde nos esforzamos por avanzar sin saber a d¨®nde nos dirigimos. En un deporte tan solitario como el tenis, esta realidad ocupa la mente de muchos al inicio del camino.
Obviamente, las ilusiones siempre est¨¢n presentes, muchos sue?os cruzan tu cabeza, pero tambi¨¦n esa voz consciente que te coloca los pies en el suelo. Es un deporte de derrota frecuente y triunfo excepcional. Donde incluso la posibilidad de ser derrotado, que ya implica estar presente, llega a ser un privilegio.
Hace muchos a?os, el tenis estadounidense era dominador en el circuito masculino. Algo parecido suced¨ªa con la competici¨®n femenina, que ha colocado nombres eternos en la historia de este deporte.
Muchos factores ayudaban a que hubiera m¨¢s combustible en ese dep¨®sito. El poder econ¨®mico de la federaci¨®n estadounidense, las grandes instalaciones, una amplia organizaci¨®n de torneos¡ En definitiva, una base s¨®lida para ayudar econ¨®micamente a los jugadores. El talento se trabaja, nadie va a llegar con un pasaporte en su mano, pero el talento tambi¨¦n se arropa.
Durante mi carrera me he encontrado realidades que es complicado ignorar. Son muchas las historias de tenistas que han jugado un partido sabiendo que podr¨ªa ser el ¨²ltimo por cuestiones econ¨®micas. Ganar o dejarlo a un lado. No tener ayudas implica no acceder a una mejor formaci¨®n, con entrenadores o preparadores f¨ªsicos y todo lo que envuelve a un tenista profesional.
Muchos se acordar¨¢n de Jimmy Connors, John McEnroe, Jim Courier, Pete Sampras o Andre Agassi. Son historia de nuestro deporte, l¨ªderes de varias generaciones de tenistas, llegando en alg¨²n momento de su carrera a la cima del ranking y a los trofeos de Grand Slam. Desde que Andy Roddick ganase el US Open en 2003, sin embargo, el tenis masculino estadounidense no ha vuelto a coronar un major.
El nivel medio en los circuitos ha crecido mucho en los ¨²ltimos 20 a?os. La competitividad y la exigencia se ha multiplicado, la cantidad de torneos se ha disparado a nivel global y pa¨ªses sin tradici¨®n se han sumado al tablero, aumentando el n¨²mero de actores que compiten por todo. Esto se convierte en m¨¢s oportunidades para jugadores fuera de Estados Unidos y un deporte m¨¢s profesionalizado.
Normalmente, un jugador que quiere llegar a ser profesional y alcanzar la ¨¦lite debe viajar a otros pa¨ªses. Lo habitual es que no haya una estructura fuerte ni un calendario lo suficientemente amplio para desarrollarte sin salir de las fronteras de tu pa¨ªs.
Una historia bien diferente ha escrito Ben Shelton, tenista estadounidense de 20 a?os que ha alcanzado los cuartos de final en este Abierto de Australia. Lo curioso de su historia es que nunca hab¨ªa salido de su pa¨ªs hasta hace unas semanas. Con un juego notable, se ha colocado entre los ocho m¨¢s fuertes de un Grand Slam, y buscar¨¢ las semifinales ante su compatriota Tommy Paul.
Aunque sea una excepci¨®n en un mundo globalizado, son realidades que hay que valorar en todo momento. La inversi¨®n en el deporte, una cultura de competici¨®n bien cuidada y un sistema de formaci¨®n perfectamente estructurado hacen florecer al atleta en su m¨¢xima expresi¨®n.
Puedes seguir a EL PA?S Deportes en Facebook y Twitter, o apuntarte aqu¨ª para recibir nuestra newsletter semanal.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.