Pascal Siakam y el baloncesto infinito
Paradigma del nuevo baloncesto, que difumina posiciones en pista y abre el abanico de los recursos t¨¦cnicos sin importar la talla del que los posea, Siakam est¨¢ dando un paso m¨¢s en su carrera
Lleg¨® tarde. Pascal Siakam no comenz¨® a practicar el baloncesto de forma organizada hasta bien entrados los 17 a?os. Pero lleg¨® para quedarse. Ni siquiera ocho despu¨¦s se proclamaba campe¨®n de la NBA, con los Raptors de Toronto, resultando adem¨¢s pieza clave en aquel hito, el mayor de la franquicia canadiense en su historia. Otros cuatro a?os m¨¢s tarde ha llevado su baloncesto a la m¨¢xima vanguardia, la fusi¨®n t¨¦cnica y posicional.
Siakam es uno de esos jugadores sin cors¨¦, a los que no es posible acotar. Ejerce indistintamente de creador, finalizador o soldado, pudiendo adem¨¢s afrontar con plenas garant¨ªas cualquier emparejamiento defensivo, sea cual sea el perfil que haya enfrente. El africano podr¨ªa a los ojos de cualquiera no tener posici¨®n definida porque b¨¢sicamente, y seg¨²n el momento, su juego viene a englobarlas todas.
No siempre fue as¨ª. Cuando Masai Ujiri, actual ¡®General Manager¡¯ de los Raptors, le vio por primera vez en acci¨®n, hace m¨¢s de diez a?os en su Camer¨²n natal, Siakam era solo un embri¨®n. Uno tan profano en los fundamentos del juego como ubicuo en su puesta en escena. Y es que supl¨ªa su falta de recursos t¨¦cnicos con una presencia e instinto fuera de lo com¨²n.
Fue aquello, de hecho, lo que enamor¨® al reputado ejecutivo ingl¨¦s. Semejante fuego interno, unido a su particular molde atl¨¦tico, que aunque muy delgado resultaba felino y asombrosamente coordinado para rebasar los dos metros, hac¨ªa sugerir que su l¨ªmite pod¨ªa ser el cielo.
Pese a la tradici¨®n familiar, con sus tres hermanos mayores (Boris, Christian y James) recibiendo en su d¨ªa becas universitarias para jugar en Estados Unidos, el primer contacto serio de Siakam con el deporte de la canasta lleg¨®, en su pa¨ªs, durante el campus organizado por el entonces jugador profesional Luc Richard Mbah a Moute. Era el a?o 2011. Uno despu¨¦s repiti¨® y convenci¨®. Entonces le informaron de que hab¨ªa sido elegido para participar en el prestigioso evento ¡®Baloncesto sin Fronteras¡¯, que sirve a muchos j¨®venes como puente de acceso al sue?o de alcanzar una nueva vida en la ¨¦lite.
No ser¨ªa hasta aquel a?o 2012 cuando Siakam entendiese que aquel evento era la llave de su futuro. En el fondo, aquel joven segu¨ªa apesadumbrado por la decepci¨®n causada a su padre a?os antes, cuando esquiv¨® la fe que a ¨¦l le habr¨ªa gustado que desarrollase. ¡°Me sent¨ª mal por no cumplir su deseo, no quer¨ªa ir en contra de mi padre, no conoc¨ª un hombre mejor que ¨¦l¡±, admitir¨ªa.
Tchamo, su progenitor, intern¨® a Pascal -a los 11 a?os- en el seminario St. Andrew¡¯s, en Bafia (Camer¨²n), con la idea de que fuese sacerdote. Una idea que, cuando Pascal ten¨ªa quince, ya parec¨ªa descartada. Y pese a que aguant¨® en el seminario hasta los 18, el fin acabar¨ªa siendo otro. El padre Armel Collins, a su cuidado, defendi¨® que si bien no podr¨ªa hacer de Siakam un sacerdote, s¨ª pod¨ªa ense?ar a aquel adolescente valores que guardase toda una vida.
Aunque tarde, el baloncesto cambiar¨ªa la vida de Siakam. Entonces ¨¦l no lo sabr¨ªa, pero tambi¨¦n suceder¨ªa al contrario. Tras un breve periplo en una peque?a academia en Lewisville (Texas), durante su primer a?o universitario en New Mexico State Pascal notaba, en cada llamada telef¨®nica a casa, el orgullo en la voz de su padre, por lo que estaba haciendo. Ser¨ªa tr¨¢gicamente otra llamada, en esta ocasi¨®n de su hermana Raissa, la que partir¨ªa su vida en octubre de 2014.
Su padre, Tchamo, hab¨ªa fallecido a causa de los da?os provocados por un accidente de coche en Camer¨²n. Raissa llamaba para informar a un Pascal que qued¨® en shock. ¡°No recuerdo nada m¨¢s de aquella conversaci¨®n¡±, llegar¨ªa a confesar a la periodista Jackie MacMullan. Lo que no ha olvidado es lo que sucedi¨® a continuaci¨®n: no podr¨ªa coger un vuelo e ir al funeral de su padre.
Su visado estaba a¨²n en tr¨¢mite y, en caso de volar a Camer¨²n, exist¨ªan opciones de que despu¨¦s no pudiera volver. Sus hermanos, incluso su madre, insistieron para que no cogiese ese avi¨®n y se agarrase a la oportunidad que el baloncesto le brindaba. Defend¨ªan que era lo que a su padre le hubiera gustado. As¨ª acabar¨ªa siendo.
Uno de sus hermanos, James, revelar¨ªa que aquel suceso marc¨® para siempre a Pascal. Su t¨¦cnico entonces en la universidad, Marvin Menzies, ahondar¨ªa en c¨®mo. ¡°Pas¨® a ser mucho m¨¢s obsesivo con su desarrollo, ten¨ªa clara la motivaci¨®n de hacer sentir orgulloso a su padre¡±, contar¨ªa.
El camino de Siakam a la NBA no fue sencillo. Fue elegido a finales de primera ronda del Draft en 2016 y tuvo que navegar por la liga de desarrollo, con sus puntos altos y bajos, hasta recibir una oportunidad consistente en los Raptors. Cuando le lleg¨®, no la desaprovech¨®. Pascal jugaba en su nombre y en el de la memoria de su padre.
Su carrera, que a estas alturas ya incluye distintos hitos individuales y, sobre todo, un campeonato como pieza clave de los Raptors (2019), no entiende de dificultades sino de oportunidades. Todo se reduce a mirar hacia adelante y llegar a ser su mejor versi¨®n.
As¨ª, aquel espigado chico que al borde de los 18 apenas botaba de forma fluida y no conoc¨ªa las rutinas colectivas de un equipo es hoy, poco m¨¢s de una d¨¦cada despu¨¦s, uno de los perfiles m¨¢s vers¨¢tiles y representativos de la nueva era en el baloncesto. Y es que ni siquiera sus 25 puntos, 8 rebotes y 6 asistencias por partido hacen justicia a su impacto.
Pascal es un jugador total, tan exuberante e incansable en lo f¨ªsico como refinado en lo t¨¦cnico, donde sus fundamentos en manejo de bal¨®n y capacidad de pase le han llevado a un nivel anta?o imaginable.
Siakam apareci¨® tarde. Hoy, sin embargo, su baloncesto apunta a infinito.
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