El secreto mejor guardado de Haaland

Tratando de explicar el secreto mejor guardado de su ¨¦xito, un conocido diario argentino lleg¨® a afirmar el pasado mes de septiembre que Erling Haaland prefer¨ªa los alimentos frescos a los congelados: excelente conclusi¨®n, muy bien jugado. De todas formas, e intuyendo que la ingesta regular de ar¨¢ndanos silvestres y bacalao Skrei no aclarar¨ªa del todo la explosi¨®n futbol¨ªstica del noruego, el mismo reportaje inclu¨ªa las declaraciones del preparador personal de Haaland en Alemania quien ¡ªm¨¢s bien al contrario¡ª no elud¨ªa su cuota de responsabilidad en la creaci¨®n del monstruo. ¡°Dise?¨¦ un circuito en el que Erling deb¨ªa golpear un saco en una de las estaciones¡±, afirmaba el tal Steenslid al ser interrogado por esa receta prodigiosa capaz de convertir en dios al m¨¢s com¨²n de los humanos.

Resulta curioso el modo en el que algunos periodistas y aficionados esquivamos las verdades m¨¢s sencillas y universales del f¨²tbol al tiempo que buscamos refugio en distorsiones mucho m¨¢s elaboradas, m¨¢s de asamblea universitaria o story en Instagram. Desde muy chicos, en la calle, en el patio o en el campo de entrenamiento, ni?os y ni?as aprendemos a reconocer el talento sin necesidad de ahondar en sus causas. Sabemos qui¨¦nes son los buenos de verdad porque los vemos tirar ca?os con la mirada distra¨ªda, que es la belleza huyendo del esfuerzo, mientras los dem¨¢s nos encabritamos al tratar de aparentar lo que no somos, sudorosos, viles y caprichosos, incapaces de admitir lo evidente y rechazar el beso c¨®mplice y mentiroso de mam¨¢ o pap¨¢.

¡°Sue?o con tocar cinco balones en un partido y meter cinco goles¡±, ironizaba el delantero noruego en una entrevista reciente. Se debat¨ªa en aquellos d¨ªas de resultados dispares si Haaland no estar¨ªa marcando demasiado goles para lo poco que entraba en juego, un punto problem¨¢tico donde los haya porque, como bien es sabido, lo real jam¨¢s ganar¨¢ en fascinaci¨®n a lo imaginario. Ya ocurri¨® algo similar en la primera temporada de Guardiola al frente de los Sky Blue, con infinidad de analistas y tertulianos pregunt¨¢ndose de qu¨¦ val¨ªa jugar tan bien el f¨²tbol. ¡°He visto que las verduras, en Inglaterra, no tienen alma¡±, dijo en cierta ocasi¨®n el actor estadounidense Manish Dayal sin referirse al mundo del f¨²tbol ni a Haaland en concreto, al menos que yo sepa, lo cual habr¨ªa hecho las delicias de alg¨²n periodista argentino y no pocos exfutbolistas ingleses, hoy reciclados en chamanes de lo t¨¢ctico hasta el punto de poner en duda la trascendencia del gol.

El ¨¦xito tiene tantos padres que a Erling Haaland no le bastar¨¢ con acreditar los m¨¦ritos biol¨®gicos del suyo, futbolista de ¨¦lite hasta que Roy Keane le parti¨® una rodilla poniendo cara de Rupert Murdoch. Cada gol y cada r¨¦cord vendr¨¢n acompa?ados del correspondiente mordisquito a una manzana que va camino de superar en importancia a la que Newton utiliz¨® para explicar a su teor¨ªa universal. La pelota no entra por azar, se titulaba el libro que Ferran Soriano escribi¨® tras su exitoso paso por el Bar?a. Por fortuna, hoy sabemos que la pelota acostumbra a entrar porque la chutan tipos como Haaland, o como Messi, no porque un dietista les proh¨ªba comer pizzas del Dr. Oetker o un ejecutivo les se?ale las l¨ªneas de puntos a rellenar sobre el contrato.

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