Hablar del tema
Llegados a este punto y a la espera de explicaciones, vale la pena preguntarse si, en alg¨²n momento alg¨²n dirigente del Bar?a se dirigi¨® a Negreira para pedir una hoja de reclamaciones
Es probable que el Bar?a merezca su extinci¨®n inmediata como club y como religi¨®n, a¨²n no lo sabemos con certeza. Tres semanas despu¨¦s de destaparse el esc¨¢ndalo sobre los pagos millonarios a Enr¨ªquez Negreira, vicepresidente del CTA, los socios y aficionados blaugrana contin¨²an a la espera de una explicaci¨®n por parte de los responsables del club aunque, llegados a este punto de extremo abandono, no despreciar¨ªan las de un irresponsable cualquiera, un paracaidista del mont¨®n. ¡°Haremos una rueda de prensa para hablar del tema¡±, asegur¨® el presidente Laporta en un acto organizado por el Grupo God¨® en Barcelona: al menos por esta vez, nadie podr¨¢ acusarle de actuar a golpe de improvisaci¨®n.
La fe es lo ¨²ltimo que se pierde y tu equipo de f¨²tbol es parte de la familia. ¡°Todo tiene soluci¨®n menos la muerte¡±, suelen decir nuestras abuelas, que acostumbran a hablar como presidentas no electas y son las primeras en verle las orejas al lobo. ¡°El Bar?a no se ha dedicado a comprar ¨¢rbitros¡±, perjur¨® Laporta en ese mismo acto, pero evitando ¡ªuna vez m¨¢s¡ª ofrecer las explicaciones pertinentes sobre qu¨¦ carajo hizo el Bar?a durante tantos a?os y, lo que resulta todav¨ªa m¨¢s incomprensible e intrigante: ?qu¨¦ era tan importante como para poner en riesgo la credibilidad y el legado de la Sant¨ªsima Trinidad azulgrana? Ya veremos de qu¨¦ manera se puede evitar el trance de ver a Messi o a Guardiola admitiendo a Enr¨ªquez Negreira como animal forzoso de compa?¨ªa, si es que se puede.
Destruir el recuerdo de aquel equipo siempre fue una obsesi¨®n para quienes vivieron esos a?os de revoluci¨®n futbol¨ªstica en Espa?a como una agresi¨®n a sus principios morales. Se intent¨® de todas las maneras, incluidas las acusaciones de dopaje o la insinuaci¨®n de favores federativos. La guerra fue tan cruenta que por el camino salieron escaldadas grandes figuras de consenso como Vicente del Bosque o Iker Casillas. El mundo del f¨²tbol dif¨ªcilmente olvidar¨¢ los m¨¦ritos deportivos de aquel equipo de ensue?o, pero tampoco resultar¨ªa descabellado que el revisionismo termine extendiendo la sombra de la duda. A fin de cuentas, ?qu¨¦ dir¨ªan los aficionados del Bar?a sobre los triunfos de su gran rival en ciertas ¨¦pocas si se destapase una trama semejante? Quiz¨¢s habr¨ªa que exhumar por segunda vez a Franco, qui¨¦n sabe.
Que Laporta anuncie una rueda de prensa para ¡°hablar del tema¡± tampoco da mucha confianza, qu¨¦ quieren que les diga. Por el mismo precio podr¨ªa haber dicho que convocar¨ªa a los medios de comunicaci¨®n para ¡°hablar de la movida¡±, que tambi¨¦n es un uso coloquial del idioma y mucho m¨¢s acorde con los tiempos que corren, y ah¨ª s¨ª que empezar¨ªan a preocuparse de verdad quienes dan por hecho que el Bar?a dedicaba sus ahorros de los domingos en asegurarse los mejores arbitrajes. Tampoco es que fuesen todos para tirar cohetes, oiga, que uno tambi¨¦n tiene su memoria y recuerda aut¨¦nticos esperpentos en contra del negociado. Y es por eso que, llegados a este punto y a la espera de explicaciones, tambi¨¦n valga la pena preguntarse si, en alg¨²n momento y a lo largo de estos a?os, alg¨²n dirigente del Bar?a se dirigi¨® al tal Negreira o a su hijo para pedir una hoja de reclamaciones: son detalles anecd¨®ticos que no sirven para nada, lo s¨¦, pero dan cierto gustito.
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