Una Roma de hormig¨®n frena a la Real Sociedad
El equipo donostiarra se estrella contra el muro que plante¨® Mourinho
Fuera de Europa, la Real se lamer¨¢ las heridas en la Liga. Al m¨¢s depurado estilo Mourinho, la Roma sali¨® viva de Anoeta, sin encajar ning¨²n gol y administrando la ventaja del Ol¨ªmpico (2-0). El acoso donostiarra fue tan brutal como est¨¦ril ante el muro que mont¨® el portugu¨¦s. De hormig¨®n armado.
La Roma quer¨ªa jugar poco y poco se jug¨®, entre interrupciones, asistencias m¨¦dicas y dem¨¢s incidentes, algunos de ellos protagonizados por el ¨¢rbitro, que se convirti¨® en bulto sospechoso cinco veces en las que le golpe¨® la pelota. Y as¨ª Mourinho era feliz, pase¨¢ndose por el ¨¢rea t¨¦cnica, con las manos en los bolsillos, escuchando al orfe¨®n de la grada desga?it¨¢ndose, pero sin que ese empuje repercutiera en la Real, porque los donostiarras se mov¨ªan cerca del ¨¢rea, pero no consegu¨ªan encontrar los espacios dentro. All¨ª s¨®lo se ve¨ªan camisetas de color rojo imperial.
Hacia el otro lado se prodigaba poco la Roma, aunque silenci¨® a la grada cuando un disparo de Dybala golpe¨® en Zubeldia, despist¨® a Remiro y se fue a c¨®rner por cent¨ªmetros. Bien sujetado Oyarzabal, se echaba en falta su frescura, y el ingenio de Silva s¨®lo llegaba para propiciar disparos desde lejos. Los de Brais y Merino los bloc¨® Rui Patricio sin titubear. Pero cada llegada romana era un sufrimiento, y respir¨® Imanol cuando en un saque de esquina remat¨® Smalling y anot¨®, aunque el VAR determin¨® que la pelota le hab¨ªa golpeado en un brazo.
En la segunda mitad, lo mismo o m¨¢s. Jugaba la Roma al desquicie de la Real. Los m¨¦dicos italianos trabajaban m¨¢s que los delanteros con tanta asistencia ambulatoria; jugar m¨¢s de cinco minutos sin interrupciones se convirti¨® en un imposible. Apretaba la Real como si no hubiera un ma?ana, que no lo hab¨ªa, y entre la impenetrable defensa visitante y la escasa fortuna, corr¨ªan los minutos sin que se encendiera el marcador.
Poco antes de despedirse, Oyarzabal tuvo una doble ocasi¨®n de las que siempre entran, en un c¨®rner que remat¨® a dos pasos del gol. Estrell¨® el primer remate en Rui Patricio; el segundo, con el portero en el suelo, golpe¨® el larguero y cay¨® a la l¨ªnea. Un rato m¨¢s tarde, el remate de Zubeldia en plancha se march¨® por arriba. No encontraba la manera el equipo donostiarra pese al asedio, y as¨ª sigui¨® todo hasta el final. Mourinho gan¨® a su estilo.
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