La Copa de las Brigadas de Navarra
La competici¨®n fue el proyecto estrella de la Espa?a nacional. Participaron Real Sociedad, Real Uni¨®n, Osasuna, Deportivo Logro?o, Tolosa, Oriamendi y Alav¨¦s, que gan¨® el torneo
Al hilo de las competiciones celebradas en zona republicana durante la guerra -la Copa de la Espa?a Libre, reconocida por Rubiales, y la Liga Mediterr¨¢nea que pretende homologar el Bar?a- me han preguntado si en la Espa?a nacional se produjeron casos as¨ª. Existe el caso de la que se concibi¨® como Copa de la Espa?a Liberada, pero se llam¨® finalmente Copa de las Brigadas de Navarra.
Tras la ca¨ªda del Pa¨ªs Vasco, se crea en junio de 1937 en San Sebasti¨¢n la Federaci¨®n Espa?ola franquista que en agosto solicita reconocimiento a la FIFA. Dominaba 12 federaciones regionales por s¨®lo 4 de la republicana. La FIFA decide en septiembre reconocer a las dos el derecho a organizar competiciones en su ¨¢mbito e incluso a montar selecci¨®n ¡°sin que sus partidos puedan tener car¨¢cter o uso de partidos oficiales¡±. La del lado nacional har¨ªa dos, contra Portugal, que no constan en el palmar¨¦s oficial. La republicana no hizo ninguno.
Selecci¨®n aparte, el proyecto estrella fue la Copa de la Espa?a Liberada, que cambi¨® ese nombre para homenajear a las Brigadas de Navarra, de papel decisivo en la batalla del Norte. Participaron Real Sociedad, Real Uni¨®n, Alav¨¦s, Osasuna, Deportivo Logro?o, Tolosa y Oriamendi, equipo de la Agrupaci¨®n Carlista de Baracaldo. Oriamendi es, aparte de un monte en cuya falda los carlistas ganaron una importante batalla a los liberales, el nombre del himno oficial del carlismo (Por Dios, por la Patria y el Rey¡).
Se jug¨® en liguilla de 7, descansando uno cada jornada. Los cuatro primeros jugar¨ªan semifinales. Como en la zona mediterr¨¢nea, aterrizaron muchos jugadores procedentes de otros equipos. La primera fase empez¨® el 13 de febrero de 1938 y termin¨® el 24 de mayo. La segunda vuelta se anim¨® con el regreso de los muchos internacionales que estuvieron con la selecci¨®n que jug¨® con Portugal. Se completaron todos los partidos menos el Oriamendi-Tolosa de la ¨²ltima jornada, que ya no influ¨ªa en la clasificaci¨®n.
Las semifinales, 5 y 12 de junio, dieron la final Alav¨¦s-Oriamendi a costa de Real Uni¨®n y Osasuna. Se jug¨® el 26 de junio en el viejo San Juan de Pamplona. Gan¨® el Alav¨¦s 2-1, con goles de Olivares, exjugador del equipo que pertenec¨ªa al Zaragoza, al que volver¨ªa tras la guerra.
Fue organizada por la Federaci¨®n Espa?ola de la que la de ahora es continuidad, pero no hay duda de que el nombre de la competici¨®n no ayuda a una reivindicaci¨®n que en cualquier caso el Alav¨¦s no plantea. Poca gente recuerda eso all¨ª, salvo un historiador de f¨²tbol local, Emilio Qu¨ªlez.
La Copa Coronaci¨®n del Athletic
La reivindicaci¨®n m¨¢s antigua y quiz¨¢ con mayor base es la del Athletic de la Copa de 1902. Creada para celebrar la mayor¨ªa de edad de Alfonso XIII, se la recuerda como Copa de la Coronaci¨®n, aunque en el trofeo se lee Primer Concurso de Foot Ball-Copa del Excelent¨ªsimo Ayuntamiento de Madrid. Fue iniciativa de Carlos Padr¨®s, el alma mater del Madrid en sus or¨ªgenes. ?l mismo convenci¨® al alcalde, Alberto Aguilera, para que donara el trofeo.
La gan¨® el Vizcaya, en la final frente al Bar?a. El Vizcaya era un equipo que formaban el Athletic Club y el Bilbao Club de F¨²tbol cuando sal¨ªan de la ciudad, para completar efectivos. Un a?o despu¨¦s el Athletic absorber¨ªa al Bilbao y ya en ese 1903 se disputar¨ªa la primera Copa del Rey, donada por el propio Alfonso XIII, de nuevo organizada por Carlos Padr¨®s, que gan¨® el Athletic. El club hace a?os que reivindica la de 1902, incluso la tiene incluida en su palmar¨¦s. Digamos que era casi la Copa y que el Vizcaya era casi el Athletic. El argumento de que no la organiz¨® la Federaci¨®n con el que a veces le han contestado es contradictorio con el reconocimiento de las siguientes, tambi¨¦n organizadas por Padr¨®s hasta la creaci¨®n de la Federaci¨®n, en 1909. El club ha conservado esa copa con mimo, la escondi¨® un tiempo en su casa el entonces capit¨¢n Alejandro Acha para salvarla de un embargo, la exhibe en su museo e incluso est¨¢ representada en la plaza de Jado, en el centro de Bilbao.
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