El Maccabi castiga al Real Madrid
El equipo israel¨ª supera a los de Chus Mateo (100-96) que, en caso de ganar el Bar?a al Valencia, finalizar¨ªan terceros de la Euroliga
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Descartada la opci¨®n de quedar primero tras el triunfo del Olympiacos sobre el Baskonia, el Madrid aguarda ahora con recelo la probabilidad de quedar tercero en caso de que el Barcelona le gane esta noche al Valencia en el Palau Blaugrana. Culpa y castigo de ¨²ltima hora del Maccabi Tel Aviv, que, en la pr¨®rroga e impulsado por Lorenzo Brown ¡ªbase norteamericano que dirigi¨® a la selecci¨®n espa?ola en el pasado y exitoso Eurobasket¡ª, someti¨® al conjunto blanco con un baloncesto de altos quilates, advertencia ante un posible nuevo encontronazo en las eliminatorias previas a la Final Four.
Pronto explic¨® el Maccabi que tiene baloncesto para aplacar a cualquiera, por m¨¢s que lo haga a r¨¢fagas. Quiz¨¢ porque as¨ª es el baloncesto de su l¨ªder, el jugador que tiene carta blanca en los ataques, un Lorenzo Brown que es capaz de lo mejor y de lo peor. Empez¨® entonado, habituales sus bailes y giros de tobillos, trilero con el bal¨®n, sensacional en el tiro. Pero tambi¨¦n se diluy¨® a momentos, un agujero por el que se perd¨ªan balones y generaban contragolpes de un Madrid contundente, con el abanico de los registros abiertos y en plena funcionalidad. Pero tambi¨¦n era en arrebatos, nada perenne.
As¨ª lo expres¨® el equipo de Chus Mateo en el primer cuarto, atolondrado al inicio pero equilibrado despu¨¦s con ataques por dentro y por fuera, con Musa desde el per¨ªmetro y con Yabusele y Tavares bajo el aro. Y por mucho que Baldwin quisiera remarcarse en la pintura contraria, el Madrid estaba entero, concentrado, focalizado en tratar de conseguir trepar una plaza m¨¢s en la clasificaci¨®n y deshojar r¨¢pido el partido anterior ante el Breog¨¢n cuando no dieron la talla. Y bien que lo hizo en el segundo cuarto, un recital de triples. Chof, chof, chof. Lo hizo Sergio Rodr¨ªguez, le sigui¨® Rudy Fern¨¢ndez y remat¨® Hezonja con uno estratosf¨¦rico, de esos que dejan boquiabierto al rival y hasta al p¨²blico, al punto de que Colson, ya en la ¨²ltima jugada antes del entreacto, provoc¨® una personal y se gir¨® hacia el respetable para reclamar de nuevo el aliento de los suyos, al fin conformes porque de nueve redujeron la distancia a cinco (37-42).
Estrechada la ventaja, el Maccabi compareci¨® de nuevo en escena con los br¨ªos renovados, el¨¦ctrico, agresivo en defensa -algo que tambi¨¦n permiti¨® el tr¨ªo de colegiados, el contacto f¨ªsico- y con apetito y mu?eca, capaz el equipo de arrancar con un 9-0 en el cuarto (13-0 desde que el Madrid se marchara de nueve puntos). El problema del Maccabi, en cualquier caso, es que no le entraban los triples -3 de 16 hasta ese momento-, una condena que Brown, artista ¨¦l (22 puntos), se encarg¨® de remediar. Pero el partido era una monta?a rusa, ahora t¨² y luego yo, toma y daca que Yabusele acentu¨® con seis puntos de carrerilla en apenas 30 segundos. Lucha de poder y un ¨²ltimo round (65-62) por sudar. Y fue una batalla en la que Yabusele se erigi¨® en gigante, jugador de poste bajo que brill¨® con los triples, nervios de acero y mu?eca afinada que encontr¨®, adem¨¢s, la inspiraci¨®n de Deck. Ellos se bastaron para llegar a la pr¨®rroga, por m¨¢s que Dibartolomeo fallar un triple sobre la bocina que pudo resolver el envite. No fue as¨ª.
Baldwin pidi¨® entonces la bola y el protagonismo, ser el l¨ªder que reclamaba el Maccabi porque Brown ya estaba con la lengua fuera y medio lesionado. Tambi¨¦n apareci¨® Hilliard con un triple, Nebo y Sorkin con su poder¨ªo bajo el aro y sanseacab¨®. Triunfo del Maccabi y el Madrid que mira al retrovisor.
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