Batalla campal entre el Real Madrid y el Partiz¨¢n en la Euroliga

Euroliga - cuartos - jornada 2

Real Madrid

80 95

Finalizado

Partizan

Un estupendo partido de baloncesto acab¨® en una vergonzosa batalla campal en el WiZink Center. El bal¨®n ya hab¨ªa decidido que el Partiz¨¢n se llevar¨ªa la victoria de la pista del Real Madrid, con un contundente 0-2 en los cuartos de la Euroliga antes de visitar Belgrado, cuando a falta de 1m 40s los jugadores de los dos equipos se enzarzaron en un carrusel de golpes y agresiones.

Llull cometi¨® falta antideportiva sobre Punter, el escolta estadounidense se revolvi¨® contra el espa?ol, ambos alzaron sus pu?os uno contra otro y la cancha se convirti¨® en un ring en el que Yabusele agarr¨® por el cuello a Exum lanz¨¢ndole con violencia sobre el parqu¨¦, como si fuera lucha libre. El australiano se march¨® sin poder caminar por s¨ª solo. Los pu?etazos, como uno de Punter a Musa, hab¨ªan reemplazado a las canastas. Despu¨¦s de muchos minutos intentando buscar algo de paz, dialogando con los entrenadores y decidiendo qu¨¦ hacer, los ¨¢rbitros se?alaron que ya no se jugara m¨¢s: 80-95. El motivo fue que ninguno de los dos equipos ten¨ªa el m¨ªnimo de dos jugadores para continuar el encuentro una vez se aplicaron hasta 21 descalificaciones por los incidentes, tanto a quienes estaban en la pista como a quienes salieron del banquillo. Al margen del marcador, perdi¨® el deporte.

Con el bal¨®n en juego, el Partiz¨¢n de Obradovic desmont¨® claramente al Madrid y at¨® un tesoro rumbo a la Final Four. Ning¨²n equipo en la historia de la Euroliga ha remontado un 0-2 en contra. Y la pr¨®xima semana (martes y jueves) la serie visita el Stark Arena de Belgrado, la pista con la asistencia media m¨¢s alta de la temporada: 17.763 espectadores. La batalla campal de Madrid solo calentar¨¢ m¨¢s el ambiente.

El duelo hab¨ªa comenzado a jugarse en la enfermer¨ªa. Fuera de concurso Tavares, el Madrid apret¨® con los heridos. Randolph apareci¨® de cinco en el equipo titular pese a un rodaje escaso (volvi¨® a jugar hace menos de un mes despu¨¦s de nueve de baja por una rotura del cruzado) y Poirier fue reclutado de urgencia pese a una operaci¨®n de apendicitis hace 21 d¨ªas. El cambio de piezas, las prisas y la ausencia del faro que siempre es la torre de Cabo Verde condujeron a un 0-9 de arranque. Chus Mateo ech¨® pronto mano de Poirier ante la evidencia de que el equipo necesitaba tama?o e intimidaci¨®n ante un Partiz¨¢n que enfilaba la canasta sin miedo (9-18) en un encuentro muy agitado. El t¨¦cnico blanco tambi¨¦n recurri¨® a los galones de Llull y Rudy, y el capit¨¢n y Musa insuflaron ox¨ªgeno a los suyos desde el per¨ªmetro.

El encuentro se jugaba a muchas revoluciones y de la cabeza de los entrenadores sal¨ªa humo. Exum percut¨ªa por dentro y por fuera, un martirio para los blancos con 11 puntos en el primer cuarto. El Madrid se dilu¨ªa en defensa como un azucarillo: 21-31.

Rudy hab¨ªa detectado la se?al de alarma y agarr¨® el volante en un momento cr¨ªtico. El jefe se multiplic¨® para anotar y para morder en defensa, lanz¨¢ndose sobre el parqu¨¦ como si fuera un juvenil y no una leyenda de 38 a?os. Deck bailaba entre las posiciones de tres y de cuatro, descolocado entre tanto cambio de rol. El Madrid se mov¨ªa lanzado por arreones de furia m¨¢s que bajo una partitura colectiva. Hezonja, por ejemplo, luc¨ªa su extenso repertorio para apretar el careo (28-31). El Wizink ovacion¨® el descanso del guerrero Rudy casi al mismo tiempo que el sufriente Poirier le acompa?aba en el banquillo. La brecha volvi¨® entonces a abrirse gracias al acierto de Smailagic y el despertar de Punter. El conjunto de Mateo volv¨ªa a caminar entre tinieblas, v¨ªctima del desconcierto. Cuando son¨® la campana del descanso, estaba noqueado: 37-51.

Para encender la luz, el Madrid repesc¨® a Sergio Rodr¨ªguez. Punter carg¨® con su tercera falta a los ocho segundos del tercer cuarto y una combinaci¨®n de dos mates de Poirier y Musa y un triple de Rudy resucitaron a los blancos (48-53), reforzados con una defensa en zona. Justo cuando estaba contra las cuerdas, el p¨²gil se levant¨® en medio de la algarab¨ªa del Palacio. Pero un triple de James Nunnally acompa?ado en esa acci¨®n de la cuarta falta de Poirier supuso otro directo a la mand¨ªbula del conjunto espa?ol. Punter segu¨ªa con el picoteo y se crec¨ªa bajo el aro Lessort, obligando al Madrid a renovar la fiebre con la que hab¨ªa surgido de los vestuarios. El equipo de Mateo defend¨ªa con Yabusele en el coraz¨®n de la zona (el p¨ªvot franc¨¦s solo lanz¨® una vez, de tres, en todo el encuentro) y el cuchillo entre los dientes. Todav¨ªa hab¨ªa pel¨ªcula por delante, como dejaban claro dos bingos exteriores del eterno Rudy. El alero era el reflejo de esa necesidad del Madrid de exprimir al m¨¢ximo cada uno de sus recursos. Pese a todo, los blancos corr¨ªan con la lengua fuera, al l¨ªmite: 62-75 antes del cuarto decisivo.

Punter se invent¨® otro triple imposible para empinar a¨²n m¨¢s el reto de la remontada. El Partiz¨¢n pod¨ªa jugar a su antojo con el reloj mientras al Madrid le quedaba fiarse a mucho m¨¢s que la heroica. A los tiradores del conjunto serbio no les temblaban las manos, sino que atinaban a distancia y en las penetraciones. Los jugadores blancos miraban al suelo cuando un triple de Poirier no toc¨® el aro (72-89). El Madrid ni siquiera encontr¨® en esta ocasi¨®n el orgullo que otras veces le hab¨ªa rescatado cuando fallaba el juego. Los ¨²ltimos instantes solo sirvieron para que la temperatura fuera subiendo hasta la tangana con que acab¨® el choque. Un gran partido acab¨® de la peor de las maneras.

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