El Sevilla de Mendilibar sigue en estado de gracia
Gana en el descuento en San Mam¨¦s, de penalti, en el ¨²nico disparo a puerta de todo el partido
A San Mam¨¦s lleg¨® Mendilibar, que por primera vez como entrenador, gan¨® en la Catedral. Su equipo sigue en una racha incre¨ªble y deja al Athletic con un palmo de narices.
A Bilbao no ha llegado la ola de calor que atormenta otras zonas, y el de San Mam¨¦s fue un partido fresquito, de los que no necesitan pausas de hidrataci¨®n ni esos inventos del f¨²tbol moderno, la mayor¨ªa con nombres raros que despistan al personal, como esa zona Dosgso, que han alumbrado las mentes pensantes que elaboran reglamentos para denominar el espacio en el que se debe ense?ar tarjeta roja en un ataque prometedor, que es otra palabra de nuevo cu?o.
Prometedor era el partido, por los rivales que se med¨ªan en el c¨¦sped, los dos en el mejor momento de la temporada. El Athletic de Valverde y su sentido com¨²n y el Sevilla de Mendilibar, capaz de hacer algo que a veces parece tan dif¨ªcil de poner a cada uno en su sitio. Con una propuesta similar, la clave estaba en saber qui¨¦n tendr¨ªa m¨¢s acierto, o le pondr¨ªa m¨¢s inter¨¦s al partido, y en la primera parte fue el Athletic el que intent¨® darle ritmo, correr a toda velocidad y tratar de desarbolar al Sevilla.
Pudo adelantarse despu¨¦s de una gran acci¨®n de De Marcos, que desbord¨® por la derecha, pero a Nico Williams le pudo la ansiedad y su remate, que acab¨® en gol, lo desactiv¨® el VAR por el pelo de una gamba. Tambi¨¦n el remate de cabeza de Guruzeta, que bati¨® a Dmitrovic, tambi¨¦n adelantado unos cent¨ªmetros. Todo sucedi¨® antes del minuto 15. Fueron dos avisos serios, de los que tom¨® nota el Sevilla, que intent¨® taponar a los Williams por las bandas, aunque la energ¨ªa segu¨ªa del bando rojiblanco, que pudo marcar en un bal¨®n al que no lleg¨® Guruzeta.
Se dio un respiro el Athletic en los minutos finales de la primera parte y entonces adelantaron l¨ªneas los sevillanos, pero nunca con la convicci¨®n necesaria. Sus acciones no fueron prometedoras; ni comprometedoras para la porter¨ªa de Unai.
Sali¨® el Athletic convencido otra vez en la segunda parte, pero pel¨ªn desordenado, y ya andaba el Sevilla m¨¢s cauto que en los inicios, as¨ª que los dos equipos, aun siguiendo con la misma idea con la que salieron al campo, andaban escasos de munici¨®n. Parec¨ªa haber agotado el equipo de casa sus balas en los goles anulados, y entre la espesura sevillista nunca aparec¨ªan sus hombres decisivos. En Nesyri no ten¨ªa opciones, y nadie parec¨ªa ayudarle a que las tuviera. Bryan Gil no encontr¨® su lugar en la banda.
El partido solo se pod¨ªa decantar hacia alg¨²n bando en un golpe de fortuna o una acci¨®n genial. Por la v¨ªa del f¨²tbol parec¨ªa poco probable. Entre escaramuzas, golpes fortuitos e imprecisiones se escapaba el choque hacia su desenlace, con un empate que permit¨ªa que el Sevilla sumara m¨¢s cr¨¦ditos a su buena racha y el Athletic no pudiera alcanzar los puestos europeos que se garantizaba con una victoria.
Fue lo primero, una cuesti¨®n de suerte, para el Sevilla; de mala pata para el Athletic, y ya en el descuento, cuando en una pelota que le lleg¨® a Unai Sim¨®n, el portero, en vez de cogerla con las manos, le dio un pase a Yeray, que se resbal¨® en el intento de control cuando llegaba Ocampos, al que derrib¨® a la desesperada. Penalti, gol del argentino y otro triunfo para el Sevilla de Mendilibar, capaz de ganar por lo civil o lo militar.
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