El Valencia celebra un empate ante un ordenado Villarreal
El conjunto de Baraja sufre para empatar en Mestalla en un ag¨®nico final de temporada por salvar la permanencia
El Valencia est¨¢ tan raqu¨ªtico esta temporada que el empate en casa ante el Villarreal fue casi un motivo de celebraci¨®n. Despu¨¦s de varias jornadas bati¨¦ndose a navajazos contra rivales del fondo de la clasificaci¨®n, el Valencia volvi¨® a toparse con el f¨²tbol elegante, el del Villarreal, que entraba en Mestalla con dos victorias seguidas a sus espaldas y la ilusi¨®n, a¨²n factible, de la Champions por delante. Todos ten¨ªan claro que el equipo amarillo no era el Elche. Pero Jackson, en solo tres minutos, se lo record¨® a todo el campo con un tiro a la base del poste.
Parec¨ªan dos equipos que jugaban a algo diferente. El Valencia hace esfuerzos tit¨¢nicos por trenzar una jugada, por combinar el bal¨®n con sentido m¨¢s de cinco veces, por generar peligro, por convertir a Cavani, que sigue sin marcar en todo 2023, en un ariete. Ni siquiera volviendo a los dos centrales para a?adir algo de frescura al eje con Javi Guerra, h¨¦roe en Mestalla siete d¨ªas atr¨¢s con aquel gol en la prolongaci¨®n, vari¨® la t¨®nica de esta temporada. No hay manera. En el Villarreal, en cambio, se aprecia al instante un patr¨®n, un esquema memorizado e interiorizado. Los once jugadores leen una partitura que muchas veces desemboca en una acci¨®n de peligro. Todo lo contrario que el Valencia, que parece que solo sabe llegar al ¨¢rea con los centros de Gay¨¢.
La diferencia entre el Valencia y el Villarreal es muy sencilla: cuando ataca el equipo de Quique Seti¨¦n el estadio percibe que puede pasar al algo, cuando lo hace el de Rub¨¦n Baraja la gente se pregunta si alguna vez pasar¨¢ algo. El bal¨®n siempre corr¨ªa a la velocidad que quer¨ªa Parejo, que no tard¨® en detectar que la banda de Correia era mucho m¨¢s permeable que la de Gay¨¢.
Fiel a la tradici¨®n de este ejercicio, el Valencia concedi¨® una ocasi¨®n nada m¨¢s empezar la segunda mitad. Mamardashvili evit¨® el castigo esta vez con una gran parada. Parec¨ªa que pod¨ªa cambiar su suerte cuando, dos minutos despu¨¦s, Diego L¨®pez protagoniz¨® la acci¨®n m¨¢s cercana a un gol del Valencia en 50 minutos de juego. Su arrancada concluy¨® con un remate picado que se march¨® fuera por poco.
Jackson abort¨® el amago de rebeli¨®n del Valencia, que parec¨ªa atravesar por su mejor momento impulsado por el entusiasmo de 40.000 hinchas que nunca dejan de creer. El delantero senegal¨¦s cogi¨® el manual del delantero centro para bajar un bal¨®n con el pecho dentro del ¨¢rea y dej¨¢rselo listo para empalmar a la red. No pod¨ªa ser otro: Jackson est¨¢ en racha y era es su cuarto gol en cinco partidos.
La histeria de Mestalla acaba cayendo como un manto de lava sobre el campo. Los partidos, avanzada la segunda parte, enloquecen y van descosi¨¦ndose poco a poco. El caos siempre beneficia al d¨¦bil, que ahora es el Valencia. Su remodelaci¨®n en el centro del campo, con la entrada de Diego L¨®pez e Ilaix Moriba, le dio algo m¨¢s de mordiente. La que puso, crucial, Ilaix. Pele¨® un bal¨®n en el borde del ¨¢rea que, despu¨¦s de pasar por Cavani, termin¨® en un remate certero de Samuel Lino para empatar la contienda y arrancar el grito de la grada.
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