¡®Sprint¡¯ en el N¨¢poles festivo con victoria de Mads Pedersen en el Giro
Remco Evenepoel se muestra magn¨ªfico al d¨ªa siguiente de sus ca¨ªdas, la v¨ªspera de la primera gran monta?a de la ¡®corsa rosa¡¯, el Gran Sasso por Campo Imperatore
M¨¢s azul cielo que rosa, m¨¢s calcio que bici, pancartas everywhere, N¨¢poles es el¨¦ctrica, feliz, el viento agita hacia el pelot¨®n las banderas del pueblo que no se cansa de celebrar el tercer scudetto, y precipitan a Fernando Gaviria, contagiado, el¨¦ctrico y, m¨¢s a¨²n, nervioso, que desde?a el mensaje, desaf¨ªa el viento que le barre el rostro y, por la derecha, salta cuando el Giro alcanza a los fugados, exhaustos De Marchi, Clarke, que perdieron la fe solo en el ¨²ltimo kil¨®metro, y lloran en la meta el lamento del ciclista honrado. ¡°Que te cojan as¨ª, en los ¨²ltimos metros, despu¨¦s de tantos kil¨®metros, te rompe el coraz¨®n¡±, pena Clarke en los micr¨®fonos de la RAI. ¡°Tantos sacrificios en este trabajo, hab¨ªa so?ado tanto tiempo este momento y quedarme ah¨ª es devastador...¡±
Quedan a¨²n 300 metros, la gran recta de via Caracciolo, el Mediterr¨¢neo siempre a su izquierda. Queda un mundo.
Queda, finalmente, un quinto puesto para el sprinter colombiano del Movistar, una gran frustraci¨®n, otro sprint que vuela. El misil Gaviria anuncia, a su espalda, el avance del dan¨¦s Mads Pedersen, el campe¨®n del mundo del 19, que resiste el intento de remontada larga de Jonathan Milan, agitad¨ªsimo, cabezazos al aire, desarrollo excesivamente ¨¢gil, ag¨®nico, el antisprinter, y alcanza la victoria. Ya ganador de una etapa en el Tour, y de tres en la Vuelta, el l¨ªder del Trek entra a los 27 a?os en el restringido club de arcos iris con victorias en las tres grandes, como ya hicieron, en el siglo XXI, Valverde, Sagan, Gilbert, Cavendish, Hushovd, Bettini y Cipollini. El noruego Andreas Leknessund sigue l¨ªder.
El Giro gira alrededor del Vesubio, de N¨¢poles a N¨¢poles por el interior, donde la vida es ocio, Pompeya, los banquetes de L¨²culo, la gran cultura 2.000 a?os ha, y luego, pasadas monta?as pesadas, la pen¨ªnsula sorrentina bordeando la costa amalfitana. Asfalto y adoquines de basalto en Torre del Greco, pinchazos, aver¨ªas, el lote completo. Territorio de emboscadas, hab¨ªa avisado hace semanas Remco Evenepoel, que, al d¨ªa siguiente del d¨ªa de perros, de la lluvia y de los botes sobre las cunetas que le dejan un gran hematoma morado en un gl¨²teo, y un interrogante sobre su cabeza, se sube al podio de la salida, un gran escenario en el que juega con un bal¨®n, 20, 30 toques seguidos sin dejarlo caer, y una sonrisa. Si alg¨²n equipo ten¨ªa ganas de poner a prueba su recuperaci¨®n an¨ªmica, muscular, vital, la demostraci¨®n del excapit¨¢n de la selecci¨®n juvenil belga se las quita. Luego, en la gran ascensi¨®n del d¨ªa, el Valico di Chiunzi --un segunda que pas¨® a la historia porque en su descenso, hace 26 a?os, un gato negro se cruz¨® por delante de Marco Pantani, que se fue al suelo, y all¨ª se acab¨® el Giro del Pirata-- Evenepoel exhibe una forma pimpante y mucha autoridad.
Siguiendo la ruta de Pantani, todo en el Giro le recuerda un d¨ªa u otro, Evenepoel, y el pelot¨®n, atravesar¨¢ el viernes los Abruzos y sus monta?as de nuevo, 4.000 metros de desnivel positivo, de sur a norte, siroco en la salida, viento c¨¢lido del sureste, a favor; hielo y nieve apelmazada en las cunetas de la cima del gran pedrusco, los 2.120 metros del Gran Sasso en Campo Imperatore, all¨¢ donde Chava Jim¨¦nez desafi¨® al Pirata, y perdi¨®, en el 99. Una subida de 35 kil¨®metros, interminables, tendido, salvo los ¨²ltimos tres, empinad¨ªsimos, y mucho f¨ªo, entre uno y tres grados. Los ansiosos tejen su lista negativa, hablan de los dolores de Evenepoel, de la debilidad de su Soudal comparada con la solidez devastadora del Ineos, de la astucia de Primoz Roglic... Evenepoel habla con la prensa belga. ¡°No tendr¨¦ problemas¡±, dice. ¡°El d¨ªa de N¨¢poles ha sido perfecto. Buen tiempo, relax, siempre delante, tranquilo...¡±
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