De Federer a Alcaraz, del rebelde al chico bueno

Lo prometido es deuda, as¨ª que Carlos Alcaraz se presenta ante los periodistas con el mismo gorrito playero que luci¨® el primer d¨ªa, a modo de amuleto. ¡°Soy un chico con suerte, muy afortunado de poder vivir este tipo de experiencias¡±, dice con el tono mod¨¦lico de siempre. ¡°?Muchas gracias!¡±, agradece cuando uno de los reporteros le traduce una pregunta en ingl¨¦s que no ha terminado de entender. Una hora antes ha sellado la carrera del franc¨¦s Jeremy Chardy, quien anticip¨® que si perd¨ªa se retirar¨ªa, como as¨ª sucede (6-0, 6-2 y 7-5, en 1h 53m), y responde con una sonrisa perenne en la boca.

¡°Una vez que ha terminado el partido, he estado en el vestuario con el tel¨¦fono, y chequeando las cosas he visto que ¨¦l estaba por aqu¨ª... Y me he sentido un poco celoso, entre comillas, de que estuviera en la central y no en mi partido. Pero bueno, al final me alegro de que est¨¦ por aqu¨ª y de que siga involucrado en el mundo del tenis¡±, responde refiri¨¦ndose al legendario Roger Federer, de visita y agasajado, homenajeado porque al fin y al cabo ning¨²n hombre ha conquistado m¨¢s t¨ªtulos (8) en Wimbledon y esta edici¨®n se cumplen, precisamente, veinte a?os de su primera coronaci¨®n en la Catedral.

En julio de 2003, aquel joven que hab¨ªa empezado a coger buen rumbo despu¨¦s de algunos devaneos durante la adolescencia y en la entrada en la edad adulta alzaba el trofeo despu¨¦s de batir en la final del torneo al australiano Mark Philipoussis (7-6(5) 6-2 7-6(3) y de haber participado previamente en 16 grandes. ¡°Deber¨ªas acostumbrarte a esto¡±, le dec¨ªa con buen olfato Sue Baker, reconocida comentarista inglesa, consciente de que el fen¨®meno hab¨ªa llegado y de que el deporte asist¨ªa a la eclosi¨®n definitiva de un tenista fuera de lo normal, de un superdotado t¨¦cnico que pod¨ªa marcar una ¨¦poca.

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Alcaraz deslumbra en su debut en Wimbledon tras ganar a Chardy

Aquel Federer primigenio ya hab¨ªa conocido a su esposa Mirka, la verdadera art¨ªfice (as¨ª lo repite ¨¦l) de que el suizo canalizara todo su talento en la direcci¨®n adecuada y de que dejara a un lado las malas pulgas. Porque aquel genio incipiente, ese portento transformado ahora en el gentleman indiscutible de la raqueta, acostumbraba poco antes a destrozar raquetas y a atravesar con la mirada a sus entrenadores cada vez que estos le hac¨ªan una precisi¨®n o le recriminaban los feos gestos derivados del entonces car¨¢cter volc¨¢nico del jugador de Basilea.

De la coleta al James Bond

¡°Es el sue?o que hab¨ªa tenido desde ni?o. Y aqu¨ª estoy. Jugu¨¦ los dos mejores partidos de mi vida en las semifinales y en la final¡±, afirm¨® con el trofeo entre las manos, despu¨¦s de haber superado tambi¨¦n los problemas en la espalda que le azotaron durante todo el trazado. ¡°Entonces se dio cuenta de que pod¨ªa ser el mejor de la historia¡±, precisa Feliciano L¨®pez, abatido en los cuartos de final. ¡°Roger ten¨ªa tenis para ganar muchos Grand Slams, pero resultaba muy dif¨ªcil imaginar que podr¨ªa llegar alg¨²n d¨ªa a 20¡±, apunta el propio Philippoussis en unas declaraciones recogidas por EFE.

Ese d¨ªa, 7 de julio, comenz¨® una nueva era y Federer consolid¨® el viraje. Atr¨¢s qued¨® el rebelde de la coleta y naci¨® el James Bond. Ahora, veinte a?os m¨¢s tarde, Alcaraz sue?a con levantar su primera copa en el major brit¨¢nico y lo hace desde un origen antag¨®nico. Aunque Juan Carlos Ferrero y el resto de su equipo hayan tenido que hacer una profunda labor de concienciaci¨®n para que adquiera e interiorice los h¨¢bitos del profesionalismo, el murciano ¨Ccitado en la segunda ronda con Arthur Rinderknech o Alexandre M¨¹ller, sin resolverse el pulso a consecuencia de la lluvia¨C se desempe?a como el alumno m¨¢s aplicado, desde la ejemplaridad.

Numerosos expertos adivinan una sucesi¨®n natural entre uno y otro, y se trazan paralelismos entre su creatividad. El tenis de ambos tiene un componente recreativo, ajeno a patrones que puedan desvirtuarlo. En su discurso, Alcaraz enfatiza el verbo ¡°disfrutar¡±, siempre acompa?ado de la voracidad que silenciosamente condujo a Federer a ser uno de los t¨®tems competitivos. Hace cuatro a?os, el suizo quiso rodarse con ¨¦l en un par de entrenamientos ¨C¡°estaba m¨¢s tenso que, probablemente, en alg¨²n partido que he jugado¡±¨C y desde entonces, el espa?ol colg¨® la foto en la habitaci¨®n.

¡°Ojal¨¢ pueda verlo estos d¨ªas, aunque una vez que se ha retirado ¨¦l tiene much¨ªsimas cosas que hacer. Poder hablar con ¨¦l me encantar¨ªa, ser¨ªa incre¨ªble¡±, admite el n¨²mero uno actual, de 20 a?os. ¡°La verdad es que son elogios bonitos, obviamente. Me gusta que piensen de esa manera sobre m¨ª, pero todav¨ªa me queda mucho. Creo que en hierba nadie se va a parecer a Roger, eso va a ser imposible, con la elegancia que jugaba...¡±, contesta a la pregunta de EL PA?S; ¡°intentaremos parecernos aunque sea un poquito a ¨¦l, en ese sentido. Son cosas que intentamos tambi¨¦n, jugar de una manera similar a Federer. He visto much¨ªsimos v¨ªdeos sobre ¨¦l, me encantar¨ªa parecerme un poquito, pero cada uno tiene su propio camino¡±.

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