Jasper Philipsen consigue en Burdeos su tercer triunfo en este Tour de Francia

Casi 30 a?os despu¨¦s de su muerte, 50 a?os despu¨¦s de ganar un Tour, en Mont de Marsan, la ciudad de Gascu?a en la que se hizo ciclista, bautizan un vel¨®dromo con el nombre de Luis Oca?a, y el jefe del Tour, Christian Prudhomme, un sentimental en el fondo, agarra el micr¨®fono y habla de sus ra¨ªces, de su ni?ez, esto es, y de c¨®mo los ¨ªdolos de ni?o son los ¨ªdolos de siempre, y Oca?a, claro, qu¨¦ ni?ez. A Oca?a le hicieron un monumento en Priego, su pueblo, en el que los j¨®venes hace a?os afinaban su punter¨ªa con las carabinas, buen blanco, y en Cuenca le pusieron su nombre a una calle y dijo que eso no val¨ªa para nada, que poner un nombre sal¨ªa gratis, pero que con eso no se com¨ªa. La gloria es una palabra esquiva, un concepto escurridizo, como la memoria, hueco, y la busca tambi¨¦n, sin saber qu¨¦ le dar¨¢ a cambio de su porf¨ªa, Mark Cavendish que sale de Mont de Marsan con todos y por las desesperantes llanuras de las Landas que hierven entre los pinos de repoblaci¨®n y las dunas llega a Burdeos, donde el Garona no traza una curva de ballesta como el padre Duero en Soria sino, esto es Francia, aunque el r¨ªo nazca en el Valle de Ar¨¢n de la infancia helada de Oca?a, un croissant, como con delectaci¨®n pronuncia el locutor de la televisi¨®n francesa, pel¨ªn aburrido de decir nombres de ciclistas que no le dicen nada, y de sopet¨®n incluye a Montaigne y Montesquieu en su relato hablado.

Cavendish, que busca su 35? victoria en el Tour para borrar las 34 de Merckx en la orilla del Garona, la c¨¢tedra del sprint, y no la encuentra. Se la birlan delante de sus narices, tan afinadas, la pareja imbatible, el d¨²o m¨¢gico Mathieu van der Poel- Jasper Philipsen ; un lanzador at¨®mico, un sprinter final, 100 metros de fuego, sin miedo, que remonta a Cavendish, iluso. Los ¨²ltimos cinco sprints masivos por la victoria disputados en el Tour, los dos ¨²ltimos de 2022, los tres primeros de 2023, los ha ganado el belga nuclear, de 25 a?os, y amigo de irse de vacaciones de Tadej Pogacar, con el que coincidi¨® en su paso por el UAE, y que reir¨¢, seguramente el chiste de Pogacar cuando le preguntaron qu¨¦ significaba haber ganado ya 10 etapas del Tour a los 24 a?os. ¡°Que se prepare Cavendish¡±, se rio. ¡°Que voy a por ¨¦l¡±.

A la capital aquitana ya ha llegado el Tour 81 veces, y en ella los mejores de su generaci¨®n, ¨ªdolos eternos de tantos ni?os a¨²n, se han doctorado como grandes del sprint, Marino Basso, Rik van Looy, Walter Godefroot, Eric Vanderaerden, Darrigade, Planckaert, Steels, Zabel, Van Poppel, Abduyap¨¢rov, Moncassin, Freuler, Karstens, y tambi¨¦n Cavendish, que lo hizo en 2010, en la antig¨¹edad casi, la pen¨²ltima vez que el Tour lleg¨® a Burdeos, donde, en 2013, le ha dado toga y birrete a Philipsen, y una pizca al nieto de Poulidor, que se acerca a su pueblo, Saint L¨¦onard de Noblat, a dos d¨ªas solo ya, y el Puy de D?me al final de la carretera.

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