El espa?ol Carlos Rodr¨ªguez se impone en una etapa espectacular del Tour, con ataques sin tregua entre Pogacar y Vingegaard
El corredor de Almu?¨¦car, debutante de 22 a?os, se coloca tercero en la general, mientras que el l¨ªder aumenta un segundo su ventaja sobre el esloveno


En Morzine, la ley es el descenso. Hacia Morzine, las ¨²ltimas laderas de la Joux Plane, su vertiente norte, Jean Vuarnet descend¨ªa con los esqu¨ªs hecho un huevo, redondo, aerodin¨¢mico, volaba casi como vuela Carlos Rodr¨ªguez, que no es un huevo, es una flecha, un dardo que alcanza entre un caos de humos y motos, y ruidos, a dos que se miran embobados, dos genios en su luna, uno de blanco, uno de amarillo, y sin mirarles siquiera aprieta m¨¢s fuerte en los pedales, abre bien los ojos imperturbables detr¨¢s de unas gafas que esconden su expresi¨®n, los labios finos cerrados, les pasa y les corta en la curva siguiente, la ¨²ltima vez que le ven los sabios sorprendidos, Tadej Pogacar y Jonas Vingegaard, tan ensimismados, tan lejos del sue?o humano. Dos pistards en surplace en un vel¨®dromo inclinado al 10%, ¨ªntimo, particular, en medio de la barah¨²nda. Tan lejos, de repente, de Carlos Rodr¨ªguez, que tiene 22 a?os y no tiene miedo de nadie, y quiere jugar en el patio de los grandes y ganarles, y les gana.
El granadino, que alcanz¨® casi los 94 por hora en el descenso, es el espa?ol m¨¢s joven que gana una etapa en el Tour, una marca que pertenec¨ªa a Jos¨¦ Antonio Gonz¨¢lez Linares, capaz de derrotar, a los 24 a?os, a Eddy Merckx en una contrarreloj del Tour del 70.
Carlos Rodr¨ªguez, de Almu?¨¦car, debutante en el Tour, gana la etapa m¨¢s dura del Tour. La gana corriendo delante todo el d¨ªa. La gana y ya es tercero de la general. La gana descendiendo como vive, como respira y como piensa, con audacia y con control, con riesgo pero sin locura, sensato y atrevido. T¨¦cnica perfecta, aprendida de ni?o, en la escuela del BMX. Una f¨®rmula ¨²nica. Solo ¨¦l conoce el secreto.
Morzine ha dado a la luz a un grande. Jolgorio y fiesta. El futuro existe.
??? @_rccarlos wins in Morzine!
— Tour de France? (@LeTour) July 15, 2023
??? @_rccarlos s¡¯impose ¨¤ Morzine !#TDF2023 pic.twitter.com/RD6mKZ7RsB
Salida de Annemasse, casi en Ginebra, al otro lado del r¨ªo. Siete Tours en dos metros. A un lado de la valla, a la izquierda, la carpa oficial del Tour, Th¨¦venet, dos Tours, y los directivos uniformados, camisa blanca con falsas coderas oscuras, hablan y cuentan sus aventuras a invitados importantes, abrazan cari?osos, sonrientes, a Vasseur, el jefe del Cofidis, el ganador del d¨ªa; a la derecha, con los cualquieras, camisa de esas indistinguibles, cuadritos azules y marrones, que compran las esposas en H&M, pantalones chinos azules. El ¨²ltimo franc¨¦s de amarillo en Par¨ªs, ya hace 38 a?os, habla, cuenta an¨¦cdotas compartidas, con dos gendarmes de muchos Tours, las manos inquietas, como con necesidad de estar tocando siempre algo, los dedos nerviosos jugueteando con la acreditaci¨®n colgada del cuello, la mirada curiosa detr¨¢s de las gafas. A los viejos que pasan cerca, les infunde respeto, le piden selfies, le saludan admirativos; a los j¨®venes desconocidos, indiferencia.
Hinault, un modelo, no habla ese lenguaje cebolleta de en mis tiempos s¨ª que era ciclismo¡ Hinault, inquieto, se rinde ante los j¨®venes. ¡°Su duelo es genial, espectacular, una lucha diaria, verdadera¡¡±, dice Hinault, que no esconde su debilidad por Pogacar, en el que se ve quiz¨¢s, como ¨¦l se levant¨® despu¨¦s de la derrota y dio m¨¢s duro, el signo del campe¨®n. ¡°Desde que lleg¨® al pelot¨®n no teme atacar en cualquier momento y eso da ganas a todos de imitarle¡ Y los que vienen son iguales, geniales, Evenepoel, Ayuso¡¡±.
?Ser¨¢ as¨ª tambi¨¦n dentro de 40 a?os con Pogacar, con Vingegaard? ?Ser¨¢ alguno alguna vez tan grande como Hinault, cinco Tours, tres Giros, dos Vueltas, un Mundial, dos Liejas, dos Lombard¨ªas, una Par¨ªs-Roubaix, tres Dauphin¨¦s, y muchas m¨¢s victorias? ?Ser¨¢n quiz¨¢s, incluso tan generosos con la gente del futuro como el bret¨®n tozudo, victorias ensangrentadas, la c¨®lera como combustible despu¨¦s de la derrota, ¨¦pica bajo la nieve, y un pu?etazo a un huelguista que le cerraba el paso? ?Por qu¨¦ no habla Hinault de Carlos Rodr¨ªguez que unas horas despu¨¦s se infiltra en el duelo de todo el Tour?
Habla de Pogacar y Vingegaard que despu¨¦s de que los Jumbo cocieran al pelot¨®n en el horno de La Ramaz, 14 kil¨®metros al 7% que se ascienden ya a 22 por hora, no a 20 como en los tiempos de Hinault, y despu¨¦s de que los grandes secundarios de uno y de otro, Majka, Yates, Kuss, Van Aert, despejaran el cuadril¨¢tero en la vertiente sur de la Joux Plane, 11,6 kil¨®metros al 8,5%, lo m¨¢s duro del Tour hasta ahora, sol que aplana, ni una sombra de los ¨¢rboles que la racanean en las cunetas, solo un jolgorio ensordecedor de masas y motos, se enfrentan, un d¨ªa m¨¢s, una monta?a m¨¢s, cara a cara. Rodr¨ªguez, Hindley, los Yates, Pello, Kuss, todos se han desvanecido. Suben detr¨¢s, a su ritmo.
Ah¨ª est¨¢n. Nunca faltan a su cita. En un rinc¨®n, manos desnudas, ojos desnudos tambi¨¦n, mirada clara, Pogacar, y el mech¨®n rebelde por las rendijas del casco de guerra, la aleta del tibur¨®n amenazante; en el otro, guantes, gafas, amarillo, Vingegaard. El aire pesado se carga de electricidad. El rel¨¢mpago es inevitable. Es Pogacar el primero, es Vingegaard que pierde su rueda pero, como en el Puy de D?me no le pierde de vista, y el esloveno se vuelve y ve su sombra que se alarga, que se acerca, que se mantienen a la distancia como para seguir cocin¨¢ndolo a fuego lento, mat¨¢ndole con la duda. Nunca m¨¢s lejos de cuatro segundos, 20 metros, en los dos kil¨®metros de pulso a distancia. A 1.700 metros Pogacar se rinde. Se deja alcanzar. Solo le interesa ya ganar los 8 segundos de bonificaci¨®n en la cima. Quedan 500m de suplicio en el infierno cuando Pogacar, el rayo, golpea de nuevo. Las motos le cierran el paso cuando Vingegaard tarda en alcanzarlo. Dos esfuerzos sin recompensa. El tercero lo hace Vingegaard, que le levanta la bonificaci¨®n.
M¨¢s tarde, en el falso llano de Ranfolly, siempre sol que quema, les alcanza, les paraliza, un rel¨¢mpago de Almu?¨¦car, que desciende loco y cuerdo, que no perdona, que, certero, gana. Que har¨¢, seguramente, que Bernard Hinault conozca ya y cite su nombre como un grande que llega.
Los espa?oles sue?an. Carlos Rodr¨ªguez analiza y piensa. Los genios toman aire y hacen cuentas. Las pueden hacer con los dedos de la mano. Ocho segundos por aqu¨ª, cuatro por all¨¢ y uno all¨ª: en total, a Vingegaard todo el esfuerzo del d¨ªa, la destrucci¨®n cocinada por su equipo, le renta 1s. Le llevaba 9s al esloveno, le lleva 10s antes del Mont Blanc.
As¨ª ha quedado la clasificaci¨®n de la etapa:
Posici¨®n | Corredor | Equipo | Tiempo |
---|---|---|---|
1 | C. Rodr¨ªguez | Ineos Grenadiers | 3:58:45 |
2 | T. Pogacar | UAE Team Emirates | +5s |
3 | J. Vingegaard | Jumbo-Visma | +5s |
4 | A. Yates | UAE Team Emirates | +10s |
5 | S. Kuss | Jumbo-Visma | +57s |
Clasificaci¨®n general:
Posici¨®n | Corredor | Equipo | Tiempo |
---|---|---|---|
1 | J. Vingegaard | Jumbo-Visma | 57:47:28 |
2 | T. Pogacar | UAE Team Emirates | +10s |
3 | C. Rodr¨ªguez | Ineos Grenadiers | +4:43s |
4 | J. Hindley | Bora-Hansgrohe | +4:44 |
5 | A. Yates | UAE Team Emirates | +5:20 |
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