Kasper Asgreen gana la 18? etapa del Tour de Francia tras rodar en la fuga desde el inicio

El Tour baja de la nieve al caldo, de los Alpes al R¨®dano que hierve y a los pollastres de pie azul sabrosos de Bresse. Frases sueltas o¨ªdas en la tele: Is¨¨re pizarroso, bebed, bebed malditos, que el Tour no se ha acabado, qu¨¦ puente, ?esas plantas son colza o son vi?edos?, vi?edos, vi?edos, residuos k¨¢rsticos. La fuga morir¨¢. No m¨¢s de dos minutos de ventaja. Muerte por inanici¨®n. Seguro. Error.

Pasa poco pero la fuga no muere. Mantenida a 45 kil¨®metros en el horno h¨²medo del Ain pasada Saboya, llega hasta la ¨²ltima recta con un segundo de ventaja, y la explosi¨®n de alegr¨ªa de Kasper Asgreen, que ense?a su rueda trasera a todo el pelot¨®n en general y al bul¨ªmico sobre la bici Jasper Philipsen, que se queda a un par de metros de ganar por quinta vez una etapa este Tour.

La escapada son tres condenados con mucha clase. Luego cuatro. Casi 200 kil¨®metros por delante. Les vigila un pelot¨®n cansado pero organizado y controlador que no pierde de vista el reloj aunque parezca distra¨ªdo comentando las noticias de la monta?a que, agotados, y aliviados, abandonan un par de d¨ªas antes de regresar el s¨¢bado al Jura y los Vosgos. Hablan de todo. Cuando pasan cerca del blanco, siempre radiante de Tadej Pogacar, la mayor¨ªa, as¨ª lo cuenta el esloveno al que le cuesta borrar tristeza de la sonrisa, le da una palmada de ¨¢nimo o una palabra. ?l les dice con la boca grande que en el fondo no estaba preparado para el Tour, que hab¨ªa entrenado menos de lo necesario, y con la boca peque?a que qu¨¦ bueno si acabaran dos del UAE, ¨¦l y Adam Yates, en el podio, y que luchar¨¢ hasta el final.

Cuando pasan cerca del amarillo solar de Jonas Vingegaard los colegas le comentan la precisi¨®n y elegancia con la que su querido Wout van Aert es capaz de conciliar su vida profesional, dar pedales y ayudar a su jefe a ganar al Tour, con la vida, con la necesidad de volver a B¨¦lgica para estar cerca de su mujer, Sarah, a quien el obstetra anunci¨® el mi¨¦rcoles que el parto de su segunda hija estaba cercano. Confortado porque su Vingegaard ya tiene el Tour en el bolsillo (y si no, tambi¨¦n se habr¨ªa ido: la conciliaci¨®n no admite cambio de prioridades), Van Aert hace la maleta en Courchevel. Baja al aeropuerto m¨¢s cercano y vuela.

Si se hubiera quedado un d¨ªa m¨¢s, seguramente habr¨ªa disfrutado en la escapada de tres, luego cuatro, que lleva la contraria a toda la l¨®gica y por cabezoner¨ªa, los dos puntales filos¨®ficos del l¨ªder de la fuga, el belga Victor Campenaerts, un rodador excepcional que bati¨® el r¨¦cord de la hora despu¨¦s de prepararse en Namibia, que, siempre a la moda, usa manillar estrecho y plato gigante, cadencia de c¨¢mara lenta, pero siempre que ve una recta o un falso llano, aun sin saber ad¨®nde conducen, se lanza y lanza a quien quiera ponerse a su rueda. Generoso, contradictorio, cabezota, Campenaerts ¡ªy el trabajo de desestabilizaci¨®n en el pelot¨®n del Soudal de Asgreen, y los piques ni?os de Philipsen¡ª tiene resuello a¨²n para lanzar en la recta a su compa?ero Lotto en la fuga, Pascal Eenkhoorn, que se queda clavado ante la remontada de Asgreen, un superclase que tras ganar el Flandes de 2021 sufri¨® una dura ca¨ªda y hasta la ciudad de los pollos no volv¨ªa a levantar los brazos triunfador.

Como es dan¨¦s y amigo, Vingegaard, labios morados de ni?o que se ha chupado un polo de ar¨¢ndanos por el litro de zumo de remolacha que ha trasegado y con el que brinda con Pogacar chocando el pu?o bajo el podio, le dedica su cari?o. ¡°Estoy muy contento de que Kasper haya ganado¡±, dice el l¨ªder. ¡°Durante la carrera siempre hablamos un poco, como todos los daneses del pelot¨®n. Siempre es agradable tener compatriotas con los que hablar, y tambi¨¦n con los que ganan algunas etapas¡±.

Clasificaci¨®n de la etapa:

Clasificaci¨®n general:

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