Matej Mohoric gana la 19? etapa tras imponerse al ¡®sprint¡¯

Si el Tour, como dice el Tour, permea toda Francia, no hay pueblo que no viva el Tour como una gran fiesta en julio, habr¨¢ que concluir que Besan?on, relojes y quesos en el Franco Condado, tan al Este que hace frontera con Suiza, no forma de Francia, o por lo menos no el Casino pegado al hotel en el que a las 13.00 decenas de jubilados y jubiladas abandonan las m¨¢quinas tragaperras un rato y, sin perderlas de vista, comen r¨¢pido en el bistrot contiguo, una sala en la que en una gigantesca pantalla de televisi¨®n Jacky Durand, exganador de etapa del Tour y comentarista de Eurosport cuenta para nadie las claves de un sprint del d¨ªa anterior. Besan?on est¨¢ lejos de Poligny, donde el Comt¨¦ y el Moribier, qu¨¦ quesos, pueblo del Jura y sus colinas en el que termina la etapa, pero el Casino, vecino al hotel sin restaurante, se llena de repente de auxiliares de equipos, Groupama, Astana, Lotto, mec¨¢nicos y masajistas que viven el Tour de hotel en hotel, cargando y descargando maletas, preparando habitaciones y camillas, comiendo hamburguesas que queman r¨¢pidamente con trabajo sin parar, y una copa de Chardonay. Estos s¨ª que ven la tele, clavados los del Lotto a la pantalla que llena, inmenso, con sus acciones locas Victor Campenaerts, el protagonista de la fuga la v¨ªspera, el protagonista de la fuga, ya en acci¨®n en el kil¨®metro cero, de nuevo. Y a su espalda, cuando ha conseguido una ventaja de 5s, el pelot¨®n se abre a todo el ancho de la carretera como si todos los ciclistas quisieran disfrutar del espect¨¢culo de un rodador solitario, a la altura de los m¨¢s grandes e inclasificable, decadente, que un d¨ªa en M¨¢laga, donde hac¨ªa tanto calor un pr¨®logo de la Vuelta, se tir¨® al agua del puerto vestido para refrescarse.

La decadencia rima con Besan?on, con los mec¨¢nicos grasientos y en ropa de trabajo en el Casino comiendo, con la vida de Jean de Gribaldy, noble de los lugares que organizaba equipos ciclistas, y para el Tour del 73, un millonario griego que quer¨ªa promocionar a su mujer, una vedette de cabaret llamada Miriam De Kova, le dio dinero para poner el nombre de la artista en sus maillots. Tanto fracas¨® uno en la carretera como la otra en los escenarios, que no ser¨ªan muy diferentes al del Casino de Besan?on, tanta piedra antigua, y salones.

Con ciclistas en la fuga tan tremendos como el devora falsos llanos Pedersen o Campenaerts o Asgreen o Mohoric, y muchos m¨¢s, la etapa se corri¨® a toda velocidad, a m¨¢s de 49 por hora, un d¨ªa fresco al menos, con el pelot¨®n compuesto de grupos desperdigados, cada corredor agarr¨¢ndose a sus oraciones y a su cansancio, y Mohoric a su fe, con la que bati¨® en el ¨²ltimo metro, por el ancho de una llanta seg¨²n se vio en la fotofinish y gracias a que anticip¨® el lanzamiento de la bici, al glot¨®n Asgreen. El esloveno que gan¨® la Mil¨¢n-San Remo acogotando a su amigo Pogacar en el descenso del Poggio con una tija telesc¨®pica, le dio la tercera victoria a su Bahrain, gan¨® y llor¨® inconsolable, y lanz¨® un discurso cuyos destinatarios, seguramente, ya comidos y un poco reposados, nunca decadentes, no pudieron o¨ªr porque ya estaban laburando. ¡°Ser ciclista profesional es duro y cruel. Sufres mucho en los preparativos, sacrificas tu vida, tu familia, y haces todo lo que puedes para llegar aqu¨ª preparado. Y despu¨¦s de un par de d¨ªas te das cuenta de que todo el mundo es tan incre¨ªblemente fuerte que a veces es dif¨ªcil seguir su rueda. El otro d¨ªa en el Col de la Loze estaba completamente cansado y vac¨ªo. Y sabes que tienes que llegar hasta la cima y cruzar hasta la l¨ªnea de meta y volver a hacerlo al d¨ªa siguiente. Ves al personal que se levanta a las seis de la ma?ana y va una hora a correr y luego termina su trabajo a las 11 de la noche o a medianoche, porque tenemos que cambiar neum¨¢ticos, marchas, todo, todos los d¨ªas, todo el d¨ªa, y fisioterapia y masajes y todo. Y a veces sientes que no perteneces a este lugar porque todo el mundo es tan incre¨ªblemente fuerte que a veces te cuesta aguantar las ruedas. Y entonces al final casi te sientes como si les hubieras traicionado cuando no llegas a la meta¡±.

Cero sentimentales, los mejores solo hablaron de su deseo de ganar el s¨¢bado, en los Vosgos, la ¨²ltima gran etapa de monta?a, Bal¨®n de Alsacia, Petit Bal¨®n, y Markstein. Pogacar dijo que all¨ª corri¨® muy bien su novia en el Tour femenino y que le ha explicado muy bien el recorrido. Vingegaard, que no ha ganado ninguna etapa en l¨ªnea este Tour, quiere dejar una foto con los brazos en alto y de amarillo. Carlos Rodr¨ªguez, ¨¦l, espera, como siempre, dar lo mejor de s¨ª mismo, y si le levanta el podio a Adam Yates (a 1m 16s), bien, si no, tambi¨¦n. ¡°Estoy preparado para dar el m¨¢ximo¡±, dice el de Almu?¨¦car, de 22 a?os, cuarto en su primer Tour. ¡°No s¨¦ c¨®mo ir¨¢, si ir¨¢ mejor o si ir¨¢ peor, pero se dar¨¢ lo mejor que se tenga¡±.

Clasificaci¨®n de la etapa:

Clasificaci¨®n general:

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