El tractor de Brian Harman y el triunfo de la clase media del golf
Los dos ¨²ltimos ¡®majors¡¯ los han ganado dos secundarios, lejos de las figuras de los grandes circuitos y la Liga saud¨ª
El golf se juega en el campo pero tambi¨¦n en los despachos. Este domingo finaliz¨® el periodo en que los cuatro grandes se disputan uno detr¨¢s de otro en cuatro meses seguidos (el Masters en abril, el PGA en mayo, el US Open en junio y el British en julio) y el foco vuelve a repartirse. Deportivamente, en el horizonte aparecen las eliminatorias finales del circuito americano en agosto y la Ryder Cup en Roma, del 29 de septiembre al 1 de octubre. Fuera del green, el gran partido es conocer en qu¨¦ se materializar¨¢ el acuerdo de paz entre los grandes circuitos, americano y europeo, y la Liga saud¨ª.
Desde hace m¨¢s de un a?o, los dos bandos se han encarado por los mejores cromos del mercado. Si el PGA Tour conservaba la fidelidad de figuras como Scottie Scheffler, Rory McIlroy y Jon Rahm, el triunvirato que ocupa el podio mundial, los petrod¨®lares atraparon a pesos pesados como Cameron Smith (entonces n¨²mero dos del mundo y campe¨®n del Open en Saint Andrews), Brooks Koepka, Dustin Johnson y Sergio Garc¨ªa. Ha sido, hasta ahora, una guerra sin tregua en la que los dos poderosos han utilizado el mismo armamento, el dinero. Si el PIF, el fondo soberano saud¨ª, engord¨® con cientos de millones de d¨®lares sus particulares torneos, el circuito americano acab¨®, despu¨¦s de criticar ese modus operandi, respondiendo con igual moneda. Empate t¨¦cnico en la pelea de talonarios y un careo en los grandes torneos, los ¨²nicos escenarios donde coinciden las estrellas de las dos partes. Y ah¨ª han surgido nuevos protagonistas.
Jon Rahm se coron¨® en el Masters de Augusta, y lo festej¨® el circuito americano, feliz por la victoria de uno de sus emblemas. Pero Brooks Koepka se apunt¨® el PGA, y la Liga saud¨ª sac¨® pecho porque era el primer grande conquistado por uno de sus muchachos. Los dos ¨²ltimos grandes, sin embargo, han elevado a dos secundarios, dos golfistas a los que nadie esperaba en estas cimas: Wyndham Clark inscribi¨® su nombre en la historia del US Open y Brian Harman no olvidar¨¢ su bingo en el Open Brit¨¢nico de Royal Liverpool. El ingl¨¦s y el estadounidense, ninguno enrolado en LIV, representan esa clase media que el golf reivindica m¨¢s all¨¢ de las figuras como el factor que le diferencia de otros deportes. El abanico de aspirantes a lograr un grande es mucho m¨¢s abierto que en la mayor¨ªa de disciplinas. Y mientras los grandes circuitos y la Liga saud¨ª han centrado sus esfuerzos en contentar a los ilustres, los ¨¦xitos recientes de Clark y Harman simbolizan que el golf se nutre tambi¨¦n, y mucho, de esas historias que protagonizan los actores de reparto.
From every angle.
— The Open (@TheOpen) July 24, 2023
Brian Harman's winning putt.
A moment every golfer dreams of. pic.twitter.com/5hBthWhk4U
El caso de Harman es el ejemplo del antih¨¦roe. El hombre tuvo que aguantar que un aficionado le gritara el s¨¢bado, tras un bogey en el hoyo 4: ¡°?No tienes lo que hay que tener para ganar el Open!¡±. ¡°Eso me sirvi¨® de motivaci¨®n¡±, cont¨® el domingo el zurdo con la Jarra de Clarete encima de la mesa; ¡°me ayud¨® a recuperarme. Si de verdad quieres que no juegue bien, s¨¦ amable conmigo¡±. Tambi¨¦n resisti¨® que una parte de la prensa inglesa le llamara ¡°el carnicero de Royal Liverpool¡±, por su afici¨®n a la caza con arco. Harman tuvo que reivindicar que suma 12 a?os seguidos jugando las series finales del PGA Tour, un gran registro de regularidad.
A los 36 a?os, el Open es la cumbre deportiva de un golfista nacido en Savannah (Georgia) y que solo coleccionaba dos victorias, en 2014 y 2017, en el circuito americano. Lo celebrar¨¢ con un tractor naranja que acaba de comprarse, y con el que desea segar los 40 acres de terreno que posee. All¨ª caza, pesca, planta comida, cuida de los animales y hace fuego. Su familia come de ello. Es la vida de un golfista de clase media.
Clasificaci¨®n final del Open Brit¨¢nico.
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