Brazos en cruz
Lo inexplicable, tan com¨²n en el f¨²tbol, est¨¢ detr¨¢s del relevo natural de la celebraci¨®n de Cristiano Ronaldo en los patios de colegio
El primer gol que Bellingham marc¨® con el Birmingham City fue un churro. Se acerc¨® al ¨¢rea, amag¨® con dar un pase pero le dejaron unos metros y dispar¨®; el bal¨®n golpe¨® a un rival y se col¨® despacio en la porter¨ªa rival. El estadio enloqueci¨®, ¨¦l enloqueci¨®, sus compa?eros enloquecieron. La competici¨®n era la Championship, la Segunda inglesa. Pero Bellingham hab¨ªa cumplido 16 a?os dos semanas antes. Y se fue corriendo hist¨¦rico agitando los brazos hacia la grada y se tir¨® de rodillas en el c¨¦sped. Hubo que esperar a su segundo gol, tiempo despu¨¦s, en un partido en casa del Charlton. El bal¨®n le lleg¨® franco dentro del ¨¢rea; a Bellingham le dio tiempo a colocarlo en un ¨¢ngulo y se fue corriendo con los brazos en cruz a la grada en la que estaban los seguidores azules, se plant¨® delante de ellos y se qued¨® as¨ª, en esa postura. Fue en abril de 2020 y Jude Bellingham nunca dej¨® de hacer esa celebraci¨®n desde entonces. Su impacto en el juego del equipo ingl¨¦s fue tal que, tras jugar s¨®lo esa temporada en el primer equipo, el Birmingham City retir¨® su dorsal, el n¨²mero 22.
Una pieza period¨ªstica publicada en Sky Sports sobre el fen¨®meno Jude describe la pasi¨®n en Birmingham por ¨¦l. No se trata tanto de su figura, sino de su ejemplo. La fuerza del equipo ingl¨¦s consiste en crear jugadores que sientan la camiseta y el escudo como algo parte de su identidad y se reconozcan en el club desde ni?os; el 22 podr¨¢ volver a ser usado en el primer equipo, pero s¨®lo podr¨¢ ser Bellingham el que lo lleve. Lleg¨® a los ocho a?os al club y fue subiendo escalones de tres en tres, jugando siempre con ni?os mucho mayores que ¨¦l. En la revista peruana Depor, el jefe de la cantera lo explic¨® de esta manera: forjar un sentido de pertenencia es el eje de las categor¨ªas inferiores. ¡°Siempre lo centramos en eso. No estamos en una posici¨®n en la que podamos ofrecer las recompensas financieras de algunos de los grandes clubes de la Premier League. Pero lo que podemos hacer es tomar a ese ni?o que sue?a con jugar en el equipo y ayudarlo a hacer ese sue?o realidad¡±.
Respecto a esto ¨²ltimo, tanto en Dortmund como en Madrid, sus siguientes paradas de la posadolescencia, Bellingham ha tenido la necesidad de reivindicarse r¨¢pidamente como parte del club, uno de esos jugadores que al llegar rinden culto a los mayores, interpelan a su p¨²blico, defienden a sus compa?eros y se se?alan el escudo. Hay quien hace todo esto y es todo cuanto pueden dar: sustituyen con pasi¨®n la falta de f¨²tbol. En el caso de Bellingham la combinaci¨®n es explosiva para el madridismo: desde el antol¨®gico 5 elegido (Zidane por encima de todas las cosas, pero tambi¨¦n Redondo) al car¨¢cter puesto en la cancha: si no gustan mis brazos en cruz, la celebraci¨®n que llevo haciendo desde los 16 a?os, la har¨¦ todos los partidos, aunque tenga que marcar un gol en cada uno. Al acabar el partido contra el Girona, donde dio un asistencia de fantas¨ªa y marc¨® el ¨²ltimo gol, dijo a las c¨¢maras de RMTV que no ten¨ªa ni idea de cu¨¢ndo y por qu¨¦ empez¨® a hacer esa celebraci¨®n: ¡°No lo s¨¦ exactamente. Empec¨¦ en Birmingham y lo he continuado, pero no hay una raz¨®n¡±. Lo inexplicable, tan com¨²n en el f¨²tbol, est¨¢ detr¨¢s del relevo natural de la celebraci¨®n de Cristiano Ronaldo en los patios de colegio, gestos ic¨®nicos que se quedan en la memoria del aficionado casi con tanta fuerza como los goles.
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