Tiger Woods todav¨ªa escribe la historia en el Masters de Augusta

?Qui¨¦n es el primero en llegar a la cancha de pr¨¢cticas? El que m¨¢s ha ganado. Apenas amanece en Augusta y Tiger Woods calienta motores antes de las siete de la ma?ana. El campe¨®n de 15 grandes tiene por delante una dura jornada de 23 hoyos, los cinco que le restaron por completar una primera ronda suspendida por la falta de luz y los 18 de la segunda etapa. Para un hombre de 48 a?os que acumula una decena de visitas al quir¨®fano y un cuerpo lleno de cicatrices, el ejercicio requiere una fin¨ªsima puesta a puesto. El fr¨ªo se cuela en los huesos, sobre todo en esa pierna derecha que se destroz¨® en un accidente de tr¨¢fico en 2021. Ya entonces arrastraba una carrocer¨ªa muy castigada. Y desde aquel nuevo crujido no ha vuelto a ser el mismo. Solo una infinita pasi¨®n por el juego y una incomparable sed de victoria le mantienen en pie. ?Hasta cu¨¢ndo?

El Tigre apenas puede rugir, no es capaz de los zarpazos de anta?o. Se mueve lentamente por el campo, como un viejo depredador que sabe que solo tiene una oportunidad de comer. Camina con cierta dificultad, el sufrimiento se dibuja en su rostro. Un bogey en el 14 y otro en el 18 anticipan los sudores en una d¨ªa azotado por el viento en su querido Augusta National. Poco importa, no se rendir¨¢. Entre el final de una ronda y el comienzo de la siguiente, Woods solo dispone de 50 minutos. No puede quedarse fr¨ªo, as¨ª que nada de tumbarse a descansar. Tiger devora un s¨¢ndwich y se hidrata mientras ensaya en la zona de pr¨¢cticas. Y vuelta al ruedo.

Lo que viene a continuaci¨®n es una monta?a rusa: birdie en el 3, bogey en el 4, bogey en el 5, birdie en el 6, bogey en el 7, birdie en el 8 y par en el 9 despu¨¦s de salvar dos volantazos, a la izquierda entre los ¨¢rboles de salida y a la derecha entre el p¨²blico con el segundo golpe. La secuencia retrata a un golfista con magia en las manos pero que no controla del todo su juego. Tiger se aferra al campo con u?as y entrega una tarjeta final de +1, suficiente para pasar el corte en Augusta por 24? ocasi¨®n seguida en su carrera. Es r¨¦cord en el Masters, por delante de las 23 de Gary Player y Fred Couples. Siempre que se ha alistado como profesional, desde su debut revolucionario en 1997, ha alcanzado el fin de semana (fall¨® en 1996 como amateur). La mitad de su vida.

Las sensaciones son mejores este curso que el a?o pasado, cuando se retir¨® en la tercera jornada como el ¨²ltimo clasificado entre quienes superaron el corte. Era un hombre completamente cojo que enfil¨® la sala de operaciones para reparar un tobillo derecho hecho papilla. Desde entonces hasta este Masters el Tigre solo hab¨ªa disputado el Hero World Challenge el pasado diciembre (18? clasificado) y el Genesis Invitational en febrero (retirada por enfermedad). Ni siquiera ese modesto objetivo de jugar un torneo al mes ha podido hacerse realidad.

Una ovaci¨®n le recibe en cada hoyo, la gente puesta en pie para abrazar a la leyenda. Como en el hoyo 16, el escenario de aquel maravilloso chip en 2005 y la bola de Nike cayendo en la ¨²ltima mil¨¦sima. Hoy, por primera vez en su carrera, Woods no viste el ic¨®nico logo de la marca deportiva, rota su relaci¨®n tras 27 a?os y 500 millones en contratos. En el pecho del campe¨®n luce ahora un Tigre con 15 rayas (por sus 15 grandes), la imagen de su propia l¨ªnea de ropa. Dar¨ªa lo que fuera por a?adir al menos una m¨¢s, ya casi imposible alcanzar las 18 coronas de Jack Nicklaus. ¡°Si todo va bien, creo que puedo ganar otro Masters¡±, solt¨® Tiger antes del torneo. Su ¨²ltimo bingo fue la resurrecci¨®n en Augusta 2019, uno de los mayores regresos a la cima en la historia del deporte. El lugar al que sue?a volver.

Clasificaci¨®n del Masters de Augusta.

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