Vincent Bouillard, un ingeniero da la campanada en el Ultra Trail del Mont Blanc

El Ultra Trail du Mont Blanc (UTMB), la tortura de 171 kil¨®metros y 10.000 metros de desnivel positivo convertida en santo grial, devora a sus aspirantes en la noche y apaga sus frontales. Familiares y entrenadores esperan a ciegas en Courmayeur, el ecuador de la carrera, la llegada en la madrugada de sus corredores con la ¨²nica pista del ¨²ltimo punto de control. Jess Brazeau prepara todo para la llegada de Jim Walmsley, el estadounidense que defiende t¨ªtulo. Pero en apenas unos kil¨®metros pasa de liderar a estar fuera del top diez, toc¨¢ndose la rodilla, m¨¢s necesitado de terapia que de arroz. Uno de los pocos que conoc¨ªa a Vincent Bouillard, el ingeniero franc¨¦s de 31 a?os de su marca, Hoka, que sal¨ªa en cabeza mientras su mujer esperaba. Alguien sin contrato profesional que no estaba en ninguna quiniela y que cambi¨® su vida en 19 horas, 54 minutos y 23 segundos con una victoria inolvidable.

El UTMB Index es el ranking que punt¨²a a los atletas por sus actuaciones en carreras homologadas por el circuito. Bouillard ten¨ªa 832 puntos mientras los 20 primeros superaban los 900. ¡°Solamente estar en la salida era ya un sue?o¡±, resumi¨® el ingeniero, que se puso las zapatillas como otros 2.300 corredores que escucharon a las 18.00 horas del viernes el repique de las campanas de Chamonix y La conquista del para¨ªso de Vangelis, a la espera de que su estribillo desatara las hostilidades. La misma banda sonora que celebra su regreso. No cabe un alfiler, pero la escena se evapora en diez minutos: los curiosos vuelven a la terraza y solo queda una pantalla gigante. Todo est¨¢ en manos de la monta?a.

Y el guion se cumple porque Walmsley abre gas cuando llega la noche y se marcha en la primera subida larga. Aspira a un doblete hist¨®rico tras vencer en la Western States, la carrera de cien millas por excelencia de EE UU. Pero aquel triunfo tuvo peaje. El ligamento cruzado anterior de su rodilla izquierda est¨¢ tocado y se manifiesta: puede subir y bajar sin dolor, pero no puede digerir los tramos r¨¢pidos. Sobrecoge c¨®mo baja el volumen en el pabell¨®n de Courmayeur cuando entra ¨Ccasi 20 minutos despu¨¦s de lo previsto¨C respetando al gigante ca¨ªdo que come por inercia, no porque se plantee volver. Y c¨®mo vuelve el ruido cuando se marcha.

Pese a ir en cabeza, nadie apuesta por Bouillard. Est¨¢ Tom Evans, el soldado brit¨¢nico que se perdi¨® el a?o pasado y termin¨® en el hospital. Sin Walmsley, es su carrera. Si no, est¨¢ Germain Grangier: no es el franc¨¦s predilecto, pero tiene 898 puntos. Al invitado a¨²n a tiro un sinf¨ªn de aspirantes, ganadores de grandes carreras a la espera de su momento. Como Pau Capell, uno de los diez ganadores del palmar¨¦s ¨Cen 2019¨C, que tambi¨¦n necesita terapia en Courmayeur, pues el masaje no le revive. Y que tendr¨¢ que esperar para bajar de las 20 horas, el reto que se plante¨® tras conquistar Chamonix. Pero lo consigui¨® el ingeniero, el quinto en romper esta barrera ¨Cen recorridos que han variado¨C tras Walmsley, Kilian Jornet, Zach Miller y Mathieu Blanchard.

Un registro que pone en valor su victoria, pese al boicot de atletas como Miller, segundo el a?o pasado, o Jornet, que est¨¢ coleccionando cuatromiles en los Alpes mientras sus rivales corren a su alrededor por Francia, Italia y Suiza. Su ruta de alpinismo toca precisamente el Mont Blanc, quiz¨¢s vio sus frontales. Ambos lideran un grupo que acusa a UTMB de monopolio por establecer un sistema de casi 50 carreras en todo el mundo como pasarela indispensable para correr en Chamonix ¨Cno solo esta distancia, sino otras, desde los 15 kil¨®metros a los 54 de o los 100, algo que a su juicio ahoga a otros eventos.

Bouillard tiene a tiro el sue?o que jam¨¢s so?¨® en La Fl¨¦g¨¨re, la ¨²ltima subida. Ya pega el sol, que se desvela al final de la arboleda y eleva la factura de un ¨²ltimo kil¨®metro de monta?a desnuda: tres grandes curvas entre piedra fina, convertida en un trazado por el que podr¨ªa pasar un autob¨²s y que ¨¦l transita mientras decenas de aficionados frescos gritan y graban su gesta. Pero en la cima le espera un susto: el juez que revisa el extenso material obligatorio. Debe llevar envases con una capacidad de total de litro y no encuentra el segundo, teme haberlo dejado en Vallorcine. Remueve la mochila, aparece y empieza nervioso el descenso final. Al ingeniero le falla la distribuci¨®n de elementos en su petate, pero acaba guardando los bastones para no utilizarlos m¨¢s.

El mismo descenso que unas horas antes recorren con m¨²sica f¨²nebre los ¨²ltimos de la CCC ¨Cempez¨® a las 9:00 horas del viernes¨C y que sufrir¨¢n el domingo sus compa?eros de UTMB, que tienen 46 horas y media para llegar a meta. Lejos de dejarse ir ¨Csac¨® m¨¢s de 27 minutos al segundo¨C esprint¨® como si corriera los cien metros. Solo entonces abraz¨® su gesta y deshizo el camino para chocar palmas, con la cabeza en otro planeta, hasta que alguien le dijo que diera ya la vuelta. Despu¨¦s llegaron su compatriota Baptiste Chassagne y el ecuatoriano Joaqu¨ªn L¨®pez, otras dos sorpresas de a¨²pa.

De la campanada en chicos a la exhibici¨®n de la gran favorita, la estadounidense Katie Schide, ante la ausencia de Courtney Dauwlater, que dej¨® el a?o pasado corto el doblete que persegu¨ªa Walmsley y gan¨® en Chamonix tras vencer tambi¨¦n las Hard Rock. Lo cierto es que su mejor versi¨®n no hubiera tenido el t¨ªtulo garantizado ante una Schide portentosa que revent¨® la carrera de salida ¨Cten¨ªa 20 minutos de ventaja tras 32 kil¨®metros¨C y no baj¨® el pist¨®n. Una ventaja que le permiti¨® serenarse en los avituallamientos y dedicar todo el tiempo del mundo a refrescarse y a reemplazar el hielo de su pa?uelo. No solo recuper¨® su t¨ªtulo en 2022, sino que rompi¨® el r¨¦cord de su compatriota ausente (22h30m) con un registro de 22h09m31. Fue decimotercera en la general; en 2021, Dauwalter fue s¨¦ptima.

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