Ultras, al amparo de los clubes
Los ¨²ltimos incidentes en el Metropolitano han puesto en evidencia la ambig¨¹edad de los equipos de f¨²tbol con hinchas violentos identificados a golpe de ¡®zoom¡¯ y con graves historiales delictivos
El 30 de noviembre de 2014, ?lvaro C.G. le mand¨® un mensaje a su novia a las 9.26 de la ma?ana: ¡°Le hemos reventado, sin porra me he quedado, le he pegado un paliz¨®n a uno¡±. ?lvaro, conocido entre sus colegas como Kit-Kat, ten¨ªa entonces 17 a?os y formaba parte de ¡°los cachorros¡± ultras del Frente Atl¨¦tico, la pe?a colchonera bajo la que se oculta algo m¨¢s de un centenar de radicales violentos de ideolog¨ªa neonazi. Aquella fr¨ªa ma?ana de noviembre, entre varios, hab¨ªan apaleado y tirado al r¨ªo Manzanares a Jimmy, Francisco Javier Romero Taboada (41 a?os), un ultra (de izquierdas) del Riazor Blues, la pe?a del equipo visitante, el Deportivo de La Coru?a, que ven¨ªa ese d¨ªa a Madrid a disputar un partido en el Vicente Calder¨®n. Jimmy muri¨® horas m¨¢s tarde reventado por dentro. Kit-Kat fue condenado ¡ªgracias al testimonio de un testigo protegido que particip¨® en la reyerta¡ª a seis a?os de internamiento en r¨¦gimen cerrado y dos de libertad vigilada por los delitos de homicidio, ri?a tumultuaria y tenencia il¨ªcita de armas. Pero el 23 de julio de 2016 la Audiencia Provincial de Madrid le absolvi¨® del homicidio por falta de credibilidad del denominado ¡°testigo protegido G-303¡å. El domingo pasado, Kit-Kat era uno de los ultras que lideraba los incidentes que casi llevan a suspender el derbi en el Civitas Metropolitano, por los insultos y el lanzamiento de objetos contra el portero del Real Madrid Thibaut Courtois.
En los v¨ªdeos y en las fotograf¨ªas del jaleo en el fondo sur se le ve de pie sobre una valla, rapado, con camiseta negra ajustada, sobresale por encima de todas las cabezas de esa llamada grada de animaci¨®n, micr¨®fono en mano, con un papel preponderante en la revuelta, junto con su compa?ero de peleas, David. L. Briones, conocido dentro del grupo solo como Briones. Ambos son viejos conocidos de los agentes de la Polic¨ªa Nacional de la Brigada Provincial de Informaci¨®n de Madrid (BPI), por su implicaci¨®n en numerosas trifulcas. ¡°Briones es algo m¨¢s joven y escurridizo, hasta ahora trataba de mantenerse en segundo plano para evitar encuentros con la polic¨ªa que pudieran afectar a sus ¡®negocios¡¯, su andadura en el Frente Atl¨¦tico empez¨® tras la pandemia, en 2020, asumiendo el liderazgo del grupo junto a ?lvaro Kit-Kat¡±, explican los investigadores. ¡°Entre otras cosas, fue sancionado por darle una patada a un vigilante en la cabeza¡±, agregan.
¡°Los condenados por delitos violentos no pueden ser socios¡±, aseguran con rotundidad fuentes del club rojiblanco. ¡°A la grada de animaci¨®n no puede acceder nadie que no sea socio¡±, a?aden. Pero ah¨ª estaban.
Los dos, Kit-Kat (27 a?os) y Briones (24 a?os), han dejado de ser cachorros y han tomado el relevo de Barri, Juan Mar¨ªa L¨®pez S¨¢nchez, un hist¨®rico de los 80, de la ¨¦poca de Basti¨®n, cuando el asesinato del seguidor de la Real Sociedad Aitor Zabaleta, en diciembre de 1998. Kit-Kat y Briones ya conforman el t¨¢ndem que lidera a los radicales del Frente Atl¨¦tico, seg¨²n fuentes policiales, que estos d¨ªas revisan frame a frame el altercado que oblig¨® a detener el partido del pasado domingo durante casi 20 minutos y que ha vuelto a evidenciar la ambig¨¹edad que mantienen los clubes con sus hinchadas m¨¢s radicales y violentas.
De momento, ni el presidente del club, Enrique Cerezo, ni su principal propietario, Miguel ?ngel Gil Mar¨ªn (hijo de Jes¨²s Gil), han abierto la boca al respecto, pese a que el club ha sido sancionado por el Comit¨¦ de Competici¨®n de la Federaci¨®n Espa?ola de F¨²tbol con el cierre de ese fondo del estadio donde se produjeron los incidentes para los tres pr¨®ximos partidos y con una multa de 45.000 euros. El viernes por la tarde, en un comunicado, el club anunciaba que hab¨ªan sido identificados otros dos ultras que ¡°van a ser expulsados de forma permanente¡±.
Aplicando el zoom en las im¨¢genes captadas por las c¨¢maras y registradas en la sala de la Unidad de Control Organizativo (UCO) del estadio el pasado domingo, aparecen las caras de otros viejos conocidos para los agentes de Informaci¨®n de la polic¨ªa. Su trabajo ahora es distinguirles entre las 4.000 personas que llenan ese grader¨ªo y despu¨¦s cotejar la lista de DNIs registrada por el club. ¡°A la grada de animaci¨®n solo se puede acceder con abono y mostrando el carn¨¦ de identidad, el abono es intransferible en esa zona del campo¡±, explican en el club.
Los investigadores creen ver, entre los ultras, a ¡°los que insultaron y se encararon con Mario Hermoso (¡±?Madridista hijo de puta!¡°) en agosto de 2022, ¡°a los que se enfrentaron con dos de los vigilantes de la seguridad privada¡± del club, o ¡°al que insult¨® a Nico [Williams]¡± el 27 de abril en un encuentro contra el Athletic Club. En este ¨²ltimo caso, La Fiscal¨ªa de Madrid entendi¨® que los gritos proferidos contra el futbolista (¡°uh, uh, uh¡±, imitando el sonido de un mono) podr¨ªan ser constitutivos de ¡°un delito de lesi¨®n a la dignidad¡±, y en mayo abri¨® diligencias de investigaci¨®n para averiguar la identidad de la persona o personas que profirieron esos insultos. El autor fue localizado, tambi¨¦n por las c¨¢maras, y propuesto para sanci¨®n por la Polic¨ªa.
¡°El club sanciona a todos los socios que las autoridades nos identifican como implicados en infracciones, que tienen abiertos expedientes, condenados por alg¨²n delito, adem¨¢s de sancionar a los que la seguridad del club detecta realizando alguna infracci¨®n o falta recogida en nuestra normativa interna y se le aplica el r¨¦gimen sancionador que tenemos¡±, aseguran fuentes rojiblancas. Pero ah¨ª estaban.
Por los insultos a Nico, el Atl¨¦tico tambi¨¦n fue sancionado con el cierre parcial del Metropolitano durante dos partidos, pero no cumpli¨® la sanci¨®n porque el Comit¨¦ de Apelaci¨®n exculp¨® al club por ¡°falta de responsabilidad¡±.
?Hasta d¨®nde llega esa ¡°falta de responsabilidad¡± de los clubes? ?Hasta qu¨¦ punto son responsables de ese tipo de actos y actitudes, si permiten la entrada de esa clase de personas en sus estadios? ?Qu¨¦ relaci¨®n establecen los equipos con esos hooligans y por qu¨¦?
La Ley 19/2007 ¡°contra la violencia, el racismo, la xenofobia y la intolerancia en el deporte¡±, deja claro en su art¨ªculo 3 (¡°medidas para evitar actos violentos¡±) que, con car¨¢cter general, le compete al club evitar este tipo de situaciones controlando a los violentos, su evoluci¨®n individual y como grupo. Y en su art¨ªculo 7 (¡°condiciones de permanencia en el recinto¡±) detalla los comportamientos inadmisibles (insultos, lanzamiento de objetos, irrumpir en el terreno de juego¡) que llevan a la ¡°expulsi¨®n inmediata¡±. Pero es que, adem¨¢s, el art¨ªculo 9 (¡°libro de registro de actividades de seguidores¡±) de la misma norma recoge: ¡°Los clubes deber¨¢n disponer de un libro de registro que contenga informaci¨®n gen¨¦rica e identificativa sobre la actividad de la pe?as, asociaciones, agrupaciones o grupos de aficionados, que presten su adhesi¨®n o apoyo a la entidad en cuesti¨®n¡±.
¡°Solo registran al presidente y al secretario de la pe?a¡±, se?alan fuentes policiales, refiri¨¦ndose a la manera en la que los clubes elaboran ese registro de seguidores. ¡°Los ultras siempre se camuflan en la masa¡±, advierten.
Jos¨¦ Luis Tucho, el inspector de la Polic¨ªa Nacional responsable de la coordinaci¨®n de la Seguridad en el Atl¨¦tico de Madrid, coment¨® al finalizar el encuentro que hab¨ªa sido ¡°un partido complicado¡± y que se hab¨ªa expulsado a uno de los ultras que llevaba un arma (blanca). ¡°En el acceso a la grada de animaci¨®n se realiza un cacheo individual a cada uno de los asistentes¡±, aseguran en el club rojiblanco. Pero ah¨ª estaba la navaja.
El inspector, de coraz¨®n colchonero, sabe perfectamente qui¨¦nes son esos ultras y tiene prohibido a los jugadores acercarse a los radicales en las inmediaciones de los estadios. Una vez, en un partido en Italia, Briones quiso que le firmara una camiseta el defensa C¨¦sar Azpilicueta y Tucho lo impidi¨®. El ultra le insult¨® y luego mostr¨® la camiseta firmada por el jugador en sus redes sociales con un mensaje: ¡°?Tucho, j¨®dete!¡±. El desaf¨ªo es constante, ¡°porque, en realidad, el f¨²tbol no es sino la excusa para poder dar rienda suelta a su adicci¨®n a la violencia¡±, advierten los investigadores.
No solo El Frente
Los del Frente Atl¨¦tico se han ganado la fama de ser ¡°los m¨¢s cafres¡± en un panorama en el que, seg¨²n los expertos, ¡°el movimiento ultra est¨¢ adquiriendo cada vez m¨¢s fuerza en Europa¡±. En Espa?a, la polic¨ªa se mueve con estimaciones de ¡°unas 10.000 personas¡± en total, ¡°en grupos de 200-250 en los que siempre son los mismos¡±. ¡°Usan el f¨²tbol para visibilizarse y lanzar su mensaje¡±, explican. La media est¨¢ entre 80 y 90 incidentes con ultras al a?o en el f¨²tbol en Espa?a y unas 1.600 propuestas de sanci¨®n, seg¨²n datos de la Oficina Nacional del Deporte de la Polic¨ªa Nacional.
En el polo opuesto al Frente Atl¨¦tico est¨¢n, por ejemplo, los ultras de extrema izquierda de Osasuna, autodenominados Indar Gorri (¡°Fuerza Roja¡±, en Euskera), que ocupan el fondo sur del su estadio, el Sadar. All¨ª est¨¢ Eder Miji Avenda?o, con otro dilatado historial de trifulcas y detenciones, haciendo las veces de speaker en la grada de animaci¨®n de su equipo.
El enero pasado, los bukaneros (los ultras del Rayo, de extrema izquierda) protagonizaban una batalla campal en las inmediaciones de su estadio minutos antes de un partido con el Real Sociedad Deportiva Alcal¨¢ al toparse en un bar con ultras (de extrema derecha) de ese equipo, conocidos como Brigadas Alcalinas. Era un partido de Tercera Divisi¨®n.
Y los Biris Norte, radicales del Sevilla de ultraizquierda, se enfrentaron en una pelea salvaje con los Indar Gorri hace ahora un a?o en Pamplona, pese a compartir ideolog¨ªa. Meses despu¨¦s los jugadores del equipo andaluz se reun¨ªan con los ultras a modo de privilegio.
Los clubes tienen muchas formas de perseguir a los violentos y, al mismo tiempo, mantener el ambiente festivo y la animaci¨®n. Pueden quitarles el sitio en el estadio, como hicieron el Real Madrid y el Bar?a; pueden controlar la grada de animaci¨®n estableciendo unas condiciones (tipos de c¨¢nticos, insignias y banderas, edad de los abonados¡) a cambio de beneficios para esos aficionados, se pueden personar en los juicios para realizar un seguimiento de los procesados por delitos violentos¡ En este ¨²ltimo aspecto, muchos se escudan en la Liga: ¡°Nuestro departamento legal se siente amparado por la Liga, que nos representa¡±, aducen.
Ciertamente, la Liga comenz¨® hace unos a?os a optar por la justicia ordinaria para erradicar la violencia del deporte. ¡°Los clubes han ido sum¨¢ndose en mayor o menor medida¡±, apuntan fuentes de la patronal, que no tiene competencia sancionadora alguna (aunque lo ha solicitado). ¡°Hay muchas medidas ahora encima de la mesa para acabar con esto¡±, aseguran las mismas fuentes, ¡°pero tienen que ser aprobadas por los clubes en la comisi¨®n delegada y en la asamblea y, por el momento, no hay nada cerrado¡±, advierten.
El mes que viene se cumplir¨¢n 10 a?os de la muerte de Jimmy, que marc¨® un punto de inflexi¨®n en el tratamiento y la normativa contra la violencia en el deporte, pero lo cierto es que ese brutal crimen televisado sigue sin culpables, y los presuntos implicados siguen campando a sus anchas por los estadios y lideran aficiones radicales que arruinan la competici¨®n deportiva.
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