La felicidad era el PC F¨²tbol

Aquel ritual cotidiano ten¨ªa mucho de ilusi¨®n, bastante de incertidumbre y unas briznas de magia. Una combinaci¨®n casi perfecta para la ni?ez o la adolescencia a la que se a?ad¨ªa la sensaci¨®n de refugio. Porque los gestos de encender el ordenador e insertar los disquetes o CD-ROM y los al mismo tiempo breves e interminables segundos de espera para saber si el videojuego se cargaba correctamente suced¨ªan siempre en el mismo espacio. Aquella mesa del sal¨®n, de la habitaci¨®n o de la oficina de un padre o una madre en la que se ubicaba el ordenador en el que estaba instalado el PC F¨²tbol sol¨ªa ser siempre la misma. Y al empezar a jugar, era como entrar en un universo en el que todo estaba en orden. Un espacio en el que el f¨²tbol ¡ªy con ¨¦l, la vida¡ª se pod¨ªa controlar.

La portada de una revista tambi¨¦n puede ejercer de magdalena de Proust. El PC F¨²tbol iba acompa?ado de una que, edici¨®n tras edici¨®n, llevaba en su primera p¨¢gina a Michael Robinson. Divisarla a lo lejos, en el quiosco, era el primer paso hacia la felicidad. Los PC F¨²tbol de Dinamic Multimedia (Game Press) es un libro que practica al mismo tiempo la memoria sentimental y la arqueolog¨ªa digital. Su autor, Albert Traguany Minguell, es uno de los mayores coleccionistas mundiales de la saga. Ha tenido acceso directo a los creadores de la misma, lo que le ha permitido hacer un libro que es la historia de una empresa espa?ola a la que la audacia, el talento y la pasi¨®n de sus socios originales ¡ªy de sus seguidores, que jugaron un papel fundamental¡ª llev¨® a crear una marca prestigiosa, internacional e innovadora que vendi¨® centenares de miles de videojuegos. Y que, por extensi¨®n, son tambi¨¦n las historias de todas esas personas a cuyos ordenadores fueron a parar aquellos videojuegos. Un libro para recordar una d¨¦cada, reconocerle a Dinamic Multimedia el m¨¦rito de todo lo logrado y entender la influencia que el juego ejerci¨® en una generaci¨®n: la suficiente como para que se diera por hecho que Kanchelskis, Blomqvist o Le Saux estuvieron en alg¨²n momento entre los diez mejores futbolistas del mundo.