El Real Madrid liquida al Barcelona y se proclama campe¨®n de la Copa del Rey
El equipo de Chus Mateo, al comp¨¢s de Campazzo y Poirier, supera a los azulgrana en el ¨²ltimo cuarto y se subraya como el campe¨®n, como el equipo con m¨¢s laureles del trofeo, 29 por los 27 de los cul¨¦s
A este Madrid no hay quien le discuta, equipo que ha hecho de la victoria una rutina y que ya no presume de m¨²sculo por liderar la ACB o la Euroliga, sino que ya lo hace de palmar¨¦s para explicar que es el aut¨¦ntico y ¨²nico Rey de Copas, que la corona no se comparte ni es bicef¨¢lica. Contabiliza 29 laureles (en 52 finales) por los 27 de los azulgrana (de 39) y aclara que la historia est¨¢ de su lado. Tambi¨¦n el baloncesto, equipo coral como pocos donde el brillo se comparte porque Campazzo es el genial director de una orquesta donde Musa y Hezonja castigan desde el per¨ªmetro, donde Deck y Yabusele lo hacen con sus penetraciones o lanzamientos de media distancia, y donde Tavares lo hace bajo el aro. Aunque en el Mart¨ªn Carpena lo hizo tambi¨¦n Poirier, un gigante con la pelota entre las manos. Un c¨®ctel de campeonato.
Como si perder el salto inicial se le hubiese indigestado de mala manera, Tavares levant¨® los brazos al cielo para cerrar su canasta, para poner tres tapones gloriosos ¡ªa Kalinic, Da Silva y Hern¨¢ngomez¡ª que dejaban al Bar?a aturdido, al punto de que despu¨¦s de la canasta inicial de Parker encaj¨® un parcial de 9 a 0, manos de mantequilla y p¨¦rdidas de balones al canto. Ped¨ªa la pelota Musa, que parec¨ªa tener una de esas noches en la que el aro se agranda a cada lanzamiento suyo, y le segu¨ªa el paso Campazzo, que tanto le daba expresarse con penetraciones a canasta que con triples, jugador que siempre responde cuando se le reclama. El Madrid, disfrut¨®n, se relam¨ªa al tiempo que desde la grada se entonaba el afamado ?As¨ª, as¨ª, as¨ª gana el Madrid!, molestos los cul¨¦s porque pitaban personales a los suyos a cada ocasi¨®n que hac¨ªan contacto con Tavares. Pero este Bar?a es de lo que no hay, ahora mal, ma?ana bien, pasado no lo s¨¦. Y Satoransky, que hasta el momento hab¨ªa hecho una Copa para olvidar, levant¨® la voz. Y los ¨¢nimos para los azulgrana. Ninguno, en cualquier caso, como Parker, que de la noche a la ma?ana se ha convertido en la luz que alumbra el camino del Bar?a, en el jugador que no tirita ni a la de tres, ese que a cada canasta el p¨²blico le regala los o¨ªdos con ¡°?MVP, MVP!¡±. Porque esa aparente desgana que muestra, ese no saber si est¨¢ en una barbacoa en Texas o en la final de la Copa, ese correr apesadumbrado, es el truco del feriante. Porque Parker estaba y quer¨ªa el protagonismo, tambi¨¦n la bola entre las manos. Una bandeja, una canasta a aro pasado y el testigo para Laprovittola, que se las ten¨ªa ¡ªamistad y rivalidad hist¨®rica la suya por eso de compartir la selecci¨®n argentina¡ª de todos los colores con Campazzo. Y con dos triples suyos bastaron para cerrar el pr¨®logo en tablas (19-19).
Acept¨® el Madrid jugar al baloncesto de correcalles, el que va al esprint y no encuentra la pausa, el de idas y venidas. Cosa que le favorec¨ªa al Bar?a, c¨®modo con el libre albedr¨ªo porque Grimau entiende que con libertad sobre el parquet aflora el talento. Y ah¨ª apareci¨® Jokubaitis, tambi¨¦n, claro, Parker. Y hasta Parra, que meti¨® un triple previo topetazo. Ped¨ªa entonces Chus Mateo cabeza desde el banquillo, rebajar un poco las pulsaciones. Pero jugar con el fast forward, sin embargo, tampoco result¨® un problema para el Madrid cuando pis¨® la cancha Hezonja, que es un fusil de repetici¨®n, que emboca desde cualquier posici¨®n, que gusta de correr para parar en seco y elevarse sobre los rivales para escuchar el siempre deseado chof. Sus 12 puntos en el cuarto, bien acompa?ado por el goteo incesante de Campazzo y, sobre todo, por la cantidad de rebotes ofensivos, volvi¨® a equilibrar la balanza. Hasta que Kalinic decidi¨® lo contrario con un triple sobre la bocina, 43-45 al entreacto.
La batalla por la supremac¨ªa, aunque s¨ª iba a ser cosa de una sola noche, no ser¨ªa coser y cantar para nadie. Y se masticaba la tensi¨®n, la electricidad, la arraigada enemistad entre los equipos, reverberada por Rudy Fern¨¢ndez y Satoransky, que se encararon sin mayores antes de irse al vestuario. Sigan, sigan, esto es baloncesto y del bueno.
Tocaba el momento de arrebato de Vesely, un checo de sangre caliente. Si bien hab¨ªa quedado desdibujado por Tavares hasta el momento, entendi¨® que un paso para atr¨¢s de la botella eran tres para delante del equipo, pues a la que sacaba al p¨ªvot blanco de su zona de influencia ganaba enteros. Y m¨¢s con su mu?eca para esos lanzamientos desde media distancia. Ocho puntos que, sin embargo, no pasaron de una caricia para el Madrid, que se refugi¨® en Deck, otro jugador que se crece en los momentos calientes, que a mayor reto, mejor respuesta. Porque cuando Deck entra a canasta lo hace con todo. Y, sobre todo, con acierto. Tambi¨¦n un Poirier que ganaba la batalla en el poste bajo. Raquetazos a cada lado de la red que, ali?ados por los lanzamientos fallados en la l¨ªnea de tiros libres de los azulgrana ¡ªsiete de 13 el Bar?a por 21 de 24 el Madrid en el partido¡ª, provocaba la alternancia en el marcador, que hac¨ªa alcanzar el ¨²ltimo acto (66-63) con todas las inc¨®gnitas por descubrir.
Ocurri¨® que en el momento de la verdad lleg¨® el car¨¢cter blanco, el del equipo que se sabe el mejor, que no conoce otra cosa que no sea ganar. As¨ª que al triple de Brizuela ¡ªbuena progresi¨®n la suya como azulgrana¡ª el Madrid replic¨® con tres lanzamientos desde el extrarradio que absorbieron la red. Uno de Deck y otros dos de Yabusele (77-68), la m¨¢xima diferencia del encuentro. Y sanseacab¨®.
Trat¨® el Bar?a de meter una marcha m¨¢s en intensidad y se le castig¨® con personales. ¡°As¨ª no se puede jugar¡±, se quejaba Laprovittola al colegiado instantes previos a que Vesely fuera eliminado por acumulaci¨®n de faltas. Jauja para Poirier, que volvi¨® a gobernar bajo los tableros, que sac¨® m¨²sculo y mu?eca, que se zamp¨® a Hern¨¢ngomez y certific¨® el triunfo del Madrid. El que dice que a Copas nadie le gana. Ni le empata.
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