Pogacar cumple su papel y anima la fiesta del crit¨¦rium de Singapur
Ausente Vingegaard de la carrera organizada por el Tour de Francia para celebrar a sus campeones, el esloveno asume el protagonismo y cede la victoria a Philipsen
Invitados por el Tour, que con su nombre hace negocio en pa¨ªses ex¨®ticos, a Singapur llegan los mejores ciclistas con su pareja, y alguno, como Pello Bilbao, con su ni?a en cochecito. Todos llegan relajados, charlas, jovencitos normales que, en chanclas, pantal¨®n corto y camiseta parecen casi ni?os. Juegan, posan, hablan, por primera vez en todo el a?o sin tener metidas en la cabeza las ¨®rdenes de los jefes, las consignas, hay que ganar, hay que ganar, hay que ganar. ¡°Qu¨¦ gusto. Ahora, cuando estoy con periodistas, no tengo que estar pensando qu¨¦ efecto causar¨¢ lo que digo¡±, dice Formolo, italiano nacido entre los vi?edos de Valpolicella, en Verona, acaba de fichar por el Movistar.
El tetracampe¨®n Chris Froome, el m¨¢s veterano en los saraos de ASO, el organizador del Tour, acepta que ya no interesa a ninguno de los periodistas, a los que indica, amablemente, como un camarero en el hotel, en qu¨¦ habitaci¨®n est¨¢n las figuras, y monta un tr¨ªo con otras viejas glorias, con Peter Sagan, que se acaba de retirar, y con Mark Cavendish, que suspira y espera que en 2024 por fin pueda retirarse, una vez roto el empate a 34 victorias de etapa en el Tour con Eddy Merckx. Dan vueltas los tres, turn¨¢ndose en los pedales, en el asiento y en el papel de empujador, en un trishaw, una bici con pasajero en el sidecar. Le ponen mucho ¨¢nimo, pero pierden pat¨¦ticamente, por 12 segundos, la carrera con el tr¨ªo de las figuras, con Tadej Pogacar, maillot blanco del Tour, Giulio Ciccone, los lunares, y Jasper Philipsen, el verde. Todos r¨ªen. Felices.
Al d¨ªa siguiente, domingo, el asunto es m¨¢s serio. Es el Crit¨¦rium en s¨ª. Una contrarreloj y una carrera de 60 kil¨®metros, cuyos ganadores ya han sido designados de antemano, as¨ª como su desarrollo, como es norma en las pruebas de exhibici¨®n. No est¨¢ en Singapur Jonas Vingegaard, el ganador del Tour, que sorprendentemente para los organizadores rechaz¨® la invitaci¨®n y una buena cifra de pago por participar, y el dan¨¦s es el primer maillot amarillo que prefiere pagarse las vacaciones y las de su familia y renunciar al lujo asi¨¢tico de todos los gastos pagados y un pico en los 10 a?os que el Tour organiza, primero en Saitama (Jap¨®n) y, y ya van dos a?os, despu¨¦s en Singapur, un Crit¨¦rium con sus figuras. El ganador, as¨ª, no podr¨ªa ser otro que el sprinter belga Philipsen, el maillot verde del Tour (cuatro etapas ganadas este a?o), que supera en la meta, como el experto guionista de la acci¨®n, el m¨¢nager belga Vincent Wathelet hab¨ªa decidido, al legendario ingl¨¦s Mark Cavendish y a su amigo Pogacar, en su maillot blanco de mejor joven del Tour, que cumple su papel atacando a falta de unas vueltas y mantenerse por delante en solitario antes de sucumbir inexorablemente en la recta final. Todos aplauden. Todos sudan. ¡°Esta humedad es terrible, sobre todo cuando se est¨¢ con algo m¨¢s de peso¡±, se lamenta Sepp Kuss, el ganador de la Vuelta, al que el dise?ador del show magn¨ªfico, y aplaudido por miles de personas, tambi¨¦n obliga a fugarse, y tambi¨¦n a Froome, a Sagan y a Ciccone, los m¨¢s conocidos, para dar espect¨¢culo y que termina muy acalorado, jadeante, pero satisfecho por haber cumplido su cometido.
¡°Los deportistas nos cuidamos y estamos muy delgados todo el tiempo, pero una vez que para de competir y descansas un poco, tu cuerpo entra en una fase de recuperaci¨®n un periodo m¨¢s largo. Empiezas a salir a cenar y a disfrutar de una vida normal, retienes l¨ªquidos y coges peso inevitablemente¡±, explica Pogacar, tambi¨¦n muy sudoroso y coloradote de cara. ¡°Pero no es algo dram¨¢tico. Tambi¨¦n ahora veo mucho, est¨¢ mejorando, dir¨ªa yo, la dieta en el ciclismo, aunque todav¨ªa hay algunos ciclistas que no quieren ganar nada y otros que no pueden evitar engordar m¨¢s de la cuenta. Yo lo llevo bien, creo. Este invierno coger¨¦ como tres o cuatro kilos, m¨¢ximo cinco¡±.
En la mirada de Pogacar, en su actitud, solo hay carcajada plena los momentos alejados de los focos, los de los paseos de la mano con su Urska junto a otras parejas por la Marina, y rechazan aterrados la oferta callejera de un helado al corte de durian, la fruta maloliente, envuelto en una rodaja de pan de molde, placer celestial, ajeno al panorama de grandes torres que le rodean, una nueva reflexi¨®n arquitect¨®nica sobre la relaci¨®n entre la naturaleza y el arte. La primera gran arquitectura exhibicionista del progreso humano, la de los rascacielos neoyorquinos y su skyline, imitaba a la naturaleza desbordante, los edificios singulares adornados de luces led del puerto singapurense, y los de tantos lugares id¨¦nticos, imitan a la arquitectura que imita a la arquitectura que imitaba, hace tanto, a la naturaleza, y compite infantilmente.
Pero cuando el fenomenal esloveno participa en las charadas para divertir al p¨²blico, lo hace como por obligaci¨®n y en alguna, como la de dar tres vueltas a la llamada fuente de la riqueza dejando que los chorros le empapen un brazo para que tus deseos se cumplan, ni se suma. Y cuando la media docena de periodistas que, invitados tambi¨¦n por ASO, forman la corte se sientan a hablar con el esloveno, tampoco se alcanza la qu¨ªmica casi festiva que era habitual hasta en los momentos m¨¢s tensos de los dos Tours en los que fue derrotado por Vingegaard. Responde con quiz¨¢s, puede ser, ya veremos a cualquier duda. Y sigue siempre el guion. Tambi¨¦n en su discurso. ¡°Estos crit¨¦riums de postemporada en pa¨ªses agradables lejos de Europa para variar se est¨¢n convirtiendo en una tradici¨®n¡±, dice el esloveno. ¡°Y no s¨®lo supone una nueva experiencia para los ciclistas, sino para todo el mundo. Expandimos el ciclismo como deporte en Asia, por ejemplo, en Singapur y Jap¨®n. Y es bueno porque as¨ª es como crece nuestro deporte. Y todo el mundo puede estar contento de que se organicen este tipo de crit¨¦riums¡±.
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