Filippo Ganna consigue derrotar al todopoderoso Pogacar
El italiano vence en la segunda contrarreloj, aunque el l¨ªder aumenta la diferencia con sus perseguidores
El Giro se acerca a las monta?as del norte, el temible Mortirolo, y acampa cerca de Mil¨¢n, en Desenzano del Garda, que, como cualquier otra ciudad italiana, es un libro de historia en s¨ª misma. Conquistada por las tropas espa?olas, las francesas; ocupada por los herejes c¨¢taros, form¨® parte del Imperio Austro H¨²ngaro, del reino de Cerde?a, y sus regidores fueron excomulgados por el Papa. Ahora es una pl¨¢cida poblaci¨®n, con cierto aire decadente, en la que muchos milaneses pasan las vacaciones en el ferragosto, con sus peque?as villas y sus barquitos atracados en los muelles del Porto Vecchio.
Y all¨ª, junto a la extensi¨®n de agua dulce m¨¢s grande de Italia, se descubre que Pogacar es humano, aunque no lo parezca, y al menos por un d¨ªa cae derrotado, es un decir, en la segunda contrarreloj del Giro, porque en realidad sale m¨¢s reforzado despu¨¦s de distanciar a Thomas y Mart¨ªnez, sus perseguidores en pos de la maglia rosa.
Solo un especialista consumado como Filippo Ganna le puede vencer por un pu?ado de segundos, aunque solo lo celebra cuando los n¨²meros del cron¨®metro del l¨ªder se ponen en rojo, a 200 metros de la meta. Entonces descarga sus sentimientos y est¨¢ a punto de las l¨¢grimas, mientras recibe la felicitaci¨®n de Jonni Milan, el ganador del viernes. Han sido muchos minutos de angustia aplacados por las caranto?as de su mascota, un pastor australiano que le acompa?a en el confesionario mientras espera.
?Eres optimista?, le preguntan al campe¨®n italiano despu¨¦s de hacer un registro descomunal, como acostumbra, pero antes de que Pogacar tome la salida, y contesta con el sentido com¨²n resignado del que sabe que se enfrenta a un fen¨®meno de la bicicleta: ¡°Con Tadej no se puede ser optimista¡±.
As¨ª que sufre cuando Pogacar enfila las rectas de Solferino, el escenario de la sangrienta batalla que dio origen a la creaci¨®n de la Cruz Roja, por la viva impresi¨®n que causaron los heridos a quienes la vivieron de cerca. El reloj marca entonces que el l¨ªder lleva mejor tiempo, apenas unos segundos, que el campe¨®n italiano, y bastante m¨¢s por quienes pelean por el segundo puesto. Es l¨®gico el sufrimiento de Ganna, despu¨¦s de ver a Pogacar en el rodillo, cantando mientras calienta las piernas; y al paso por el primer control, en el que mejora cuatro segundos su tiempo. Y diez en el segundo. Los dem¨¢s ya no cuentan, es un duelo entre los dos.
Las referencias cuentan poco. Ganna adelanta a cinco corredores que salen delante de ¨¦l, de minuto en minuto, y Pogacar a ninguno, porque parte despu¨¦s de Luis Felipe Mart¨ªnez y de Geraint Thomas, y adem¨¢s con un margen de tres minutos entre ellos, as¨ª que solo sirven los datos del GPS
Pero despu¨¦s de un comienzo muy t¨¦cnico llega el recorrido favorable a Ganna, el que baja hacia el lago de Garda y en el que Pogacar cede despu¨¦s de comenzar como un ob¨²s, y entonces los tiempos se van igualando primero y dando la raz¨®n a Ganna despu¨¦s, que sigue en la silla caliente esperando a que Pogacar baje a la tierra por una vez, as¨ª que cuando el crono cambia de verde a rojo, porque el l¨ªder no podr¨¢ alcanzarlo, respira, sonr¨ªe y reconoce: ¡°Han sido dos horas de espera, he sufrido mucho¡±. Sonr¨ªe, se levanta y se acerca a la carpa en la que Pogacar, sin el maillot, piel lechosa, moreno agrom¨¢n que se dec¨ªa hace unas d¨¦cadas, pedalea sobre el rodillo para relajar los m¨²sculos despu¨¦s de la batalla de Solferino, sin muertos, sin heridos. Se dan la mano, charlan, sonr¨ªen los dos. Ganna el que m¨¢s. ¡°Ganar en una contrarreloj no es como hacerlo en un sprint¡±, dice el ciclista del Ineos, que ha metido a cuatro corredores entre los ocho primeros de la contrarreloj, con Arensman tercero, Thomas cuarto y Foss octavo. ¡°En una etapa as¨ª, hay que esperar hasta dos horas y aumenta el estr¨¦s. Me emocion¨¦ mucho despu¨¦s¡±, confiesa el ganador. ¡°Estamos en Italia y para m¨ª es especial correr en mi pa¨ªs, teniendo en cuenta tambi¨¦n lo cerca que estamos del Vel¨®dromo de Montichiari, que es mi segundo hogar¡±.
Ahora, la diferencia sobre Thomas, que adelanta al colombiano Mart¨ªnez, es de 3,41min. Pero los 222 kil¨®metros entre Manerba del Garda y Livigno le pueden dar la vuelta de nuevo a la carrera, porque por el medio est¨¢n los 13,9 kil¨®metros de ascensi¨®n a San Zeno, los 12,6 al temible Mortirolo, y los 14,6 de Foscagno, en el tramo final de la etapa, un domingo de tiros largos.
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