Tadej Pogacar decide hasta en las llegadas masivas del Giro
El l¨ªder omnipresente le prepara el esprint a Molano y le estropea el triunfo, que se llev¨® Olav Koolj, al ecuatoriano Narv¨¢ez
Despu¨¦s de 214 kil¨®metros en las sinuosas carreteras que bajan hacia el sur, se desv¨ªan hacia las aguas azul turquesa del Tirreno, bordean la costa, con el Vesubio siempre majestuoso y amenazante en el horizonte, ascienden y descienden colinas de casas bajas, piscinas muchas de ellas sin licencia y pinos mediterr¨¢neos. Tras el trasiego habitual del pelot¨®n, las fugas, las cazas, las aventuras sin esperanza, la chispa de Alaphilippe, la moral a prueba de bombas de Maestri, el oportunismo de Narv¨¢ez; detr¨¢s de todo eso siempre est¨¢ Tadej Pogacar, el l¨ªder omnipresente, que toma el rol que m¨¢s le apetece. Est¨¢ el ciclista dominador, el implacable, el resolutivo, pero tambi¨¦n est¨¢ el compa?ero. Y en ese papel, Pogacar volvi¨® a decidir lo que iba a pasar al final.
Pero habr¨¢ que remontarse unos kil¨®metros atr¨¢s, casi 27 antes de llegar a la meta, con los dos corredores del Polti, Maestri y Pietrobon, que acumulaban 180 kil¨®metros en sus piernas, que iban cediendo ya segundos de su escapada en una sangr¨ªa interminable mientras la carretera sub¨ªa y bajaba por la bah¨ªa napolitana y las tomas a¨¦reas del helic¨®ptero mostraban la belleza de la isla de Procida. All¨ª apareci¨® Julian Alaphilippe, un corredor optimista, que vio la oportunidad de pescar mientras el pelot¨®n se organizaba en una de las inc¨®modas ascensiones de los kil¨®metros finales del recorrido.
El franc¨¦s se llev¨® cuatro acompa?antes a su estela. Alcanzaron a los dos italianos de la cabeza, y mientras Pietrobon, exhausto, empezaba a dar se?ales de fatiga, Maestri acompa?aba a Alaphilippe en la ¨²ltima de sus arrancadas para irse en solitario y hacer camino hacia la llegada en N¨¢poles. Los cambios de ritmo del doble campe¨®n del mundo, el hombre nacido en Saint-Amand-Montrond, en el coraz¨®n de Francia, donde asan una vaca cada vez que pasa el Tour por all¨ª, acabaron por agotar a Maestri. La diferencia con el pelot¨®n, en el que el Trek se empe?aba en cazar, buscando la llegada en grupo para mayor gloria de Jonathan Milan al intento de su segunda victoria parcial, era de veinte segundos, y cuando disminuy¨®, en una largu¨ªsima recta cercana al mar, salt¨® Costiou a por Alaphilippe, se puso a su altura e intent¨® colaborar.
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— Eurosport.es (@Eurosport_ES) May 12, 2024
? Olav Kooij bate a Jonathan Milan en N¨¢poles en un final de infarto con Narv¨¢ez y Pogacar como protagonistas.
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El implacable Trek, en modo tren de alta velocidad, acercaba la distancia. Costiou desisti¨®, pero no Alaphilippe, que se agarraba a la oportunidad que le daba el ¨²ltimo repecho de dos kil¨®metros, como el n¨¢ufrago al salvavidas que le lanzan desde un barco.
Pero hay muchos tiburones al acecho. Uno de ellos, Jonathan Narv¨¢ez, que le cogi¨® gusto al podio en Tur¨ªn, donde se visti¨® de rosa en la primera etapa, arranc¨® con furia en esa ¨²ltima subida, alcanz¨® y dej¨® atr¨¢s a Alaphilippe y se march¨® camino de la meta, perseguido por un pelot¨®n que se jugaba la ¨²ltima carta. Era una persecuci¨®n implacable y desigual pero emocionante.
Cuando Narv¨¢ez enfil¨® la calle del escritor Giovanni Boccacio, parec¨ªa que no lo conseguir¨ªa; cambi¨® la percepci¨®n en la v¨ªa del poeta Francesco Petrarca, que, como cualquier ciclista profesional, ascendi¨® al Mont Ventoux, y como un periodista avezado, lo cont¨® en una carta, ¡°impulsado ¨²nicamente por el deseo de contemplar un lugar c¨¦lebre por su altitud¡±. Quedaba la ¨²ltima calle, pegada al mar, la del almirante Caracciolo, y 500 metros antes de la llegada, Narv¨¢ez contra el mundo, o contra el pelot¨®n, que es lo mismo para un ciclista.
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? Pogacar cierra la primera semana con casi tres minutos de ventaja.#GirodItalia | #LaCasadelCiclismo
Y entonces apareci¨® Tadej Pogacar en modo buen compa?ero. El l¨ªder del Giro se meti¨® detr¨¢s de los corredores del Lidl y peg¨® un brutal aceler¨®n para prepararle la llegada a su gregario Juan Sebasti¨¢n Molano. Si Narv¨¢ez ten¨ªa alguna posibilidad de ganar, Pogacar se la arrebat¨®. El tir¨®n del l¨ªder desat¨® la furia. Al ecuatoriano le faltaron diez metros para llegar primero a la meta, los que le neg¨® Pogacar con su arrancada. Y al final no gan¨® Molano, que acab¨® tercero; ni Jonathan Milan, el candidato del Lidl Trek, por el que tanto lucharon, sino Olav Koolj, neerland¨¦s del Visma, que pasaba por all¨ª, con mejores piernas que sus rivales, claro.
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