Van Aert, el l¨ªder que hace de l¨ªder en la Vuelta a Espa?a
El belga de Visma, que ya llevaba el ¡®maillot¡¯ rojo, gana al ¡®sprint¡¯ en la tercera etapa del certamen por delante del temible Groves
Quedaban diez kil¨®metros y toda la paz se convirti¨® en guerra, lucha encarnizada por cobrarse los mejores puestos, por lanzar al sprinter de turno, por celebrar en equipo la victoria, alegor¨ªa perfecta del esp¨ªritu de los Tres Mosqueteros; uno para todos y todos para uno. Y D¡¯Artagnan Van Aert se llev¨® el premio, triunfo del l¨ªder, del que ya llevaba el maillot rojo, del que se sabe el m¨¢s completo hasta que las escarpadas carreteras hacen acto de presencia. Groves, que midi¨® mal, que escogi¨® el camino que no era, qued¨® segundo para su decepci¨®n, confiado como estaba en repetir laurel y seguir con el idilio con la Vuelta. No pudo ser. Ayer yo y hoy t¨², ma?ana ya se ver¨¢. Sobre todo, porque llega Pico Villuercas, la primera criba de la monta?a, la Vuelta de verdad. ¡°Se ha acabado lo divertido¡±, reconoci¨® Van Aert. Que le quiten lo bailado.
El sol hac¨ªa prisioneros en la carretera y en las cunetas, bajadas a por bidones de agua, zonas de avituallamiento por favor, momentos 40 grados y un tormento sobre las dos ruedas que volvi¨® a ralentizar la etapa. La sombra era una aliada ef¨ªmera, acaso la que ofrec¨ªa los ¨¢rboles que abrigaban el asfalto, que no eran pocos sin embargo en un Portugal verde como ninguno. Pero el calor no fue un impedimento para que el viejo rockero Mat¨¦ volviera a meterse en la fuga, el mejor de los adioses a su carrera, pues ya se sabe que bajar¨¢ de la bici cuando concluya el ep¨ªlogo de la Vuelta en Madrid, la ansiada contrarreloj. Pero para eso falta mucho y mucho tiene por ofrecer el ciclista del Euskaltel, 40 a?os en las piernas, un chaval en pasi¨®n.
Result¨® que se alz¨® el tel¨®n y Mat¨¦ salt¨® como un resorte con su compa?ero Xabier Isasa, tambi¨¦n con la compa?¨ªa de Unai Iribar e Ibon Ruiz -otro que se fug¨® en la primera etapa-, ambos del Kern Pharma, equipos que de buenas a primeras han alegrado el cotarro y explicado que su invitaci¨®n a la gran vuelta no estaba de m¨¢s. ¡°A ilusi¨®n no nos gana nadie¡±, se?alaba Juanjo Oroz, director del Kern Pharma, en la presentaci¨®n de los equipos, all¨¢ en la Torre de Bel¨¦m, acto de apertura de la Vuelta. De eso ha pasado una crono, donde el sorprendente McNulty se zamp¨® el mundo y una etapa resuelta al sprint donde Groves impuso su ley, hombre bala sin remisi¨®n. Quedaba el cierre portugu¨¦s, la ¨²ltima palabra de Van Aert.
Los fugados se llevaron la mar de bien, amigos hasta que lleg¨® el Alto de Teixeira. Y ah¨ª no perdon¨® Mat¨¦, el padre del grupo, el que ya corr¨ªa cuando los otros se enfurru?aban si les quitaban los dibujos animados de la televisi¨®n. Suya fue la gloria, tambi¨¦n el premio de llevar el maillot de la monta?a en la cuarta jornada. Un detalle de color que tanto le da, por el momento, a los equipos que luchar¨¢n por la general o por las etapas, la del Castelo Branco al sprint de nuevo con un poco de picada hacia arriba. Y como ese era el bot¨ªn, a falta de 20 kil¨®metros, el pelot¨®n absorbi¨® a Isasa, el ¨²nico que se mantuvo de pie en el pulso, otra vez ser¨¢ la aventura hom¨¦rica, la fuga imposible.
Trat¨® Campenaerts de marcarse la jugada del d¨ªa, sprint a dos kil¨®metros que dej¨® la huella de la rueda en la arrancada pero que, acabado el ¨¢cido l¨¢ctico, se desbrav¨® a falta de 700 metros. Paso a los Carpantas de la velocidad. Lo intent¨® Marit (Intermarch¨¦) de primeras, pero pronto fue Van Aert el que se levantar¨ªa de la bici y la mover¨ªa a costalazos, piernas de piedra, pedaladas de fuego, para qu¨¦ mirar hacia atr¨¢s. Suyo era el camino de la victoria -como bien descubrir¨ªa Groves, que no pudo pasar por el interior y al tratar de rodearle perdi¨® el rebufo y el ¨¦xito-, un premio que no saboreaba desde febrero, entonces en la Kuurne-Bruselas-Kuurne. Desde entonces, cinco terceros -uno en la crono de la primera etapa- y tres segundos -uno en la segunda etapa-. Hasta Castelo Branco, cuando el l¨ªder hizo de l¨ªder. Tercero, m¨¢s que meritorio, fue el vitoriano Jon Aberasturi (Euskaltel). Adeus Portugal, hola Espa?a.
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