¡®?Oh, la, la!¡¯, Michel Platini

¡±Yo de ni?o quer¨ªa ser Platini¡±. La confesi¨®n de Zinedine Zidane ten¨ªa una raz¨®n de ser. Entonces, en 1984, cuando ¨¦l ten¨ªa 12 a?os y se pasaba el d¨ªa y parte de la noche detr¨¢s de un bal¨®n en su barrio marsell¨¦s de La Castellane, Michel Platini era el 10 de una brillante selecci¨®n francesa y el mejor jugador del mundo del momento.

Esa temporada que concluy¨® con la Eurocopa, su ¨ªdolo hab¨ªa ganado el scudetto, la Recopa y la Supercopa de Europa con la Juventus. Fue proclamado por segunda vez Bal¨®n de Oro ¡ªhab¨ªa ganado el anterior y despu¨¦s lograr¨ªa el posterior¡ª y coron¨® su sobresaliente curso. Adem¨¢s, ¨¦l, Michel Platini, se proclam¨® m¨¢ximo goleador del campeonato con nueve dianas en cinco partidos.

Nadie, ni antes, ni despu¨¦s, ha sido capaz de llegar a esa cifra. Quien m¨¢s se ha acercado ha sido su compatriota Griezmann, seis tantos en 2016. Ten¨ªa entonces Platoche, apodo familiar de la infancia, 29 a?os, cumplidos en plena ompetici¨®n. Melena corta, pelo ensortijado y camiseta por fuera. Llegaba con dos Mundiales a cuestas (1978 y 82) y ya era la estrella de la Juventus, por la que hab¨ªa fichado en 1982.

Platini era un 10 en el m¨¢s amplio sentido del n¨²mero. Organizador con gol. Un todocampista con llegada al ¨¢rea. Antes de firmar los nueve tantos en la primera Eurocopa ganada por un equipo anfitri¨®n, se hab¨ªa proclamado m¨¢ximo realizador de la Serie A con 20 goles. En su torneo marc¨® en los cinco partidos. Cinco con la derecha (dos en jugada, dos de libre directo y uno de penalti); dos con la izquierda y dos de cabeza (dos, uno de ellos en plancha al m¨¢s puro estilo delantero centro).

Suyo fue el primer gol ante Dinamarca (1-0). En el segundo partido contra B¨¦lgica (5-0) marc¨® tres. Al siguiente, ante Yugoslavia (3-2), otros tres, el hat-trick m¨¢s r¨¢pido (18 minutos) de la historia de la competici¨®n. En las semifinales contra Portugal (3-2) dio el triunfo a su equipo en el ¨²ltimo minuto de la pr¨®rroga.

En la final Francia se enfrent¨® a Espa?a. Una agradable sorpresa la llegada de los hombres de Miguel Mu?oz al ¨²ltimo partido. Hab¨ªan pasado ya 20 a?os desde que la selecci¨®n conquistara la Eurocopa de 1964. El equipo fue de menos a m¨¢s. Se clasific¨® para las semifinales con un milagroso gol de Maceda de cabeza ante una Alemania que se hab¨ªa estrellado contra Arconada. El pen¨²ltimo rival fue Dinamarca. El triunfo espa?ol lleg¨® en la tanda de penaltis.

Con Platini en tal estado de forma y con Luis Fern¨¢ndez, Giresse y Tigana de lugartenientes en el centro del campo, los franceses que, adem¨¢s jugaban en su Parque de los Pr¨ªncipes, eran los claros favoritos. Michel tambi¨¦n apareci¨® en la final. El segundo tiempo hab¨ªa comenzado a consumir minutos y Espa?a se defend¨ªa. El t¨¦cnico espa?ol hab¨ªa dispuesto que Camacho le hiciera un marcaje individual. ¡°Juguemos diez con diez¡±. Primera consigna. La segunda: ¡°Prohibido hacer faltas al borde del ¨¢rea, el 10 ese las marca todas¡±.

Michel no daba un paso sin sentir el aliento de su marcador en el cogote. Entonces lleg¨® una faltita de Salva a Lacombe sobre el semic¨ªrculo del ¨¢rea. Platini tard¨® lo justo en aparecer. Camacho cerca. Los 47.000 aficionados del Parque de los Pr¨ªncipes sab¨ªan que esa era buena. Estaba perfilada para la diestra de su capit¨¢n que, para superar la barrera por fuera, lanz¨® al poste del portero. Arconada intuy¨® el remate, atrap¨® el bal¨®n entre sus brazos, pero ¨¦ste se desliz¨® por debajo de su cuerpo¡­ Platini, ya era el rey de Francia.

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