La Eurocopa social de la ¡®Rep¨²blica¡¯ de Sankt Pauli

En Hamburgo, en el libertario barrio de Sankt Pauli que presume de albergar al club m¨¢s progresista del mundo, se disputa una Eurocopa paralela. Las asociaciones culturales y solidarias que cohabitan en sus calles grafiteadas con lemas contra el neoliberalismo, el fascismo o el racismo y la xenofobia han organizado durante la Eurocopa actividades que mezclan el f¨²tbol con el idealismo de construir un mundo mejor. Se trataba de aprovechar el altavoz del f¨²tbol para denunciar el desamparo de las clases m¨¢s desfavorecidas.

El punto fuerte de la programaci¨®n fue la Eurocopa de los Homeless disputada entre el 13 y el 19 de junio por ocho selecciones nacionales de personas sin techo. Todas desplazadas al reivindicativo torneo desde sus respectivos pa¨ªses. ¡°Con la imagen de equipos comprometidos y entusiastas que dieron, los jugadores pudieron llamar la atenci¨®n del p¨²blico sobre los problemas de la pobreza y de las personas que no tienen una vivienda¡±, dice Johan Grasshoff, uno de los organizadores de la llamativa competici¨®n, que tiene una hermana mayor en el Mundial que se organiza cada a?o. El de esta edici¨®n tendr¨¢ lugar en Corea del Sur.

Grashoff es trabajador social en Sankt Pauli y colabora con la fundaci¨®n sin ¨¢nimo de lucro Alexander Otto, antes denominada Asociaci¨®n Federal para la Integraci¨®n Social a trav¨¦s del Deporte. ¡°Adem¨¢s del f¨²tbol, organizamos diferentes actividades para los participantes. Por ejemplo, el taller Walking Football (no se puede correr, ni chocar), hubo cine, m¨²sica en directo, una mesa redonda para abordar los problemas personas sin hogar y tambi¨¦n organizamos visitas tur¨ªsticas en bicicleta y canoa por la ciudad. Todos los equipos y participantes estaban muy agradecidos de ser parte de la Homeless EURO 2024. Pudieron compartir experiencias, pero tambi¨¦n ser el centro de atenci¨®n durante una semana.¡±, advierte Grashoff. El campeonato form¨® parte de los 15 proyectos escogidos de un total de 80 por la citada fundaci¨®n y el Ayuntamiento de Hamburgo.

El solidario campeonato se jug¨® en los aleda?os de la fanzone anclada a los pies del carism¨¢tico Milerton Stadion, la casa del Santk Pauli, que esta temporada regresa a la Bundesliga tras cinco a?os en la segunda categor¨ªa del f¨²tbol alem¨¢n. Los bajos del estadio est¨¢n rodeados de vallas forradas con arte grafitero sobre telas en las que se estampan lemas que definen la identidad de progresismo y libertad que definen al club. ¡°El amor canta m¨¢s fuerte que el odio¡±, ¡°La pluralidad gana a la simpleza¡±, la igualdad de oportunidades vence a la discriminaci¨®n¡±, o ¡°el cosmopolitanismo bate al racismo¡±, son algunas de las leyendas que rodean al entra?able recinto. En la parte alta, en el exterior de una de las tribunas, engarzada a su vetusto revestimiento de ladrillo visto una pancarta refuerza el ideario del club: ¡°la cultura antes que el negocio¡±.

El Sankt Pauli tambi¨¦n colabor¨® en la organizaci¨®n de la Homeless Euro 2024. ¡°Hemos recibido muchos comentarios positivos del ambiente que se gener¨® entre los participantes. Fue especialmente agradable para ellos que el p¨²blico les percibiera como deportistas y no como personas que no tienen un hogar donde vivir¡±, se congratula Patrick Gensing, uno de los portavoces del club.

Finalizado el torneo, ganado por los sin techo de Lituania, el 22 de junio fue convocada una concentraci¨®n para mostrar un fuerte rechazo a la presencia de Javier Milei en Sankt Pauli. Una provocaci¨®n para los vecinos. El presidente argentino fue condecorado por una instituci¨®n neoliberal con sede en el ya no tan bohemio barrio, ocupado ahora en parte por ¨¦lites financieras con aspiraciones de ser tachadas de cool. ¡°No pasar¨¢n¡±, o ¡°Milei fuera de Sankt Pauli¡±, fueron algunos de los c¨¢nticos de los manifestantes, ofendidos por la presencia del mandam¨¢s argentino en un lugar con en el que su libreto pol¨ªtico nada tiene que ver. ¡°No nos sorprendi¨® que hubiera protestas, pero el club no particip¨®, aunque s¨ª socios y aficionados del St. Pauli¡±, concluye Gensing.

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