El mediocre y fascinante f¨²tbol
El panorama es desolador hasta el punto de que tenemos la sensaci¨®n de que no hay quien mantenga levantada la heroica Copa Mundial conquistada
El f¨²tbol es un fen¨®meno evolutivo y estos son tiempos veloces. ?Qui¨¦n podr¨ªa decir, hace apenas un a?o, que Arabia Saud¨ª ser¨ªa una amenaza para el f¨²tbol europeo? ?Qui¨¦n que la selecci¨®n femenina ser¨ªa campeona del mundo? ?Qui¨¦n que la Liga reducir¨ªa tanto su capacidad de gasto que desdibujar¨ªa su nivel?
Todo se mueve, menos algunas instituciones. En organizaciones conservadoras, como la Federaci¨®n Espa?ola de F¨²tbol, saber debajo y encima de qui¨¦n est¨¢s es vital para la supervivencia. Es un buen ejercicio jugar a esto con la situaci¨®n de Rubiales. En estos momentos no est¨¢ encima de nadie puesto que fue suspendido por la FIFA. Pero adem¨¢s la selecci¨®n masculina de f¨²tbol lo ningune¨® con un comunicado, las chicas renunciaron a seguir jugando si las cosas no cambian y Vilda fue despedido despu¨¦s de su plat¨®nica renovaci¨®n en aquella vergonzante asamblea. En cuanto a Luis de la Fuente, recuerda a esos alumnos que cuando el profesor mira est¨¢ atento y cuando no mira tira una tiza. El panorama es desolador hasta el punto de que tenemos la sensaci¨®n de que no hay quien mantenga levantada la heroica Copa Mundial conquistada.
Pero tambi¨¦n hay que preguntarse qui¨¦n est¨¢ por encima de Rubiales, porque los d¨ªas pasan y nadie tiene autoridad suficiente para pegarle una patada en el culo. Sin sueldo ni cargo por la sanci¨®n provisional de la FIFA, el tipo despacha comunicados y, sin estar por encima ni por debajo de nadie, sobrevive. Seguramente en la confianza de que, Grondona dixit, ¡°todo pasa¡±.
Mientras el f¨²tbol espa?ol est¨¦ rubializado, seguir¨¢ confundido. El conflicto no solo nos cont¨® lo lejos que est¨¢ el feminismo de conseguir sus fines, sino tambi¨¦n, y Rubiales no es el ¨²nico responsable, lo lejos que est¨¢ el f¨²tbol espa?ol de salir de su estancamiento. Subestimado por el poder pol¨ªtico (no importa el partido), demonizado por la cultura, achicado por la econom¨ªa, dividido por la mezquindad¡
Dio verg¨¹enza la mala educaci¨®n en lo ocurrido y fue sorprendente la torpeza, pero tenemos que reconocer que siempre nos hemos sentido c¨®modos en la mediocridad.
Nos sobran razones. Se trata del juego m¨¢s popular y en eso no hay dem¨¦rito, pero, como dijo Manuel Machado, ¡°el pueblo es una cosa respetable, el vulgo es una cosa detestable¡±. Y el fanatismo es una poderosa raz¨®n para volvernos vulgos. M¨¢s razones: la formaci¨®n del futbolista siempre fue callejera; los directivos, incluso los de m¨¢s alto nivel, se sintieron impunes durante demasiado tiempo y actuaban con tanto descaro que robaban emitiendo facturas; la vulgaridad hasta era apreciada como un signo m¨¢s de masculinidad dentro de un juego macho; y, en cuanto a la pol¨ªtica, no ejerci¨® ning¨²n control y utiliz¨® su poder sentimental con fines partidistas para vulgarizarlo a¨²n m¨¢s.
Ahora el escenario ha cambiado. El f¨²tbol es una industria que mueve grandes n¨²meros y las organizaciones se llenaron de intrusos de gran nivel, pero que desconocen el medio. As¨ª las cosas, los del f¨²tbol somos un poco chapuceros y los ilustrados que llegaron a ordenar las cuentas (y a aprovecharse del dinero f¨¢cil) no tienen ni idea de f¨²tbol. Estas asociaciones forzadas siempre dieron como resultado un di¨¢logo de sordos.
Y tambi¨¦n dan como resultado alguna paradoja. Tebas, por ejemplo, supo ordenar las cuentas del f¨²tbol espa?ol estableciendo normas rigurosas que mejoraron la salud econ¨®mica de los clubes. Ese estricto control les quit¨® a los clubes capacidad de maniobra a la hora de fichar, lo que ha empobrecido seriamente el nivel de la Liga. Una prueba m¨¢s de que el exceso de ant¨ªdotos tambi¨¦n puede matar.
As¨ª las cosas, hay que considerar un milagro del f¨²tbol que, cuando el bal¨®n echa a rodar, el juego nos siga fascinando.
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