Manifiesto en favor del hincha
Lo que una grada festeja, a otra le parece una aberraci¨®n. Algunas admiran la belleza por encima de todo. Otras gozan con ver el bal¨®n salir por la l¨ªnea de banda despu¨¦s de un contundente corte defensivo
En Invasi¨®n de campo (Ediciones B) el periodista Alejandro Requeijo arranca con una declaraci¨®n de principios que ubica al lector de forma inequ¨ªvoca. Es un interesante ensayo ¡ªo manifiesto¡ª a favor de la identidad de las gradas de los estadios de f¨²tbol. Entendiendo las gradas como un curioso v¨ªnculo entre decenas, centenas o miles de personas que sienten que forman parte de una identidad singular.
La grada como concepto alberga alegr¨ªas y tristezas, grandes historias y peque?as an¨¦cdotas, entiende los motivos por los que se silba a un jugador, interpreta a qui¨¦n va dirigida esa pancarta, sabe cu¨¢les son las rivalidades, anula las diferencias entre todos los seres humanos que la forman para reunirlos en torno a una camiseta y un escudo. Lo que una grada festeja, a otra le parece una aberraci¨®n. Algunas admiran la belleza por encima de todo. Otras gozan con ver el bal¨®n salir por la l¨ªnea de banda despu¨¦s de un contundente corte defensivo. Y, aunque no lo parezca, todo tiene una explicaci¨®n. Porque las gradas, como las personas, han ido perfilando su forma de ser en paralelo al avance de la historia de los clubes a los que animan. Y han tejido una relaci¨®n s¨®lida y compleja de entender para qui¨¦n no forma parte de ellas. Por eso resulta tan extra?a esa obsesi¨®n de los equipos de f¨²tbol por convertir el santo grial de cualquier empresa ¡ªlos fans¡ª en meros clientes consumidores.
Requeijo da forma a un asunto que lleva a?os debati¨¦ndose entre los sectores m¨¢s puristas y fieles de las hinchadas, que ven c¨®mo la idiosincrasia va cediendo terreno hacia una anodina homogeneidad. C¨®mo el f¨²tbol avanza hacia la conversi¨®n en un producto de lujo en el que el dinero terminar¨¢ por sustituir a los factores sociales, culturales y familiares que determinan la elecci¨®n de un equipo. El hincha, reflexiona Requeijo, no se pregunta qu¨¦ puede hacer su equipo por ¨¦l, sino qu¨¦ puede hacer ¨¦l por su equipo. Quiz¨¢s la pr¨®xima invasi¨®n de campo ¡ª?Hace cu¨¢nto que no ven una?¡ª no sea ya para celebrar.
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