Rice tapa las miserias de Raya y salva el liderato del Arsenal
Los errores del portero facilitan el acoso del Luton (3-2) al equipo de Arteta, redimido en el ¨²ltimo instante (3-4) por el volante ingl¨¦s
El Arsenal estuvo a punto de empatar su cuarto partido de esta Premier. En Luton. Bajo los aleros del viejo campo de Kenilworth Road. Bajo ese cartel que anuncia: ¡°Abogac¨ªa Noble: especialistas en Derecho criminal y de familia¡±. En el ambiente provinciano que envuelve al modesto club del extrarradio de Londres, el equipo que dirige Mikel Arteta padeci¨® la defensa tenaz y la presi¨®n atrevida de Ross Barkley y sus compa?eros, y tambi¨¦n padeci¨® otra mala noche de David Raya, el portero internacional espa?ol, desencajado, t¨ªmido por arriba y lento por abajo, responsable principal de dos de los tres goles que le meti¨® el Luton en una noche agridulce para la hinchada local. Cuando el reloj marcaba el minuto 96, cuando todo el mundo celebraba el empate como un triunfo, Declan Rice cabece¨® un centro lateral y meti¨® el 3-4. Un gol de tres puntos que permite al Arsenal asegurar el liderato de una Premier ba?ada en goleadas a la espera de que este mi¨¦rcoles jueguen sus perseguidores, el Liverpool y el City.
¡°?Arriba! ?Arriba!¡±, ordenaba Rob Edwards, el entrenador del Luton. A diferencia del Wolves el fin de semana pasado, encogido y goleado a placer, los jugadores de este equipo reci¨¦n ascendido comprendieron que para frenar al Arsenal ten¨ªan que cortocircuitar su juego en la salida. Nada de echarse atr¨¢s. Nada de bloques bajos. Bloque medio. Presi¨®n en el centro del campo, incluso m¨¢s arriba. Barkley el primero. El veterano interior de Liverpool coordin¨® los avances sin la pelota para impedir que entre Declan Rice y Martin Odegaard circulara la pelota limpiamente. Cortados los suministros entre los centrales y los volantes, Rice se vio ahogado y apenas pudo girarse sin la ayuda de Odegaard, que se ofreci¨® pero sin lograr avances significativos durante una hora. A Odegaard le faltaron colaboradores. Sobre la pizarra, Havertz figur¨® como el tercer centrocampista. La realidad lo aisl¨® entre l¨ªneas, voluntariamente o no. Estuvo lejos de la base de la jugada donde tantas veces le necesitaron sus compa?eros. Al Arsenal no le qued¨® m¨¢s salida que los balones largos de su portero o los voleones para saltar l¨ªneas.
Ni el gol de Martinelli sac¨® al Arsenal de su estupor. Un error de entendimiento entre los defensas y el portero del Luton deriv¨® en un saque de banda que Gabriel Jes¨²s se apresur¨® a sacar con toda la malicia que le confiere su voracidad. Estas cosas convierten al brasile?o en un superjugador. Cuando le dio la pelota a Saka, el ingl¨¦s ten¨ªa tanta ventaja que su servicio a Martinelli provoc¨® una situaci¨®n pr¨¢cticamente a puerta vac¨ªa. El 0-1 sacudi¨® al Luton. Pero sus futbolistas se repusieron. No por nada empezaron la jornada defendiendo los contratos, a un punto del descenso. Si el Arsenal compet¨ªa por la gloria del t¨ªtulo, sus adversarios peleaban por la dignidad de pertenecer a la m¨¢xima categor¨ªa profesional.
Dedicado al portero
Osho, de cabeza en un c¨®rner lanzado por el audaz Alfie Daughty, hizo el 1-1. El gol carg¨® de energ¨ªa al p¨²blico y al equipo. El partido, como tantas veces ocurre en esta Premier, se desboc¨®. Las ocasiones se sucedieron en tropel. Sobre todo en el ¨¢rea del Luton, en donde los visitantes lograron hacer m¨¢s de 40 toques. Gabriel Jes¨²s, de cabeza, imponi¨¦ndose en el segundo palo, meti¨® el 1-2 para coronar una jugada de prestidigitaci¨®n entre Saka y White. El Arenal debi¨® cerrar el partido en ese punto, pero Raya lo reabri¨® a la vuelta del descanso. El espa?ol salt¨® para descolgar un centro de c¨®rner pero ni estirando los brazos lleg¨® m¨¢s alto que Adebayo, que le meti¨® la cabeza. El 2-2 inflam¨® a Barkley. EL volante, autor de un partido soberbio, rob¨® una pelota en el mediocampo y se march¨® de Odegaard y White con la soltura de los jugadores que miden a los rivales mientras conducen la pelota. Se asoci¨® con Townsend para distraer a la defensa en la frontal del ¨¢rea antes de volver a recibir en la izquierda, recortar y cruzar el tiro. La pelota, centrada, deb¨ªa ser de Raya. Pero se le escurri¨® por debajo del sobaco camino del 3-2.
Un bal¨®n dividido, brillantemente ganado por Gabriel Jes¨²s, equilibr¨® el partido de nuevo a los pocos minutos. El brasile?o lo aguant¨® y se revolvi¨® entre los centrales. Luego habilit¨® a Havertz mano a mano con Kaminski y el alem¨¢n empuj¨® el 3-3. Faltaba media hora para el final. Durante 36 minutos, el Luton libr¨® la ¨²ltima batalla. Repleg¨¢ndose poco a poco, por efecto del cansancio, cuanto m¨¢s dejaba de presionar, m¨¢s pensaba Odegaard, y m¨¢s dominaba el Arsenal, que acab¨® asediando a Kaminski. El p¨²blico cantaba el empate cuando Rice le gan¨® a Osho por arriba y meti¨® el gol de la victoria.
Arteta y sus ayudantes se olvidaron de sus pantallas, de sus ordenadores, de sus tabletas, y saltaron enajenados. Los jugadores se abrazaron. Abrazaron a Rice. Y Rice abraz¨® a Raya. El gol iba dedicado a ¨¦l, v¨ªctima de la tensi¨®n que ha generado una competencia perniciosa con Ramsdale. El principal ganador de la jornada fue el tembloroso Raya.
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