Esplendor y susto en el barro: el Madrid se impone al Villarreal pero pierde a Alaba
El equipo de Ancelotti se lleva con autoridad y brillo un partido muy bronco que le permite dormir l¨ªder y deja la inquietud de lo que parece una lesi¨®n grave del central
De una noche bronca, el Real Madrid extrajo una peque?a colecci¨®n de instantes luminosos. El Villarreal plante¨® un partido a la espera que deriv¨® en un intercambio de choques y reyertas que se fueron recrudeciendo a medida que el equipo de Ancelotti aumentaba la ventaja y mostraba que ya es capaz de desenvolverse en cualquier registro, del baile de sal¨®n a la agitaci¨®n barrial. De todo eso tuvo algo un encuentro que comenz¨® a bajas pulsaciones, pero bajo el que lat¨ªa el incidente de Valverde y Baena en el p¨¢rking del estadio en la visita del Villarreal la temporada pasada. Ese factor desapareci¨® pronto, con la lesi¨®n del futbolista de Roquetas de Mar, pero aparecieron aristas y pendencias por muchos otros rincones. A todo eso se sobrepuso el Madrid para acostarse l¨ªder tras su ¨²ltimo partido del a?o en el Bernab¨¦u, a la espera de lo que haga este lunes el Girona en Montilivi contra el Alav¨¦s (21.00, Movistar). Se separa siete puntos del Bar?a y ocho del Atl¨¦tico, que tiene un partido menos.
Se sobrepuso incluso al impacto emocional de la lesi¨®n de Alaba, que pareci¨® grave en el campo. Al verle en el suelo despu¨¦s de que se le retorciera la rodilla izquierda, Modric llam¨® a los m¨¦dicos y se llev¨® las manos a la cabeza, un gesto que repitieron en cadena los que fueron acerc¨¢ndose y vieron las se?ales del austriaco. Con Milit?o tambi¨¦n fuera por una rodilla, el equipo se queda solo con dos centrales sanos. Pero de momento da la impresi¨®n de que todo le funciona a Ancelotti. Pase lo que pase.
Ya a estas alturas de curso, cuando a¨²n no se ha cumplido ni la mitad del calendario, y pese a las variaciones de sistema y al carro de ca¨ªdos, el Madrid juega con la seguridad del que conf¨ªa en todos sus resortes, por nuevos que sean, por improvisados que parezcan. Sucedi¨® de nuevo contra el Villarreal. M¨¢s armados con Marcelino, su tercer t¨¦cnico de la temporada, se juntaron atr¨¢s a esperar un momento m¨¢s propicio de la noche para correr y hacer da?o. Pero el momento no llegaba, porque el batall¨®n de Ancelotti ten¨ªa presa la pelota. Y si la perd¨ªa de vista un instante, se lanzaba con determinaci¨®n a por ella. Tanta, que J?rgensen sufri¨® dos sustos gordos en su ¨¢rea al poco de empezar.
El Madrid tocaba, tocaba, tocaba, con Modric liberado por cualquier parte, feliz ante un rival contemplativo y una pelota que fluye. El desarrollo de este ejercicio de pases no parec¨ªa demasiado amenazador, pero de repente asomaba Bellingham y empujaba hacia delante, o Rodrygo se tiraba cuesta abajo buscando otro eslalom. El picante estaba ah¨ª, agazapado tras la apariencia de lentitud. Pero as¨ª ha jugado el Madrid algunas tardes, subiendo poco a poco la temperatura de la caldera. Hasta que llega el premio.
En esto la bandera la sigue llevando Bellingham, que en esta fase de equipo asentado no necesita intervenciones l¨ªmite. Su vida de llegador al ¨¢rea transcurre ya de acuerdo a patrones que pueden seguirse casi a ciegas. Para abrir el marcador, empez¨® ¨¦l una secuencia que record¨® al gol de Brahim al Granada. Cruz¨® un pase de izquierda a derecha a Lucas y se fue al ¨¢rea. El lateral se la dej¨® a Modric, que con un toque que podr¨ªa haber ejecutado con los ojos cerrados, realiz¨® una especie de env¨ªo flotante al punto al que hab¨ªa llegado el ingl¨¦s. El remate mostr¨® otro registro de Bellingham a¨²n desconocido, el de cabeceador capaz de convertir en proyectil una pluma que cae. La pelota le llegaba casi muerta, ¨¦l saltaba hacia atr¨¢s y, ya en el aire, se sac¨® un cabezazo potente impulsado por los abdominales. Era su gol n¨²mero 17 del curso, 13 de ellos en la Liga.
El tanto apenas vari¨® el guion, que se ensombreci¨® con las retiradas obligadas de Baena y Alaba, pero que avanzaba hacia el mismo desenlace, empezando con un gol de Rodrygo tras un peque?o embrollo en el ¨¢rea despu¨¦s de un c¨®rner. El brasile?o vive en otro mundo: despu¨¦s de 11 partidos sin marcar, en los siguientes 11 suma nueve tantos.
El Villarreal mostr¨® un breve tramo de rebeld¨ªa en el que Morales acert¨® en un mano a mano con Lunin, que devolvi¨® a Kepa al banquillo. Pero ni eso ni la brusquedad sostenida apagaron la inspiraci¨®n del Madrid, que respondi¨® con una fantas¨ªa de Brahim: control con reverso en el centro del campo, avance hasta el ¨¢rea, recorte final a Cuenca y gol. El estadio estaba encendido, el equipo estaba encendido, persiguiendo a¨²n cada pelota, hasta que Rodrygo rob¨®, lo tumbaron con algo que se pareci¨® a un penalti, pero no lo fue porque Modric acert¨® a anotar el cuarto. Otro instante feliz en una noche bronca e inquietante por la lesi¨®n de Alaba, y que dej¨® tambi¨¦n el esperanzador regreso de Tchouameni, ca¨ªdo en el cl¨¢sico.
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