Lunin y la anatom¨ªa de un empujon
La pol¨¦mica ten¨ªa que ver con un supuesto empuj¨®n de Henrichs sobre el portero del Madrid, y enseguida se llenaron las redes de im¨¢genes alternativas que demostraran tal cosa
A la cuenta oficial de la UEFA Champions League en X, el antiguo Twitter, le pareci¨® una buena idea promocionar el partido entre RB Leipzig y Real Madrid con una foto de Ancelotti enarcando la ceja. Esa prominencia suya, casi mitol¨®gica, que entroncar¨ªa con la cultura pop y la tambi¨¦n famosa ceja de Jos¨¦ Luis Rodr¨ªguez Zapatero de no ser el expresidente del Gobierno tan cul¨¦. O tan socialista, nunca se sabe, pues uno sospecha que todav¨ªa existen algunos peajes simb¨®licos por los que una parte del madridismo se muestra incapaz de transitar.
El caso es que a m¨ª tambi¨¦n me pareci¨® una buena idea. A fin de cuentas, se trataba de Ancelotti y su ceja personal¨ªsima, dos de los grandes mitos de la Copa de Europa moderna y tambi¨¦n de la antigua, pues ya como futbolista dej¨® el italiano su impronta en aquel Mil¨¢n inmortal que cambi¨® el f¨²tbol para siempre sin depilarse ni un pelo. Pero entonces lleg¨® el minuto 2 de partido: c¨®rner que botan los alemanes, Lunin despeja de pu?os y el remate posterior de Schlager termina en la cabeza de Benjamin Sesko, que marca gol para escarnio p¨²blico de Rodrygo, tan despistado que termina haciendo buena la posici¨®n adelantada del futbolista esloveno.
El ¨¢rbitro, a instancias, del juez de l¨ªnea, se?al¨® el fuera de juego inexistente de Sesko y el ¨¢rbitro de la sala VOR mantuvo la decisi¨®n al observar otro fuera de juego distinto, en este caso posicional y de Henrichs, por empujar al portero madridista a traici¨®n e intervenir, por tanto, en la jugada. ¡°Nosotros en el minuto 2 de partido¡±, publicaron casi de inmediato desde la cuenta oficial del RB Leipzig con acuse de recibo a la publicaci¨®n de la UCL sobre Carlo Ancelotti y su ceja, adem¨¢s del emoticono correspondiente. Comenzaba as¨ª una nueva y agria pol¨¦mica arbitral entre el madridismo m¨¢s militante y su n¨¦mesis: el antimadridismo.
Si a m¨ª me lo preguntan, yo prefiero alinearme con el antimadridismo por una mera cuesti¨®n de coherencia: tampoco es que me vaya la vida en buscar la ruina del Real Madrid, pero me gusta verlos tropezar de vez en cuando, se ve que todav¨ªa encuentro cierta satisfacci¨®n y relajo en ello. La pol¨¦mica, en este caso, ten¨ªa que ver con el supuesto empuj¨®n de Henrichs a Lunin, de ah¨ª que enseguida se llenaran las redes de im¨¢genes alternativas que demostraran tal cosa (en esto no tiene rival el internauta madridista: es disciplinado, orgulloso e incansable como pocos, casi al mismo nivel que la guardia pretoriana de Podemos). ¡°?Empuj¨®n claro!¡±, clamaron millones de ellos al cielo de las redes y casi al un¨ªsono, orfe¨®n blanco universal de los da?os y perjuicios.
Ah¨ª comenz¨® el reto de definir qu¨¦ es un empuj¨®n y qu¨¦ no lo es, m¨¢s all¨¢ de lo que digan el reglamento o el diccionario. Lo de Benzema a Donnarumma, por ejemplo: no es empuj¨®n. Lo de Carvajal a Lewandowski, tampoco. ?Y lo de Savic con Bellingham? Ah¨ª, s¨ª: empuj¨®n claro. Como el de Henrichs a Lunin, que de haber salido de Alemania con algo de picard¨ªa y un collar¨ªn podr¨ªa haber solicitado hasta una baja. ¡°Habr¨ªa que haber dado el gol¡±, reconoc¨ªa Toni Kroos al final del partido y tras ver las im¨¢genes en televisi¨®n. Si alguien considera que el alem¨¢n necesita una explicaci¨®n sobre el tema, deber¨ªa mandarlo a Barcelona, que es donde se encuentra ¡ªtodav¨ªa en fase de instrucci¨®n¡ª el empuj¨®n m¨¢s caro de la historia: m¨¢s de siete millones de euros y las cejas de medio mundo arqueadas como platos.
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