El Madrid sobrevive a s¨ª mismo y alcanza los cuartos
Inoperantes con el cambio de esquema de Ancelotti, los blancos pasan con un gol de Vinicius y un despliegue final de resistencia ante un Leipzig muy incisivo y con las ideas m¨¢s claras
El Real Madrid escap¨® a su propio desprop¨®sito y se clasific¨® para cuartos despu¨¦s de una noche contrahecha que termin¨® achicando balones en su ¨¢rea, agobiado por el entusiasmo del Leipzig y desorientado por el plan de juego de Carlo Ancelotti. Sali¨® a flote gracias a un gol de Vinicius, que hab¨ªa rozado el naufragio solo un instante antes, con un empuj¨®n desesperado a un defensa. Fue de lo poco l¨²cido que mostr¨® un equipo que cerr¨® la noche sumergido en el caos, con una jugada en la que Valverde devolvi¨® al rival una pelota que se iba fuera y Mendy se la dio de nuevo con un mal pase cuando la recuperaron. El colof¨®n del desconcierto.
Despu¨¦s de ver a Lunin sometido en Alemania a un bombardeo del que sali¨® con nueve paradas, Ancelotti innov¨® sobre el plan que hab¨ªa llevado hasta all¨ª. Dej¨® en el banquillo a Rodrygo, a?adi¨® un centrocampista a la mezcla y dispuso al equipo en un 4-3-3, con Kroos de pivote escoltado por Tchouameni y Camavinga. Por delante, Bellingham oficiaba de nueve, con Valverde en la banda derecha y Vinicius por la izquierda. El cambio apag¨® la luz al Madrid.
No funcion¨® ni hacia atr¨¢s ni hacia delante. Con la pelota, el parec¨ªan moverse en una ci¨¦naga, de barro hasta las rodillas. Suced¨ªa todo muy despacio, con los futbolistas atornillados en lugares inofensivos. Ante aquel empantanamiento, el Leipzig daba la impresi¨®n de volar. Simons y Olmo son dos agitadores extraordinarios entre l¨ªneas, y Openda y Sesko encontraban espacio a la espalda de R¨¹diger y Nacho, de nuevo pareja de centrales.
El planeado tap¨®n de la cuadrilla de atletas de Ancelotti no aparec¨ªa. Mientras el Madrid acunaba la pelota seco de ideas, el Leipzig exprim¨ªa cada recuperaci¨®n. Hasta Rose derrochaba energ¨ªa en la banda, desde donde se?alaba la porter¨ªa de Lunin en cada carga. El ucranio se llev¨® un susto que record¨® mucho a Leipzig cuando se vio a solas frente a Sesko, que galopaba a campo abierto. Como en Alemania, desactiv¨® el tiro. Luego se supo que la secuencia hab¨ªa sucedido en fuera de juego, pero el Madrid volv¨ªa a lucir vulnerable. Solo en el primer tiempo, os alemanes tiraron seis veces, una de ellas a puerta, una palmada de Lunin a un disparo de Simons. Luego afinaron la punter¨ªa.
Al otro lado, Gulacsi viv¨ªa sin medio aceler¨®n de las pulsaciones. Lo m¨¢s peligroso fue un pase de Valverde que rebot¨® en un defensa y oblig¨® al portero h¨²ngaro a agacharse a recoger el bal¨®n. La funci¨®n resultaba decepcionante y a la grada se le escaparon un par de tandas de pitidos, la ¨²ltima cuando el equipo se retir¨® al vestuario.
De all¨ª salieron diferentes, pero no mucho. Ancelotti retir¨® a Camavinga y meti¨® a Rodrygo. Vuelta a lo de siempre, despu¨¦s del experimento fallido. Tambi¨¦n vuelta a lo de antes: el Leipzig segu¨ªa a lo suyo, ese empe?o machac¨®n de percutir a toda m¨¢quina. Lunin se llev¨® el segundo gran susto cuando Openda le burl¨® en el ¨¢rea y enfil¨® hacia la porter¨ªa. Carvajal lo fren¨® y el portero tuvo tiempo de rectificar y lanzarse a atrapar la pelota.
El Madrid segu¨ªa encallado y empez¨® a asomar la desesperaci¨®n. Vinicius se enganch¨® con Orb¨¢n con el bal¨®n muy lejos de ellos y termin¨® tir¨¢ndolo de un empuj¨®n que el ¨¢rbitro dej¨® en tarjeta amarilla. Esa peque?a trifulca abri¨® la espita de la leve tensi¨®n del Real que, de tan contenida, ni hab¨ªa asomado. El brasile?o complet¨® la primera carrera limpia de una noche bastante improductiva, dej¨® un pase atr¨¢s para un tiro que termin¨® rebotando en Rodrygo. El brasile?o se vio despu¨¦s dentro del ¨¢rea y dispar¨® al lateral de la red. La crecida culmin¨® con un pase al lugar del ¨¢rea al que corr¨ªa Vinicius por delante, que super¨® a Gulacsi y marc¨® poco despu¨¦s de arrojarse al centro de las turbulencias. Surfea la agitaci¨®n siempre a punto de estrellarse mientras deja tambi¨¦n alguna cabalgada hermosa.
El gol no aplac¨® al Leipzig, que respondi¨® al momento con un habilidoso cabezazo de Orb¨¢n, la pareja de Vinicius en el baile de empujones. Los alemanes no se detuvieron en el empate. El Madrid segu¨ªa mostr¨¢ndose vulnerable a los centros a Sesko y a las maniobras de Olmo. Viv¨ªa asediado contra su ¨¢rea, y all¨ª vio c¨®mo el espa?ol le pegaba al larguero en el primer minuto del tiempo a?adido. Y all¨ª aguant¨® el final del desagradable chaparr¨®n que lo condujo, un a?o m¨¢s, a cuartos de su torneo fetiche.
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