Mbapp¨¦ desarbola a la Real y lleva al PSG a cuartos de final
Dos goles del astro franc¨¦s, que sembr¨® el p¨¢nico en la defensa donostiarra, le dan el pase a su equipo despu¨¦s de un partido en el que fue superior
Kylian Mbapp¨¦ destroz¨® solo, o en compa?¨ªa de otros, a la Real Sociedad, que en el partido de vuelta no tuvo ni media opci¨®n de girar 180 grados la eliminatoria como pretend¨ªa Imanol. No siquiera el r¨¦cord de asistencia y una grada volcada desde el principio, amedrentaron a la estrella parisina y un grupo de secundarios de lujo que le acompa?aron y crearon, con su superioridad, el ambiente adecuado para el futbolista m¨¢s cotizado del planeta.
La Real Sociedad quiso tirar de ¨¦pica, pero se encontr¨® a Mbapp¨¦, que no ha le¨ªdo la canci¨®n de Roldan, pero ni falta que le hace. ¡°Los vascos suben a la cima de las monta?as m¨¢s altas¡±, rezaba ¨Cen el original en lat¨ªn¨C, la gigantesca pancarta desplegada en las gradas del Reale Arena, reproduciendo la frase inscrita en el monumento a la batalla de Roncesvalles, en la que los vascones derrotaron a las tropas de Carlomagno. Mala la hubisteis, franceses, cantaban los juglares, que eran los periodistas de la Edad Media. Los actuales se rinden a Mbapp¨¦ en los partidos de f¨²tbol, que son batallas incruentas, y ante la estrella del PSG, poco hay que decirle cuando tiene un buen d¨ªa; aunque apenas aparezca en los momentos se?alados, que este martes fueron unos cuantos.
Quer¨ªa la Real jugar con paciencia, porque como dec¨ªa su entrenador, lo mismo val¨ªa un gol en el minuto uno, que en el setenta, pero empez¨® a perderla cuando el siete parisino recibi¨® el primer bal¨®n en la banda derecha en la que gobierna. Se lo puso Lucas Hern¨¢ndez y sembr¨® el p¨¢nico en la zaga donostiarra, aunque el disparo le sali¨® fuera. El PSG jugaba a hipnotizar a los donostiarras. Moviendo la pelota cerca de su ¨¢rea, los atra¨ªa hacia su campo, y esperaba a que se abrieran los claros en el suyo. As¨ª corr¨ªa Mbapp¨¦, reculaba Zubeldia y temblaba Anoeta. No hab¨ªan pasado diez minutos cuando Kylian hizo otra de las suyas. Lleg¨® a la l¨ªnea de fondo y le regal¨® el pase a Barcola, que a dos metros de la porter¨ªa, dispar¨® para que Remiro, casi sin querer, metiera la pierna y salvara la ocasi¨®n.
Pero a la siguiente no perdon¨®. Recibi¨® en el fondo, junto al v¨¦rtice del ¨¢rea. Zubeldia tapaba. El franc¨¦s hizo dos amagos, y tras el segundo, ya con ¨¢ngulo para el disparo, no se lo pens¨® y cruz¨® la pelota para ensanchar la distancia en la eliminatoria. La sensaci¨®n que daba el juego era de que el partido estaba ya amortizado, porque, por momentos, y a pesar del empe?o que pon¨ªa la Real, la superioridad parisina resultaba evidente. Y la del astro franc¨¦s, todav¨ªa m¨¢s.
Mbapp¨¦ tuvo otra, tras darse la vuelta y disparar, para que Remiro desviara a c¨®rner, antes de tomarse un respiro. El partido era Kylian, as¨ª que cuando se ausentaba un rato, deca¨ªa el espect¨¢culo. En el otro bando fue Kubo el ¨²nico que hizo algo de inter¨¦s con un disparo duro que se le march¨® desviado. El medio campo donostiarra no tuvo su d¨ªa. Merino y Zubeldia flojearon m¨¢s de la cuenta, y no pudieron parar los movimientos tect¨®nicos que provocaba el juego de su rival.
As¨ª que cuando comenz¨® la segunda parte, la atenci¨®n se centraba en qu¨¦ propondr¨ªa su majestad Mbapp¨¦ en el tiempo que restaba, y la duda se despej¨® enseguida, cuando, como siempre pegado a la banda, paciente para no caer en fuera de juego, esper¨® la asistencia vertical de Kang In para plantarse en solitario ante Remiro. Esta vez, la genialidad no consisti¨® en la carrera que se peg¨® para entrar solo al ¨¢rea, que se le supone esa cualidad, sino en amagar con el cuerpo como si fuera a disparar al palo largo, para finalmente hacerlo al corto y marcar el segundo. Eso ya era definitivo, nada ten¨ªa m¨¢s que contestar el equipo de casa, agotadas sus posibilidades de respuesta a un marcador tan contundente.
Despu¨¦s apret¨® la Real, m¨¢s por orgullo que por alimentar la esperanza de remontar lo imposible, pero no consigui¨® que sus acometidas tuvieran fruto hasta el minuto 89, cuando Mikel Merino remat¨® con rabia un bal¨®n que le hab¨ªa ca¨ªdo a los pies en el punto de penalti. Antes, Mbapp¨¦ hab¨ªa sembrado el p¨¢nico en un par de correr¨ªas m¨¢s por su lado, aunque estuvo bien tapado entonces. Pero dej¨® claro que, si finalmente recala en Espa?a, salvo que lo remedie el due?o del PSG, alguna maniobra inesperada de su madre, o la apelaci¨®n al patriotismo de Sarkozy, que estuvo en el palco de Anoeta, se convertir¨¢ en la atracci¨®n indiscutible de la Liga. Este martes, en territorio nacional volvi¨® a dar argumentos para su contrataci¨®n.
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