Xavi despistado, Xavi consentido
Siempre hay algo de obsceno en que un millonario trate con tanto desprecio y condescendencia el trabajo de un simple currela
Del derecho a revancha ejercido por Xavi Hern¨¢ndez en la rueda de prensa posterior al partido contra el N¨¢poles me llamaron la atenci¨®n varios elementos, aunque solo uno explicar¨ªa por s¨ª mismo lo lejos que se encuentra el todav¨ªa entrenador del Bar?a respecto a los retos planteados por el club tras su llegada: creer que la clasificaci¨®n para unos cuartos de final de la Liga de Campeones te autoriza a sacar pecho, cobrarte alguna que otra deuda moral y se?alar con el dedo a quien no se ha plegado sin reservas ante tu visi¨®n caprichosa, interesada y cortoplacista de una labor que, por cierto, sigue dejando mucho que desear. ?O acaso supone Xavi que eliminar al s¨¦ptimo clasificado de la liga italiana le otorga el prestigio necesario para desacreditar a la cr¨ªtica y disparar contra el mejor de los pianistas?
Que yo me haya enterado (tampoco es f¨¢cil interpretar a un entrenador primerizo con todos los vicios del futbolista idolatrado, estrella todav¨ªa reciente e indiscutible tanto del Bar?a como de la Selecci¨®n Espa?ola), lo que realmente parece molestar a Xavi Hern¨¢ndez es el hecho -cierto, adem¨¢s- de que una parte de la prensa catalana no se comporte como un aparato de propaganda fielmente entregado a su causa, ni siquiera a la del club. Y es probable que tenga sus motivos para pensar de esta manera e interpretar el periodismo deportivo como un ejercicio liviano de ba?o y masaje, pues as¨ª funciona en tantas ocasiones este negocio que uno puede tener la tentaci¨®n de pensar, o incluso de exigir, como viene haciendo Xavi desde hace largo tiempo, que as¨ª sea o as¨ª deba ser.
Hay una cosa cierta en el origen del desencuentro: nadie se atrevi¨® a criticar la contrataci¨®n de Xavi cuando Joan Laporta se cans¨® de los reproches de Koeman y busc¨® en la principal baza electoral de V¨ªctor Font a la cara visible de su primera revoluci¨®n deportiva. O nadie quiso hacerlo, aunque las referencias que llegaban desde Qatar no eran las mejores. Tampoco se objet¨® sobre la cualificaci¨®n de su equipo t¨¦cnico, ni siquiera sobre aquel cruyffismo teol¨®gico con el que Xavi nos ilustraba en cada rueda de prensa mientras sus planes de partido consist¨ªan en darle la pelota a Demb¨¦l¨¦. Por ¨²ltimo, nadie que yo recuerde puso en solfa su capacidad de trabajo por m¨¢s que pronto empez¨® a vislumbrarse cierta facilidad para enfocar sus esfuerzos en asuntos que nada ten¨ªan que ver con la composici¨®n, entrenamiento y mejora del equipo. ?A cu¨¢ntos entrenadores conoci¨® Xavi en su etapa como futbolista que contasen con semejante l¨ªnea de cr¨¦dito?
Siempre hay algo de obsceno en que un millonario trate con tanto desprecio y condescendencia el trabajo de un simple currela, pues qu¨¦ si no es un cronista deportivo, un periodista o un opinador. Pero m¨¢s obsceno a¨²n resulta el hecho de no llevar ni un ¨¢pice de raz¨®n y apoyarse en una victoria circunstancial para mostrarse vil con quien, solo t¨² consideras, te debe algo m¨¢s que el respeto innegociable a su propia profesi¨®n. En su derecho est¨¢ Xavi de ilustrarnos cuando le plazca sobre sus gustos period¨ªsticos, pero que no confunda su posici¨®n privilegiada con un p¨²lpito desde el que dar lecciones a quien no las merece, ni mucho menos las necesita. Si enfocase tanta energ¨ªa desperdiciada con el trabajo de otros en su propia labor, tal vez otro gallo cantar¨ªa. Y no solo una simple flauta, como la que son¨® el pasado martes, pero que a Xavi debi¨® parecerle un toque de corneta.
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