La ¨²ltima resurrecci¨®n de Rodrygo
Tras siete partidos sin marcar con el Madrid y a nueve d¨ªas de recibir al City, el brasile?o caza un doblete en un duelo impreciso con el Athletic avistando ya la final de Copa del pr¨®ximo s¨¢bado
Con el Manchester City asomando solo nueve d¨ªas m¨¢s all¨¢, Rodrygo Goes, el goleador imposible de la semifinal incre¨ªble de 2022 volvi¨® a acertar con la red despu¨¦s de siete partidos seco con el Real Madrid. El brasile?o anot¨® un doblete, su tercer tanto en seis d¨ªas en el Bernab¨¦u despu¨¦s del que logr¨® con Brasil el martes pasado. La recobrada punter¨ªa de Rodrygo permiti¨® al Madrid mantener la distancia de ocho puntos con el Bar?a en la Liga y salvar una noche espesa y desubicada.
Si los dos equipos no jugaban el partido con la mente en otra parte, lo parec¨ªa. Se los ve¨ªa como ausentes. Extra?aba hasta la vestimenta: el Madrid de morado en casa, y el Athletic de blanco por primera vez en el Bernab¨¦u despu¨¦s de haberlo hecho de rojiblanco las 100 anteriores. Otro detalle fuera de sitio de un equipo al que le espera el pr¨®ximo s¨¢bado la final de la Copa del Rey contra el Mallorca en Sevilla, la oportunidad de volver a levantar el trofeo 40 a?os despu¨¦s de la ¨²ltima vez. Una ocasi¨®n tan gigantesca ah¨ª mismo, unos d¨ªas m¨¢s all¨¢. Pensando en la final, y para coger ritmo, Valverde coloc¨® en la porter¨ªa a Agirrezabala, el meta de la Copa, que no se hab¨ªa estrenado en la Liga. No arriesg¨® a Nico Williams, y reserv¨® a Ruiz de Galarrreta y a Vivian. Aunque el central tuvo que entrar a los 25 minutos, cuando se lesion¨® Yeray, que, con el s¨¢bado ya asomando, se fue especialmente desesperado.
La siguiente cita del Madrid tambi¨¦n tiene cuerpo de noche grande. Tres d¨ªas despu¨¦s de la final de Copa, recibe para la ida de los cuartos de final de la Champions al City de Guardiola, el equipo que le arroll¨® la temporada pasada en semifinales. Quiz¨¢ esa inquietud en el horizonte pueda explicar la imprecisi¨®n generalizada en el primer tiempo.
Hasta Kroos equivocaba la diana. Al Real le costaba salir sin que el Athletic necesitara m¨¢s que colocarse en su sitio para recuperar la pelota. Y cuando no sal¨ªa, el Madrid esperaba mientras el rival mov¨ªa el bal¨®n, en una de esas noches contemplativas de bajas pulsaciones. Resultaba todo bastante intrascendente. Hasta que apareci¨® Brahim, el¨¦ctrico transformador de partidos. En un momento en que no enlazaban tres pases, asom¨® entre l¨ªneas, aceler¨® y encontr¨® a Rodrygo en el carril en el que faltaba Vinicius, sancionado. Desde ah¨ª, el brasile?o conoce una ruta que podr¨ªa recorrer a ciegas, una diagonal que traza hacia dentro hasta que avista el ¨¢rea. Entonces tira. A la escuadra. Y marca. Como al Athletic.
El gol de Rodrygo supuso un destello en una noche de espesura borrosa. Un destello en la noche, y tambi¨¦n en la accidentada trayectoria reciente del brasile?o, que llevaba semanas atravesando otro de sus secarrales del curso. Justo antes del momento caliente del curso.
Pero fue apenas eso, un destello. Porque el partido mantuvo esa inc¨®moda textura de engrudo dif¨ªcil de masticar. El Madrid sobre todo esperaba. A ver hasta d¨®nde le empujaba el Athletic, que apuntaba m¨¢s filo cuando aparec¨ªan Vesga y Sancet por el medio, sin demasiados obst¨¢culos del rival. No parec¨ªan dispuestos a hacerse mucho da?o, y cuando se lo hizo Yeray en un aceler¨®n, la tensi¨®n cay¨® incluso otro grado. Lo m¨¢s jugoso que sucedi¨® antes del intermedio sali¨® de dos c¨®rners del Madrid. El rechace de uno lo vole¨® Valverde a las manos de Agirrezabala, y otro lo cabece¨® Tchouameni muy cerca del poste.
El Madrid sali¨® del vestuario como si hubiera recibido una descarga que le hubiera obligado a fijar la vista en lo que se tra¨ªa entre manos. Rodrygo comenz¨® a descifrar mejor los caminos de la banda que hab¨ªa dejado vacante Vinicius, una pista de despegue en la que le suele resultar m¨¢s sencillo brillar. Desde all¨ª encontr¨® al otro lado a Brahim, que tir¨® al palo.
La estirada del Madrid abri¨® el duelo tambi¨¦n para el Athletic. I?aki Williams, muy encajonado en el primer tiempo, comenz¨® a encontrar espacios y balones para correr. Aunque cuando m¨¢s cerca estuvo del gol fue al salir de un c¨®rner. Caz¨® el env¨ªo en el segundo palo y revent¨® la pelota a bocajarro. Pero ah¨ª se encontr¨® con Lunin, bien plantado sobre la raya. El ucranio, con v¨ªa libre ya hasta final de curso por la reciente rotura de menisco de Courtois, sigue ganando peso y sumando paradas l¨ªmite a su colecci¨®n, una costumbre ya casi fija en cada partido.
Con el duelo abierto apareci¨® el da?ino galope de Jude Bellingham, otro de los reaparecidos de la noche, que llevaba casi un mes sin jugar con el Madrid por su expulsi¨®n en Valencia tras su estallido de desesperaci¨®n en aquel final incomprensible de Gil Manzano. El ingl¨¦s, que hab¨ªa sumado millas con su selecci¨®n, encontr¨® en una de sus estiradas a Rodrygo en la izquierda, desde donde dibuj¨® otra diagonal parecida y volvi¨® a marcar, en esta ocasi¨®n abajo, cerca del palo m¨¢s cercano.
El 2-0 dio paso a las sustituciones, entre las que se incluy¨® Camavinga, que sufri¨® un esguince con Francia y se encuentra en perfectas condiciones para recibir al City. Aunque la recuperaci¨®n m¨¢s notable fue la de Milit?o, que se rompi¨® el cruzado en agosto, en el partido de la primera vuelta contra el Athletic, y volvi¨® a jugar un par de minutos m¨¢s de siete meses despu¨¦s. Una alegr¨ªa, pero lejos a¨²n de ser una opci¨®n contra el City.
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