City y Arsenal encumbran a Klopp
Los equipos de Guardiola y Arteta se anulan sin brillo y refuerzan al Liverpool en el liderato de la Premier
El Arsenal m¨¢s cohibido viaj¨® al Etihad para meterse en una madriguera de la que no lo supo sacar el Manchester City, arrojado como siempre pero con d¨¦ficit de lucidez en la tarde de ayer, un domingo que puede inclinar la Premier hacia el tercero en discordia, el Liverpool del hechicero mayor, J¨¹rgen Klopp.
El 0-0 final expuso la falta de recursos de Guardiola y la inexplicable prudencia de Arteta en una jornada que no admit¨ªa especulaci¨®n. Un clima enrarecido de partido eliminatorio, de tarde irreversible, carg¨® de tensi¨®n a jugadores y banquillos. La victoria del Liverpool en Anfield ante el Brighton, una hora antes, disparaba un sentimiento de urgencia entre sus dos mayores perseguidores. Cada uno respondi¨® a su manera. Condicionado por la lesi¨®n de su portero titular, Ederson, obligado a alinear al lent¨ªsimo Ortega, lastrado por la ausencia de Stones y forzado a darle la manija del juego al atolondrado Kovacic, Guardiola hizo todo lo que pudo por llevar a su equipo al l¨ªmite de sus posibilidades creativas. El City asumi¨® todos los riesgos. Incluso vivi¨® por encima de sus posibilidades, a merced de un De Bruyne que salt¨® al campo con pies de plomo, a esperar que le llevaran el servicio a sus aposentos. La actitud del belga, que se supon¨ªa que deb¨ªa dar el ejemplo, merm¨® la velocidad de la circulaci¨®n en un escenario en el que la movilidad del bal¨®n con la colaboraci¨®n de todos y cada uno de los participantes resultaba indispensable para aflojar la doble l¨ªnea defensiva dispuesta por el intimidado Arteta.
El t¨¦cnico del Arsenal no se envalenton¨® frente a un City titubeante por los pies de Kovacic y sin el apoyo constante de De Bruyne. Sin estirar la presi¨®n de manera sostenida, de entrada Arteta proporcion¨® aire a su rival y aisl¨® a Odegaard en funciones que le obligaron a multiplicarse a la caza de un contragolpe. As¨ª y todo, falt¨® poco para que Kovacic, en un par de desatenciones, le sirviera el 0-1 en bandeja. Gabriel Jes¨²s lo tuvo en sus botas.
Los equipos se trabaron como multitudes que se amontonan en una puerta giratoria a la salida de un concierto. La puerta giratoria fueron Jorginho, Rice, Magalhaes y Saliba, relativamente c¨®modos en su desfiladero durante m¨¢s de una hora. Hasta que entr¨® el explosivo Doku en el extremo derecha del City el partido deriv¨® hacia el atasco: un tiro entre los tres palos cada equipo. Solo Rodri mantuvo el pulso en la tarde ag¨®nica. El mediocentro nunca se dej¨® atenazar por la contractura ps¨ªquica que nublaba a tantos colegas a su alrededor. Rodri siempre lo ten¨ªa claro. Siempre conduc¨ªa el ataque hacia el punto m¨¢s delicado del Arsenal, all¨ª donde percib¨ªa la posibilidad de un mal ajuste, all¨ª donde Rice se encontraba en tierra extra?a, desplegado como interior izquierda. Rodri no perdi¨® ni la compostura ni la pelota. Pero apenas le siguieron Bernardo Silva y, a ratos, Foden.
A base de insistencia, con m¨¢s coraz¨®n que precisi¨®n, el City desconect¨® al Arsenal del partido. Acostumbrados a llevar la iniciativa, sin la pelota los visitantes se abrumaron. Sea lo que sea Havertz, delantero centro o interior, pas¨® desapercibido. Saka, tambi¨¦n. Los defensas del City estuvieron solventes y Arteta demor¨® los cambios. Las entradas de Martinelli y Trossard, dos dinamiteros, tuvieron un efecto amortiguado por el agotamiento mental de Odegaard. Cuando el noruego se vio rodeado de c¨®mplices, estaba desquiciado.
Guardiola: ¡°El Arsenal se defendi¨® en bloque bajo¡±
Martin Odegaard debi¨® sentirse tan frustrado como su paisano en la orilla opuesta, Erling Haaland. El nueve del City se vio abocado a oficiar de receptor de balones largos para aguantar de espaldas, o a vivir entre los centrales en una batalla que lo condenaba a pegarse para no dormirse. Casi al final del partido Gvardiol le descolg¨® un c¨®rner al segundo palo y pifi¨® el remate como si le faltara coordinaci¨®n. Lo que le faltaba era el amor propio, la certeza de sus convicciones, el horizonte de su misi¨®n. A partir de ahora no le bastar¨¢ con oficiar solo de nueve para meter goles en cantidades industriales.
Se agot¨® la tarde entre c¨¢nticos. Los hinchas vibraron. El Etihad exhibi¨® todo su colorido. Pero ni el Arsenal, con 65 puntos, ni el City, con 64, volaron a las alturas que acostumbran. El Liverpool, que suma 67, se les escapa a falta de nueve fechas.
¡°Creo que el City est¨¢ a un nivel futbol¨ªstico m¨¢s alto que el Liverpool y el Arsenal hoy en d¨ªa¡±, dijo Guardiola en la sala de conferencias. ¡°Pero no puedes pretender que despu¨¦s de seis a?os y cinco ligas ganadas, ganemos 3-0 todos los partidos a equipos como este Arsenal o este Liverpool. Yo reconozco a mi equipo en este partido: apretamos arriba, dominamos, solo concedimos dos centros en contra. He felicitado a mis jugadores. El Arsenal no ha monopolizado el juego como suele. El Arsenal es un equipo excepcional y hoy se ha defendido en bloque bajo. Ha sido una batalla¡±.
Luis D¨ªaz consagra al rey de las remontadas
El colombiano Luis D¨ªaz concret¨® la 23? remontada victoriosa del Liverpool esta temporada. Ning¨²n equipo en Europa ha dado vuelta al marcador tantas veces en este curso. Tras 29 jornadas, el esp¨ªritu revoltoso le ha valido el liderato de la Premier m¨¢s disputada del siglo. El gol de ayer de D¨ªaz al Brighton no fue el m¨¢s elegante de los goles imaginables, pero t¨¦cnicamente tuvo ingredientes de definici¨®n prodigiosa. Al movimiento r¨¢pido a la espalda de los centrales, reacci¨®n al bal¨®n que desv¨ªa Salah tras un c¨®rner, D¨ªaz a?adi¨® una correcci¨®n cuando la pelota rebot¨® en un defensa. Orient¨® su trayectoria, acomod¨® el cuerpo y en una fracci¨®n de segundo se interpuso entre la bola y el portero para meter el pie y rematar a la red.
El 2-1, a los 27 minutos, fue el 12? gol de D¨ªaz esta temporada. Tambi¨¦n fue el punto final anticipado de un duelo se?alado por la aleatoriedad. Por volumen de oportunidades generadas el Liverpool debi¨® ganar por goleada. En cambio, el equipo de Klopp se aboc¨® al drama. Desde que Dani Welbeck meti¨® el 0-1 en el minuto dos, el partido discurri¨® por derroteros inesperados.
Hasta 30 veces dispararon los jugadores rojos contra la porter¨ªa visitante. M¨¢s de diez asistencias, cada una m¨¢s precisa que la anterior, hizo Mac Allister a Salah, que meti¨® el 1-1. El volante argentino no ha dejado de crecer desde que levant¨® la Copa del Mundo a finales de 2022. De la mano de Klopp, se ha transformado en un centrocampista total, verdadero conductor del equipo m¨¢s fervoroso de Inglaterra, hoy embarcado en una cruzada sentimental al tiempo que deportiva.
Anfield, el pueblo, la plantilla, los empleados del club, palpitan por llegar primeros a la meta y despedir a lo grande al entrenador al que tanto sienten que deben. Klopp los dejar¨¢, pase lo que pase, pero por amor, como en el bolero, no es falta de cari?o. Contra el Brighton el campo fue un templo al servicio del patriarca.
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