El Madrid tambi¨¦n es el rey de la angustia
El equipo de Ancelotti gana por primera vez en el Etihad despu¨¦s de un extenuante ejercicio de resistencia al asedio del City, al que se impone en los penaltis para alcanzar la semifinal contra el Bayern
Lo del Manchester City-Real Madrid tiene ya el car¨¢cter de saga legendaria, despu¨¦s de tres eliminatorias seguidas entre los dos ¨²ltimos campeones, resueltas todas de maneras diversas, extremas, angustiosas y emocionantes. Una remontada incre¨ªble en una pr¨®rroga, una goleada de ¨¦poca y una tanda de penaltis en el Etihad, con la que el Madrid alcanz¨® de nuevo las semifinales de la Copa de Europa, donde le espera el Bayern de M¨²nich. El ¨²ltimo lanzamiento de R¨¹diger coron¨® una funci¨®n de resistencia extrema que llev¨® el duelo m¨¢s lejos que nunca en una noche que premi¨® una despliegue gremial contra natura de un equipo construido para atacar, pero que resisti¨® como uno peque?o un asedio incesante.
Manchester, pesadilla en el 4-0 del a?o pasado, encumbr¨® a un secundario que no deb¨ªa estar all¨ª. Andriy Lunin redonde¨® una noche imponente deteniendo dos penaltis en la tanda de desempate.
La ¨²ltima entrega de la mayor rivalidad de la d¨¦cada tuvo un final de traca para una noche que empez¨® al ralent¨ª, con un periodo breve en el que el City avanzaba cent¨ªmetro a cent¨ªmetro, aguardando a que se desordenara el Madrid, que iba a buscarle arriba, pero sin precipitaciones. Se miraban con recelo, a la espera de ver qui¨¦n abr¨ªa fuego. Hubo fases incluso con 22 tipos parados sobre la hierba. Hasta que dispar¨® el Real. Y desde ese punto ya no hubo vuelta atr¨¢s. Se derram¨® el l¨ªquido de otra noche embriagadora de f¨²tbol, un ahogo sin fin.
La primera salva la dispar¨® Carvajal, un zurdazo que pareci¨® un despeje. El globo lo dom¨® Bellingham, que vio a Valverde por la derecha. El uruguayo avist¨® la carrera al ¨¢rea de Vinicius, que cruz¨® un pase a la entrada de Rodrygo. El primer remate lo repeli¨® Ederson, pero a la segunda, el brasile?o encontr¨® la red, como ya hab¨ªa hecho en la ida en el Bernab¨¦u. La primavera de Rodrygo ha vuelto a estallar despu¨¦s de otro invierno seco. Ha emergido de otro secarral como goleador de nuevo iluminado, con cinco goles en sus ¨²ltimos cuatro partidos.
La ventaja del Madrid, tan inesperada, despabil¨® al City, que abandon¨® se decidi¨® a avanzar. Ese despertar comenz¨® a hundir al Real cerca de los dominios de Lunin. Apareci¨® de nuevo la versi¨®n m¨¢s solidaria del Madrid, con un desgaste conjunto enorme, de Bellingham a Nacho, de vuelta en un partido grande en el momento m¨¢s l¨ªmite. Apenas se le not¨® la ausencia, buena compa?¨ªa del imponente R¨¹diger, ambos certeros con sus penaltis.
El City iba colonizando territorio, pero la amenaza del Real permanec¨ªa latente. Recuperaba y segu¨ªa encontrando v¨ªas de escape, con el manejo de Kroos, Camavinga y un clarividente Valverde. Tambi¨¦n resultaba fundamental Bellingham, que se descolgaba y permit¨ªa ganar tiempo y espacio, delicado en los controles, poderoso en el juego de espaldas. El ingl¨¦s era el eje sobre el que se apoyaban las estampidas de Vinicius y Rodrygo.
El ¨²ltimo paso del hundimiento lo dio el equipo de Guardiola cuando empez¨® a encontrar a De Bruyne a la espalda de la defensa, infiltrado entre Mendy y Nacho. O a Bernardo. O a Foden. El Madrid pas¨® a la resistencia, bajo el chaparr¨®n permanente del toque del City y su arsenal de talento. El ¨²ltimo campe¨®n ten¨ªa sometido al pen¨²ltimo, sostenido por un ins¨®lito ejercicio de aguante coral y un portero iluminado. Lunin se llev¨® del Etihad otra nutrida colecci¨®n de paradas y una demostraci¨®n de dominio del espacio a¨¦reo ante un rival que solo en el primer tiempo bot¨® nueve c¨®rners (17 al final), con De Bruyne buscando en varios el gol ol¨ªmpico. El asedio resultaba asfixiante. El Madrid aguantaba, pero cada vez le costaba m¨¢s encontrar salidas.
En este registro, y acuciado por la necesidad, el City es apabullante. Provoca un embotellamiento sostenido con aroma a ¨²ltimos minutos. Pero unos ¨²ltimos minutos que parec¨ªan durar para siempre. Solo hab¨ªa alivio en los largos saques de puerta de Lunin. Pero la pelota les duraba un parpadeo, los instantes del vuelo en el aire. Un partido de balonmano disputado solo en una porter¨ªa bajo la batuta de Rodri.
No aparec¨ªa la grieta y, con 20 minutos por delante, Guardiola envi¨® al campo al desatascador Doku en lugar de Grealish, que no hab¨ªa podido con Carvajal. Y el belga entr¨® con la ganz¨²a correcta, volc¨¢nico ante un Madrid exhausto. Alcanz¨® la l¨ªnea de fondo contra Valverde, R¨¹diger despej¨® mal y De Bruyne revent¨® la red. Y poco despu¨¦s dispuso de otra para matar la eliminatoria, pero se le escap¨® arriba. El Madrid se hab¨ªa disuelto. Pero alcanz¨® la pr¨®rroga en pie. Pero la pr¨®rroga parec¨ªa un horizonte infinito con la perspectiva de ese asedio perpetuo.
Que es lo que fue. El City hab¨ªa secuestrado el bal¨®n y Real persegu¨ªa sombras. Doku volaba, insistente por la izquierda, mientras al otro lado se derret¨ªa Vinicius en su ¨²ltima carrera contra Walker, un portento fulgurante. Inacabable, como todo el pelot¨®n de Guardiola.
Solo al avistar el descanso de la pr¨®rroga volvi¨® a estirarse el Madrid, con aire de Brahim. Ah¨ª conquistaron el primer c¨®rner, despu¨¦s de 17 de los ingleses, y R¨¹diger rond¨® el gol. Un espejismo. Estaban en las raspas. Se fundi¨® tambi¨¦n Carvajal y Ancelotti tuvo que echar mano de Milit?o, reci¨¦n regresado del limbo de los ca¨ªdos. Y as¨ª, con un pelot¨®n de tullidos bajo un bombardeo, conquist¨® por fin M¨¢nchester el Madrid.
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