Flick, este Bar?a necesita un meneo
Desde un punto de vista puramente objetivo, el adi¨®s cuasi gratuito de Xavi en un contexto tan delicado podr¨ªa interpretarse como un logro m¨¢s en esta infeliz etapa
No tengo pruebas, pero tampoco dudas, de que si Don Xavier Hern¨¢ndez Creus (Terrassa, 44 a?os) hubiese jugado en el Real Madrid hoy tendr¨ªa una estaci¨®n de autobuses con su nombre en la capital, una canci¨®n biogr¨¢fica de Carolina Durante, una estrella en los tapones de cerveza y el n¨²mero de tel¨¦fono del alcalde y la presidenta de la Comunidad para lo que pudiese necesitar. Pero Xavi fue el seis del Bar?a y cerebro de una generaci¨®n que entend¨ªa la vida girando en redondo, como su f¨²tbol, o como yo, cuando me examin¨¦ la primera vez para el permiso de conducir y tard¨¦ quince minutos en salir de una rotonda.
Se acab¨® lo de maltratar a una leyenda que quiso convertirse en mortal al aceptar el encargo de reflotar a un equipo lastrado por la salud econ¨®mica del club, las expectativas exageradas de una parte de la afici¨®n y el conformismo de la otra, tan capaz de hacer la ola perdiendo en casa como de gritarle a Xavi, por la calle, para que insistiese en lo que fuera que estaba haciendo. Y digo maltratar en el sentido menos natural de la palabra, pues si de algo jam¨¢s podr¨¢ quejarse el Xavi entrenador ser¨¢ del trato que le ha ofrecido la prensa de Barcelona en general. De su obsesi¨®n por estandarizar la opini¨®n y alcanzar una suerte de pensamiento ¨²nico cul¨¦ ya no merece la pena ni hablar: ces¨® el mortal, vuelve la leyenda.
Su adi¨®s vino acompa?ado, por cierto, de mucho golpe en el pecho y cierto tremendismo: ese es el aut¨¦ntico ADN Bar?a. No fueron pocos los que intuyeron tormenta, incluso tormento, en la negociaci¨®n de un finiquito que ha terminado con Xavi perdonando once millones de euros y alg¨²n responsable del club suspirando de alivio tras haberle firmado, en su d¨ªa, esos mismos once millones de euros a un entrenador que solo hab¨ªa cumplido con dos de los muchos requisitos exigidos: ganar la Liga y ganar al Madrid. Desde un punto de vista puramente objetivo, el adi¨®s cuasi gratuito de Xavi en un contexto tan delicado podr¨ªa interpretarse como un logro m¨¢s en esta infeliz etapa, el tercero.
Su sustituto ser¨¢ Hansi Flick, alem¨¢n. Y cuanto menos se adapte a la ciudad, a Catalu?a y a Espa?a, mejor para todos. Este equipo necesita un meneo de esos que solo resultan posibles desde el desconocimiento y un severo distanciamiento sentimental. Un entrenador que no hable. Que grite. Que haga servir su lengua materna ante los jugadores, las autoridades, los medios de comunicaci¨®n, los publicistas del club, los porteros del Sutton y cualquiera que pretenda acercarse a ¨¦l para explicarle la idiosincrasia de un club que no tiene idiosincrasia desde que se muri¨® Cruyff y se fue Guardiola. Insistir en hacer lo que har¨ªan ellos sin saber c¨®mo se hace, solo puede corregirse entregando las llaves a un extra?o que aterrice en Barcelona con su propio l¨¢tigo y libro de estilo.
Hace a?os, en Galicia, se puso de moda el uso de una especie de sem¨¢foros en los m¨ªtines de los pol¨ªticos m¨¢s influyentes. Sus asesores los utilizaban para darles instrucciones con se?ales sencillas, hasta que a uno de ellos se le fue la mano con las advertencias, y su candidato se revolvi¨® enfadado desde el atril: ¡°Como me vuelvas a poner el sem¨¢foro en rojo bajo ahora mismo y te pego dos hostias¡±, le dijo. Sin querer amparar comportamientos violentos ni alentarlos, esa es la actitud que necesitar¨ªa el nuevo entrenador del Bar?a si alberga alguna esperanza de triunfar: no atender a nadie y mucho menos a m¨ª.
Puedes seguir a EL PA?S Deportes en Facebook y X, o apuntarte aqu¨ª para recibir nuestra newsletter semanal.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.