El Real Madrid, el club que destroza los divanes
Hay pocas cosas m¨¢s interesantes y est¨²pidas que psicoanalizar al conjunto blanco
Hay pocas cosas m¨¢s interesantes y est¨²pidas, y a la que dedicamos m¨¢s tiempo y recursos cuando de f¨²tbol se trata, que psicoanalizar al Real Madrid. En realidad, ya escribir de f¨²tbol tiene un peso melanc¨®lico y absurdo que, hablo de memoria, creo que David Trueba resolvi¨® contando lo in¨²til que era escribir de un partido si total, al final, todo depender¨ªa del resultado: lo injusto que se puede ser con unos jugadores o un entrenador si, despu¨¦s de hacerlo todo bien, un error, la mala suerte o un fallo arbitral los condenaba a una derrota. Tratar de hacerlo adem¨¢s con el Madrid es a¨²n m¨¢s divertido, si cabe: un club cuya gloria en el siglo XXI se funda en un cabezazo al final del descuento de una horrible final de Champions que ten¨ªa perdida y que implicaba consecuencias desconocidas (¡°si perdemos no podemos volver a Madrid¡±, hab¨ªa dicho un directivo en el viaje de ida). Al ser un equipo que gana tantas veces jugando peor que su rival, ?c¨®mo podemos distinguir su verdadero estado cuando pierde? La temporada es tr¨¢gica y suma cinco derrotas: Lille (1-0), Barcelona (0-4), Milan (1-3), Liverpool (2-0) y Athletic de Bilbao (2-1). Lleva un t¨ªtulo europeo, la Supercopa, y es segundo de la Liga con un partido menos que, de ganarlo, lo pondr¨ªa l¨ªder. Hay dos alarmas serias: la continuidad en Champions y las lesiones. Y un estado depresivo en buena parte de la afici¨®n que, hu¨¦rfana de grandes victorias, se ha puesto a celebrar que Mbapp¨¦ tiene abdominales.
Por todo eso, pretender sacar conclusiones de la victoria ante el Girona es pretender sacarlas de la derrota en Liverpool, donde el penalti a favor del Madrid, como en Bilbao, pudo cambiar el resultado. Del Madrid no sabes nunca lo que esperar, salvo que siempre va a estar ah¨ª, juegue como juegue o juegue con quien juegue. Los dos laterales izquierdos son ¡ªhoy, ahora mismo, no sabemos ma?ana¡ª de equipo de mitad de tabla, y eso ocurre en una banda en la que arriba dinamita Vinicius o Mbapp¨¦ y que fue ocupada en los ¨²ltimos treinta a?os por Roberto Carlos y Marcelo. El lateral derecho no est¨¢ mejor. ?Es un problema? A veces puede ser hasta una virtud, no me pregunten c¨®mo. En M¨¢nchester sacamos a tirar a tipos que hab¨ªan tirado dos penaltis en veinte a?os y, al verlos, el entrenador de porteros ingl¨¦s tuvo que preguntar c¨®mo se llamaban: ?c¨®mo se le paran los penaltis a esos tipos?, ?con qu¨¦ estad¨ªsticas nos vas a venir si el ¨²ltimo penalti que tir¨® Lucas fue hace nueve a?os en una final de Champions y con m¨¢s pachorra? La vida es complicada y el Madrid es el club m¨¢s adecuado para vivirla con el sinsentido que merece.
En el f¨²tbol hay que respetar siempre los tiempos verbales. Por ejemplo, Mbapp¨¦. De jugadores como Mbapp¨¦ hay que escribir despu¨¦s de que acaben los partidos, nunca antes. Del mismo que podemos decir ya que Bellingham es un fichaje exitoso que promete en el futuro todo lo que se ve, de Mbapp¨¦ no se puede decir que haya sido un mal fichaje o un fichaje desastroso, salvo que se le haya tra¨ªdo para el primer trimestre. Uno de los problemas del Madrid es la conexi¨®n de Mbapp¨¦ no con el equipo, tan desconectado como ¨¦l, sino con la porter¨ªa contraria. A veces se parece a una de esas bombas que no estallaron en un conflicto b¨¦lico que no sabes si es reciente, y estallar¨¢ en cualquier momento, o de hace un siglo, y puede manejarse con alegr¨ªa. Creer lo segundo es una temeridad.
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