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La piller¨ªa de Roberto sirve para que el Espanyol empate con el Athletic, en un partido marcado por los insultos racistas a Maroan
El robo de bal¨®n del punta blanquiazul al portero rival y el idilio de Sancet con el gol alegran un duelo de poco f¨²tbol (1-1)


Una piller¨ªa de Roberto y el olfato de Sancet con el gol bastaron para alegrar un duelo con tanta entrega como poco f¨²tbol, una igualada y un envite manchado por los insultos racistas de la grada hacia Maroan. Eso advirti¨® I?aki Williams ¡ªque hace cuatro a?os recibi¨® en el mismo estadio vejaciones xen¨®fobas y que el caso lleg¨® a los juzgados¡ª al colegiado, que par¨® el envite para activar el protocolo para estos casos. Luego rod¨® el bal¨®n y el empate le vale al Espanyol para eludir la zona de la quema y al Athletic para atornillarse en los puestos de Champions, adem¨¢s de para igualar la segunda mejor marca de encuentros sin perder, pues ya son 15 como sucediera hace 41 a?os con Clemente. El hito queda en 20, al final del curso 1928-29, y durante toda la temporada siguiente.
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El Espanyol, escarmentado cuando pretendi¨® en sus inicios jugar al intercambio de golpes, aprendi¨® hace tiempo que su aspiraci¨®n no pasa por las filigranas ni por el juego pl¨¢stico, tampoco por lo est¨¦tico. Juega poco, que es mucho porque con eso le alcanza para negar al rival, tambi¨¦n para creer en la salvaci¨®n. Lo suyo es el f¨²tbol rudo, ese que no tiene ali?os, que sale de la ra¨ªz sin miramientos, pelotazos largos que pretenden ser desplazamientos con intenci¨®n a los desmarques de los extremos o al pecho del delantero centro para reconvertir la jugada en una contra, para tratar de definirse puntualmente en campo ajeno. Lo suyo es el reinado de las segundas jugadas, detalles que definen partidos. Lo suyo es todos juntos y a una, estrecheces para el rival. Todo eso lo comprob¨® el Athletic, que quer¨ªa m¨¢s pelota entre las botas, aura de equipo result¨®n, confianza que otorgan los resultados. Pero pronto entendi¨® que o afinaba el pie para descontar las aguerridas l¨ªneas de presi¨®n rivales, o no hab¨ªa tut¨ªa con ataques en est¨¢ticos, que Maroan no recib¨ªa balones en condiciones y Sancet tampoco actuaba de crupier en los metros finales ni se pod¨ªa presentar por sorpresa en el ¨¢rea. La contienda no correr¨ªa por parajes de toque y mimos al bal¨®n, sino de brega y f¨ªsico. Eso quer¨ªa el Espanyol y a eso acab¨® por jugar el Athletic, porque puede que tenga piernas t¨¦cnicas y habilidosas, pero su coraz¨®n de le¨®n nunca reh¨²ye de la lucha como bien explica la historia y la her¨¢ldica que lleva a cuestas.
Aunque hay batallas que ya no se juegan ni comparten, como bien entendi¨® el colegiado, que en el ecuador del primer acto detuvo el encuentro porque escuch¨® insultos racistas hacia Maroan. Resulta que, tal y como explic¨® en el acta, I?aki Williams se acerc¨® al colegiado para explicarle que desde la grada estaban vejando a su compa?ero. ¡°Me comunic¨® que le gritaban ¡®puto moro¡¯. Por lo que en ese momento apliqu¨¦ el protocolo establecido para estos casos, El partido se reanud¨® tras comunicar estos hechos al Delegado del campo y dar traslado de los mismos a la Unidad de Control Operativo de la Policia encargada de la seguridad en el estadio, despu¨¦s de hacerse p¨²blico por la megafon¨ªa el comunicado pertinente para estas situaciones¡±, rez¨® el acta arbitral. Unos pocos que son muy necios. ¡°El Espanyol tiene leyendas como N¡¯Kono, que es negro, a un lateral marroqu¨ª. Cuatro t¨ªos no pueden empa?arlo todo y el ¨¢rbitro lo ha hecho muy bien¡±, concedi¨® I?aki. Por lo que volvi¨® a rodar el bal¨®n, aunque fuera a trompicones, por m¨¢s que el Athletic comenz¨® a merodear las inmediaciones del ¨¢rea rival. Ora un remate torcido de Maroan; ora un centro envenenado de Yuri; ora un disparo demasiado alto de Sancet¡ Pero nada que descosiera al entramado defensivo del oponente, tan nutrido como bien plantado.
M¨¢s choque que f¨²tbol y de nuevo sonrisa blanquiazul, que de la premura hac¨ªa virtud, capaz de subrayarse a la contra con dos disparos (Puado y Romero) que no cogieron porter¨ªa por poco, y uno m¨¢s de Jofre que le peg¨® a la carrera y centrado. Se qued¨® en un susto, m¨¢s de lo que pod¨ªa presumir hasta entonces el Athletic.
Nada vari¨® tras el resuello, equipos sin ingenio para filtrar el ¨²ltimo pase ni encontrar el remate definitivo, f¨²tbol de desgaste y bostezo. El ejemplo eran los arietes, Quijotes que luchaban contra molinos de viento, Maroan por un lado y Roberto por el otro, carreras y desmarques sin premio. O no¡ Porque Roberto le llev¨® la contraria a la l¨®gica y al juego, tambi¨¦n al Athletic y sobre todo a Unai Sim¨®n. Resulta que Vivian le cedi¨® el esf¨¦rico al portero en una jugada que no entra?aba peligro. Control y oteo del horizonte, despreocupado porque era un pase atr¨¢s para volver a empezar. Aunque se enred¨® un segundo de m¨¢s para entregar el esf¨¦rico a un compa?ero, tiempo que aprovech¨® Roberto para aparecer de la nada, para marcarse un sprint a lo Usain Bolt, para tirarse al suelo y reba?arle la pelota, para enviarla de paso al fondo de la red, para festejar un gol tan ins¨®lito como reparador. Era la piller¨ªa con botas. Era el recuerdo al tanto de Tamudo en la final de la Copa de 2000 ante el Atl¨¦tico, cuando le sis¨® la bola con la cabeza a Toni mientras la botaba, cuando defini¨® el triunfo blanquiazul.
No ocurri¨® lo mismo en Cornell¨¤ porque el Athletic tiene en Sancet a un trescuartista con una pegada sin igual, futbolista que vale un potos¨ª. Eso explic¨®, una vez m¨¢s, cuando el Espanyol dej¨® consternado al rival. Pidi¨® el protagonismo y el bal¨®n, disparos por doquier. Primero le peg¨® desde el v¨¦rtice del ¨¢rea y Joan Garc¨ªa respondi¨® con una palomita sensacional; despu¨¦s conect¨® un disparo que pareci¨® cantarse gol hasta que la pierna de Romero dict¨® lo contrario. Y despu¨¦s, a la salida de un c¨®rner, chut¨® a la remanguill¨¦ para que el bal¨®n, caprichoso, rebotara en el trasero de Calero y acabara en la porter¨ªa, en el gol del empate. Fueron los ¨¢nimos que necesitaba el Athletic, m¨¢s profundo con Nico Williams en el campo, al fin un equipo volcado al ataque. Pero Sancet no volvi¨® a decir la suya y la punter¨ªa brill¨® por su ausencia. No hab¨ªa para m¨¢s.
Clasificaci¨®n | PT | PJ | PG | PE | PP |
---|---|---|---|---|---|
13
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30 | 24 | 7 | 9 | 8 |
14
![]() |
29 | 24 | 8 | 5 | 11 |
15
![]() |
24 | 24 | 6 | 6 | 12 |
16
![]() |
24 | 24 | 5 | 9 | 10 |
17
![]() |
23 | 24 | 6 | 5 | 13 |
Clasificaci¨®n | PT | PJ | PG | PE | PP |
---|---|---|---|---|---|
2
![]() |
50 | 24 | 14 | 8 | 2 |
3
![]() |
48 | 23 | 15 | 3 | 5 |
4
![]() |
45 | 24 | 12 | 9 | 3 |
5
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41 | 24 | 11 | 8 | 5 |
6
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35 | 23 | 9 | 8 | 6 |
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