Anne, Emmanuel y los dem¨¢s
Los Juegos Ol¨ªmpicos escenifican batallas. Deportivas en los estadios. Y despiadadas en los palacios del poder
¡ªCuanto menos lo veamos, mejor.
Est¨¢bamos hace unos d¨ªas con el fotoperiodista Albert Garcia en el monumental despacho de Anne Hidalgo en el H?tel de Ville, el Ayuntamiento de Par¨ªs. La semana anterior la alcaldesa de Par¨ªs se hab¨ªa ba?ado en el Sena. Hubo un ausente en el chapuz¨®n, pese a que hab¨ªa dado a entender que estar¨ªa: el presidente Emmanuel Macron. En el pa¨ªs de la langue de bois ¡ªliteralmente, la lengua de madera: la costumbre de tantos pol¨ªticos de hablar por no decir nada¡ª, la sinceridad se agradece. Y la respuesta de Hidalgo cuando mencionamos la ausencia de Macron en el r¨ªo fue rotunda, por decirlo con suavidad.
Los Juegos han empezado. Y no hay tregua entre el El¨ªseo y el H?tel de Ville.
¡°?Hagan Juegos!¡±, titula este fin de semana el diario Lib¨¦ration. ¡°Entre Emmanuel Macron y Anne Hidalgo, rien ne va plus¡± El rien de va plus se refiere a la expresi¨®n del crupier con la ruleta y puede significar tambi¨¦n: ¡°Ya nada va bien¡±.
Lib¨¦ration sostiene que Hidalgo, aunque en la ceremonia inaugural l¨®gicamente se sentase en la tribuna de autoridades, ¡°brill¨® por su ausencia, en las pantallas y en los discursos oficiales¡±. Macron, seg¨²n el diario de izquierdas, voluntariamente la ¡°eclips¨®¡± y la ¡°invisibiliz¨®¡±. El El¨ªseo lo niega.
Par¨ªs es una ciudad dual. La rive gauche, intelectual; la rive droite, comercial. El oeste, burgu¨¦s y conservador; el este, popular y revolucionario (el mapa de los barrios que se levantaron en la Comuna de Par¨ªs coinciden con los que ahora votan a la izquierda). Y otra dualidad: el Palacio del El¨ªseo y el H?tel de Ville, los dos polos del poder pol¨ªtico que el peat¨®n estos d¨ªas ha podido visitar.
Primera etapa: recepci¨®n en los jardines del Elys¨¦e. Los perros ¡ªNemo y los galgos kazajos Jules y Jeanne¡ª pasean entre los invitados. Hay periodistas que piden selfis con Emmanuel. Ni una palabra sobre la alcaldesa. Corrillo en torno a Brigitte, quien intenta explicar por qu¨¦ las primeras damas no tienen sobre sus c¨®nyuges la influencia de la que se les atribuye: ¡°Nos oyen, nos escuchan, pero no siempre hacen lo que les decimos.¡±
Segunda etapa: almuerzo en el H?tel de Ville. El tema son los Juegos. Y Macron. Frases apuntadas al vuelo cuando habla del presidente y sus colaboradores y su voluntad de marginarla durante los preparativos: ¡°Han sido muy duros.... Intentaron apartarme... Actitudes politiqueras extra?as...¡±.
Rien ne va plus. Y ahora, mientras el peat¨®n mira el boxeo por televisi¨®n y redacta estas l¨ªneas, piensa que el verdadero deporte de combate es la pol¨ªtica, y que una de las competiciones que habr¨¢ que seguir estas semanas ser¨¢ la que enfrentar¨¢ a Hidalgo y a Macron. Y se acuerda de Barcelona 92, donde hab¨ªa un jefe del Estado y otro del Gobierno y un alcalde y un jefe del COI barcelon¨¦s, y un presidente auton¨®mico, y todo acab¨® funcionando. Aquellos fueron los Juegos de Pasqual Maragall, acaso de Juan Carlos I, o los de Samaranch...
Y piensa que en Par¨ªs quiz¨¢ no sean ni el presidente ni la alcaldesa quienes se lleven esta medalla de oro. Porque hay otro candidato, un tipo que ya gan¨® tres oros ol¨ªmpicos durante su carrera como cano¨ªsta, que se pasea con zapatillas deportivas por los pasillos del poder y al que todos conocen por ¡°Tony¡±. Es Tony Estanguet, el presidente del Comit¨¦ Organizador.
Este invierno, ante un plato de pasta en un restaurante en el extrarradio norte de Par¨ªs, el peat¨®n le pregunt¨® qu¨¦ le quitaba el sue?o.
¡°A m¨ª, personalmente, no gran cosa¡±, respondi¨® Tony. ¡°Nada muestra que no lo vayamos a lograr¡±
El tiempo, por ahora, le da la raz¨®n.
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