Ellas no solo hacen historia, ellas nos hacen mejores
Esta victoria tiene el retrogusto de la denuncia y de la pelea, igual que aquella otra de 2011, cuando el Rayo Vallecano femenino gan¨® por tercera vez la Superliga y lo hizo sin m¨¦dico, sin gimnasio y sin sueldo
La victoria de las campeonas del mundo es ¨¦pica, no solo por lo que han ganado sino tambi¨¦n por todos los prejuicios que han tenido que derrotar por el camino. El f¨²tbol (masculino) es (solo) f¨²tbol; el femenino, en cambio, es algo m¨¢s. Por eso, ellas no solo hacen historia, sino que adem¨¢s nos hacen mejores. Porque con ellas han jugado todas las ni?as que alguna vez llamaron al timbre de un portal en la periferia y dijeron aquello de ¡°b¨¢jate el bal¨®n¡±, aunque supieran que no ¡°las dejar¨ªan¡± jugar. Ellas juegan sin recursos y contra todos los que siguen diciendo (porque siguen) que ¡°ni es f¨²tbol ni es femenino¡±. Ellas juegan por un salario m¨ªnimo de 16.000 euros cuando el m¨ªnimo de la Primera masculina es de 186.000. Por eso el gol de Olga Carmona provoca la emoci¨®n de la victoria pero tambi¨¦n de la justicia. Porque ellas rompen la voz de la periodista Alicia Ar¨¦valo, de 24 a?os, con la alegr¨ªa del instante pero tambi¨¦n de la Historia. Ellas nos recuerdan que solo el 10% de las futbolistas espa?olas tiene un salario que las permite subsistir gracias al deporte. Por eso esta victoria tiene el retrogusto de la denuncia y de la pelea. Igual que aquella otra de 2011, cuando el Rayo Vallecano femenino gan¨® por tercera vez la Superliga y lo hizo sin m¨¦dico, sin gimnasio y sin sueldo. ¡°Todo se ha conseguido por el esfuerzo de las jugadoras. Sin cobrar. Solo se ha logrado por su esfuerzo, por su trabajo y por el trato personal¡±, dijo entonces Joserra Hern¨¢ndez, su entrenador. Hoy, otra vez, la victoria es de las jugadoras m¨¢s que de nadie. Ellas lo han hecho posible y al resto nos toca no ceder ni un mil¨ªmetro del terreno conquistado.
¡°Lo que nosotros queremos ma?ana es ser los mejores del mundo. Conseguiremos ser los mejores del mundo ganando la final¡±, aseguraba Jorge Vilda, entrenador y primer aliado del equipo, en la rueda de prensa antes de la final, en un lapsus que revelaba una falta de sinton¨ªa con la realidad tan grande que hace pensar que Vilda vive en otro mundo. Uno donde convive con el presidente de la Federaci¨®n Espa?ola de F¨²tbol, Luis Rubiales, quien mostr¨® tal que as¨ª su emoci¨®n tras la victoria ante Suecia. ¡°Yo quiero hoy reconocer a las 23 mejores futbolistas que he conocido, al cuerpo t¨¦cnico con mayor dedicaci¨®n, mayor entrega... Se lo merecen mucho ellos, se lo merece Espa?a y nos lo merecemos porque somos cojonudos¡±. Otro lapsus sin mala baba: ¡°Porque somos cojonudos¡±.
Eso mismo debieron de pensar los directores de Marca y As cuando el d¨ªa antes de la final dedicaron sus portadas al m¨ªster. Primer plano en solitario de Jorge Vidal. ¡°Me molest¨® que se dudara de mi honorabilidad¡± (Marca) y ¡°Nunca dudamos de este equipo¡± (As). Ya se sabe, para que el deporte femenino triunfe sigue siendo imprescindible que alg¨²n hombre haga el esfuerzo de no dudar de las mujeres. Se le escapaba al presidente en otra de las Rubi-perlas de estos d¨ªas: ¡°Cuando les das las herramientas, te la devuelven con creces¡±. Siendo, en su oraci¨®n, que quienes dan las herramientas son ellos y quienes devolvemos, siempre con creces, somos las mujeres.
Claro que antes era mucho peor. Lo cuenta Alfredo Rela?o en un reportaje de EL PA?S titulado ¡°La lecci¨®n de aquellas a las que llam¨¢bamos pedorras¡±, donde desvela que en los setenta, el redactor jefe de Marca insultaba con tan escatol¨®gico calificativo a las jugadoras. Aunque el primer p¨¢rrafo matiza: ¡°No lo culpen. Su forma de expresarse no era singular, sino general¡±. Pero hoy, gracias a ellas, podemos decir que s¨ª culpamos. Culpamos porque exigimos justicia a todos los que han consentido (y a¨²n consienten) que el deporte en general y el f¨²tbol en particular siga siendo un hervidero de machismo. Igual que a todos los que insisten en despachos, campos, bares, vestuarios, redes sociales, colegios y salones que el machismo es tolerable cuando es generalizado. Cuando no es verdad, ni en el f¨²tbol ni en la vida. Nunca es tolerable y adem¨¢s no son mayor¨ªa. Ellas lo han hecho posible y lo han vuelto visible. Por eso, a ellas, nadie se lo podr¨¢ quitar. Y a las dem¨¢s, nadie nos lo podr¨¢ negar.
Puedes seguir a EL PA?S Deportes en Facebook y Twitter, o apuntarte aqu¨ª para recibir nuestra newsletter semanal.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.