Espa?a se hace inmortal con la conquista de su primer Mundial femenino
La selecci¨®n dirigida por Jorge Vilda, definida por la inteligencia de Bonmat¨ª y un zurdazo de Olga Carmona, desmonta a la poderosa Inglaterra para conquistar el t¨ªtulo y alcanzar la gloria
Espa?a derrib¨® la puerta de la eternidad para hacerse inmortal, para ponerse el laurel de oro y diamantes, para significarse al fin como la mejor del mundo, cosa que llevaba a?os haciendo en las categor¨ªas inferiores. Es, sin embargo, el relato de una selecci¨®n que en pocos a?os ha hecho mucho, siempre a rebufo de las grandes potencias como Estados Unidos, Alemania o los equipos n¨®rdicos; ahora referencial y ejemplo del planeta f¨²tbol porque, igualado el f¨ªsico, no hay quien le tosa ni le quite el bal¨®n o la identidad. Lo intent¨®, en cualquier caso, una Inglaterra el¨¦ctrica y de recursos, en ocasiones un conjunto en combusti¨®n; aunque insuficiente en cualquier caso para discutir que Espa?a es la gloriosa campeona de la Copa del Mundo en su tercera intentona, nuevo y definitivo cap¨ªtulo en la historia del f¨²tbol jugado por mujeres.
Espa?a se mir¨® al espejo y se encontr¨® de una vez por todas con un rival que le discuti¨® el esf¨¦rico, que incluso tambi¨¦n le explic¨® que pod¨ªa circular el bal¨®n con tanta o m¨¢s diligencia, por m¨¢s que su hoja de ruta para llegar a la porter¨ªa contraria fuera bien diferente. Para Inglaterra el f¨²tbol es un pelo m¨¢s primario aunque no menos eficaz, pues se contenta con los pases de seguridad en defensa para lanzar en largo a los costados ¡ªpor algo es la naci¨®n del seven-eleven, en referencia a los extremos que se hinchan a sacar centros¡ª, donde trataba de generar superioridades con las proyecciones ofensivas de las carrileras (Bronze y Daly) y las diagonales de las delanteras. Ninguna como Hemp, una diablesa con botas, carcoma insaciable que juega tan bien con el cuerpo como con los pies, capaz incluso de hacer tiritar a Paredes. Al menos al inicio porque la central, imperial, se recompuso al tiempo que lo hizo Espa?a, que cuando le cogi¨® el ritmo al duelo y el gusto al toque, evidenci¨® que no hay nadie que se lleve mejor con la pelota. Pero antes de eso, Inglaterra tuvo sus momentos, sus aspiraciones.
Resulta que las Lionesses se defin¨ªan con ese juego largo, con pocos pases y muchos metros, con balones que reclamaban las segundas jugadas. Y el f¨ªsico ingl¨¦s, tambi¨¦n la gazuza, quiz¨¢ la mentalidad arrolladora porque el ¨¦xito le precede ¡ªpor algo venci¨® en la pasada Eurocopa y pis¨® esta final de la Copa del Mundo¡ª, bastaba para imponer su ley, para cobrarse metros al estilo rugby, palmo a palmo, parcela a parcela. Y de ah¨ª, como de los saques de banda, extra¨ªa oro Inglaterra, de nuevo una Hemp que buscaba las cosquillas con velocidad y brega, oportunista y Carpanta del ¨¢rea porque en dos ocasiones seguidas se gan¨® el bal¨®n y la posici¨®n, remates tibios, sin embargo, para siquiera incomodar a Cata Coll, portera que no entiende de miedos ni temblores. Aunque no ocurri¨® lo mismo cuando Daly pis¨® el ¨¢rea por la izquierda, cuando cedi¨® el esf¨¦rico hacia la llegada de Hemp, que puso el interior de bota izquierda con mala baba pero excelente intenci¨®n, disparo solo escupido por el travesa?o. Pero Espa?a, como ha ocurrido durante todo el torneo, supo sufrir y madurar el envite, llev¨¢rselo a su terreno.
Lo hizo como sabe, con la pelota entre las botas, con la voluntad de sacar el bal¨®n desde la ra¨ªz por m¨¢s que Inglaterra seleccionara siempre el acoso ¡ªcuando hab¨ªa un mal control espa?ol, cuando una jugadora estaba de espaldas a la porter¨ªa rival, cuando se daba un pase comprometido¡ª, y tratara de desnaturalizarla neg¨¢ndole l¨ªneas de pase. Pero a la que aparec¨ªan Jenni y Aitana para dar sentido al f¨²tbol, el juego se volv¨ªa de color rojo. Como en esa triangulaci¨®n de ¨¢rea a ¨¢rea, el tuya-m¨ªa de Olga y Jenni para la carrera de Salma, que pis¨® la l¨ªnea de fondo a la espera de un crochet que no lleg¨®. Lo mismo que ocurri¨® con otro centro de Olga al que ni Salma ni Alba Redondo supieron ponerle el lazo. Pero Espa?a ten¨ªa m¨¢s y llegaba a partir de Salma y sus carreras, corre que corre, piernas para qu¨¦ os quiero, excelente en la interpretaci¨®n del juego porque era tan efervescente en los desmarques de ruptura como en los de apoyo, quiebros y virguer¨ªas, f¨²tbol diamante. Le fall¨®, en cualquier caso, el remate, ese que entr¨® ante Suecia en la semifinal y ese que se estrell¨® con el poste antes del entreacto. Pero Espa?a ya hab¨ªa dicho la suya.
Fue en un ejercicio de presi¨®n, en un robo de bal¨®n de Aitana, inteligencia y elegancia, que le cedi¨® el esf¨¦rico a Tere Abelleira, la que siempre se salta l¨ªneas de presi¨®n, en ocasiones dos, la ¨²nica que entiende el desplazamiento en largo como una rampa para llegar al gol. Control exquisito de Mariona y doblaba por la izquierda de Olga Carmona como mandan los c¨¢nones de la buena carrilera, que le peg¨® a la carrera un disparo seco y cruzado, ajustado al poste, pero tambi¨¦n a la red. Hero¨ªna en semifinales, leyenda en la final.
No cambi¨® su propuesta Espa?a en el segundo acto como no lo ha hecho en todo el torneo ¡ªaunque frente a Jap¨®n no perdiera la identidad pero s¨ª la compostura, ¨²nico cachiporrazo en el Mundial¡ª, de nuevo abrillantada por la zurda de Jenni y la diestra de Aitana, otra vez catapultada por una Mariona que tras recortar en el bal¨®n del ¨¢rea se sac¨® un disparo que le susurr¨® al poste, pero por fuera. Inglaterra adelant¨® las l¨ªneas y busc¨® destilar un f¨²tbol por dentro para catapultarlo por fuera, ahora con James sobre el c¨¦sped y por la izquierda, jugadora diferencial y superdotada que extra?¨® que no saliera de la partida, balones al ¨¢rea y remates de Hemp y Kelly, ninguno entre los tres palos.
Vilda, entre conservador e inteligente, redobl¨® el costado derecho de laterales ¡ªentr¨® Oihane por Redondo¡ª y sofoc¨® la rebeli¨®n. Tanto que los problemas se dieron en el ¨¢rea de Earps, penalti de Walsh despu¨¦s de sacar a pasear la mano tras un recorte de Mariona, castigo penalizado por el VAR. Pero Jenni, peleada con los once metros, err¨® como le ocurriera ante Costa Rica en la apertura del Mundial, chut flojo y a las manoplas de la portera. Momentos de tiritera para las espa?olas que bajaron la cabeza menos Cata Coll, loca cuerda, gallarda como ninguna. As¨ª, sali¨® del ¨¢rea para despejar con la testa una contra rival, se marc¨® un baile con la pelota no apto para card¨ªacos para descontar a una contrincante y puso el guante a tiempo para torcer el disparo de James. Y con la paz de Cata, con la experiencia al fin de Alexia Putellas ¡ªsuplente, disput¨® los minutos finales¡ª, lleg¨® la tranquilidad de Espa?a, que supo morder, que supo poner el cuerpo, que supo frenar a Inglaterra, que supo sufrir, que supo ganar. Nada m¨¢s y nada menos que un Mundial, ese que reescribe la historia y que las hace inmortales.
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