El emir de Qatar inaugura el torneo y celebra la ¡°diversidad¡± en un palco sin apenas mujeres
Infantino comparte palco con el pr¨ªncipe saud¨ª Mohamed Bin Salm¨¢n. La FIFA recurre a la ONU para aplacar las protestas
¡°Qu¨¦ maravilloso que la gente pueda poner a un lado lo que los divide y celebrar la diversidad y lo que une a todos a la vez¡±, declar¨®, ufano, el emir de Qatar, Tamim bin Hamad Al Thani, en la ceremonia de inauguraci¨®n del Mundial. Apenas 24 horas antes, el presidente de la FIFA, Gianni Infantino, hab¨ªa dicho algo muy parecido al responder a una pregunta: si no se arrepent¨ªa, como su predecesor, Joseph Blatter, de haber llevado el torneo a un pa¨ªs que discrimina a las mujeres -se ve¨ªa a pocas en el estadio- y criminaliza la homosexualidad. ¡°Personas de todas las razas, nacionalidades, creencias y orientaciones se reunir¨¢n en Qatar y alrededor de las pantallas en distintos continentes para compartir emociones¡±, a?adi¨® el emir, obviando las campa?as que llaman a boicotear este Mundial tambi¨¦n desde casa.
En el palco de autoridades del estadio Al Bayt, a unos 60 kil¨®metros al norte de la capital, Doha, Infantino se sent¨® ¡ªo le sentaron¡ª junto al pr¨ªncipe saud¨ª Mohamed Bin Salm¨¢n, considerado el instigador del brutal asesinato del periodista cr¨ªtico Jamal Kashoggi en el consulado de Estambul en 2018. El pasado septiembre, Bin Salm¨¢n fue nombrado primer ministro del pa¨ªs que lapida y que impone condenas de m¨¢s de 30 a?os de c¨¢rcel por tuitear.
Entre otras autoridades, tambi¨¦n se desplazaron hasta el emirato para asistir a la ceremonia inaugural el presidente egipcio, Abdel Fatah al Sisi; el turco, Tayyip Erdogan; el de Argelia, Abdelmayid Teb¨²n, y la vicepresidenta de Venezuela, Delcy Rodr¨ªguez, cuyas selecciones no participan en este Mundial, adem¨¢s del secretario general de la ONU, Ant¨®nio Guterres, y el presidente del Comit¨¦ Ol¨ªmpico Internacional, Thomas Bach. La FIFA ha tirado de Naciones Unidas para tratar de zafarse de las cr¨ªticas por celebrar el Mundial en Qatar. El s¨¢bado anunci¨® que se hab¨ªa asociado con la ONU ¡°para llevar adelante campa?as sociales¡± durante el torneo. Los lemas son: ¡°El f¨²tbol une al mundo¡±; ¡°Salvemos el planeta¡±; ¡°Protejamos a los ni?os¡±; ¡°Compartamos la comida¡±; ¡°Educaci¨®n para todos¡±; ¡°F¨²tbol en las escuelas¡±; ¡°No a la discriminaci¨®n¡± y ¡°A movernos¡±.
El actor Morgan Freeman, el mismo que interpret¨® a Nelson Mandela en Invictus, asegur¨® desde el c¨¦sped ¡ªcubierto para la ceremonia previa al primer partido por una larga lona¡ª, que el f¨²tbol da la vuelta al mundo, une a las naciones y tambi¨¦n a las comunidades. Se repitieron mensajes de ¡°tolerancia¡± y ¡°respeto¡±. Infantino insisti¨® en que el f¨²tbol es una especie de pegamento para todo.
Hubo fuegos artificiales, espectaculares juegos de luces y actuaciones musicales: canciones tradicionales y modernas; como las de Jungkook, uno de los miembros del grupo surcoreano BTS, que interpret¨® Dreamers (so?adores) y el catar¨ª Fahad Al Kubaisi, ¡°activista de derechos humanos¡± seg¨²n la nota de prensa de la FIFA.
La ceremonia resucit¨® a Naranjito y a otras mascotas hist¨®ricas de los mundiales que, en comparaci¨®n, eran mucho m¨¢s peque?as que la de Espa?a 1982, incluido un armadillo. La de esta edici¨®n de la Copa del Mundo es un turbante blanco y sonriente, pero lo pusieron a flotar en el aire y hab¨ªa que fijarse mucho para no confundirlo con el fantasmita C¨¢sper. En ese af¨¢n de mostrar concordia y unidad, grupos musicales interpretaron canciones t¨ªpicas de las aficiones de cada pa¨ªs ¡ªla cuota espa?ola fue para ¡°Yo soy espa?ol, espa?ol, espa?ol¡±¡ª.
El primer partido, un Qatar-Ecuador, se celebr¨®, para subrayar ese mensaje de pueblo hospitalario e integrador, en un estadio, el Al Bayt, con forma de jaima. El reguero humano entr¨® hasta llenarla casi por completo - el narrador anunci¨® 67.372 espectadores- despu¨¦s de un monumental atasco y las broncas a grito pelado sacando medio cuerpo por la ventanilla. Hay instintos universales.
Tambi¨¦n se acercaron al estadio algunos aficionados sin entrada, y varios de ellos se pusieron a rezar en el c¨¦sped de las inmediaciones con camisetas de sus jugadores favoritos, como Ronaldo. Pero no les ayud¨® Dios esta vez: Ecuador sentenci¨® el partido en el primer tiempo, motivo por el cual muchos decidieron no volver tras el descanso para ver los siguientes 45 minutos. La afici¨®n catar¨ª ten¨ªa, de espaldas al campo, a una especie de director de orquesta que iba indicando a la grada de fans cu¨¢ndo deb¨ªan gritar, saltar o cantar, como el p¨²blico que asiste a esos programas de televisi¨®n con aplausos y risas enlatadas. Al otro lado del campo, los aficionados ecuatorianos parec¨ªan m¨¢s espont¨¢neos, m¨¢s habituados a los rituales del f¨²tbol.
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